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listado de poemas en audio por primeros versos letra l

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339 poemas con la letra "l"

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L’acàcia plena de lluna de Marià Manent
L ac cia plena de lluna gemega en la nit d argent. El setembre passa amb una llarga tremolor de vent. Lluu l estelada dispersa i se m recull l esperit, oint la vaga conversa del vent, l ac cia i la nit. Ai, que el meu cor ploraria i m és feixuc com el fang, davant la nit, que fa via tota vestida de blanc!...
Para la abuela, que hablaba con pájaros creyéndolos ángeles de Hugo Gutiérrez Vega
La abuela abría las puertas de la mañana; entraba el sol por el balcón cerrado y un rayo se pegaba a sus gafas solares. El día andaba ya por los corredores abrillantando las plumas del pájaro ciego, jugando un rato con los peces anhelantes en un marecito engañoso, y con el caracol de filos negros en su playa de cristal...
El cielo que es azul de Jorge Guillén
La acumulación triunfal en la mañana festiva hinche de celeste azul la blancura de la brisa ¡Florestas, giros, suspiros en islas a la deriva! Pies desnudos trazan vados entre todas las orillas que junio fomenta, verdes, liberales y garridas. Y los aros de los niños fatalmente multiplican ondas de gracia sobrante...
Emilia de Gerardo Diego
La adelantada fuiste tú en la tierra a sonreír desde la cuna, tú, nuestra adelantada hoy en el cielo, rica de primogenitura. Si la primera entre los diez hermanos fuiste en la cuna y en la tumba, más crecida entre todos, nos preparas en nueva casa nueva cuna. Hoy es 15 de agosto y es...
La alegría del pueblo de Carlos Marighella
La alegría del pueblo Gran jugada por la extrema derecha, el balón de cuero como pegado al pie. Un drible imposible... Garrincha se hace a un lado, y en el suelo se estrella el adversario. Carcajada total, el Maracaná se estremece... Allá sigue el puntero los focos barren la luz en el césped...
La alondra de Alberto Blanco
La alondra construye con su canto topacios inalterados por el vuelo: paisajes remotos en lo inmediato El sol en los viñedos de las colinas y las últimas sombras en la tierra bajo el cielo plateado más que azul. Cristales nacidos de los 4 vientos: memorias de viajeros que no aceptan...
El rey borrico de Rafael Pombo
La Animalía reunida eligió un día Por soberano a un burro de alquería, Y el Rey Borrico inauguró su mando Con el rebuzno del siguiente bando: Óyeme, Falderí, dijo al Faldero, Sé por hoy mi ordenanza o mensajero; Ponte la gorra...
La aurora de Federico García Lorca
La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean en las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada...
La aurora va resbalando... de Rafael Alberti
La aurora va resbalando entre espárragos trigueros. Se le ha clavado una espina en la yemita del dedo. ¡Lávalo en el río, aurora, y sécalo luego al viento! De: Marinero en...
La bala de Salomón de la Selva
La bala que me hiera será bala con alma. El alma de esa bala será como sería la canción de una rosa si las flores cantaran o el olor de un topacio si las piedras olieran, o la piel de una música si nos fuese posible tocar a las canciones desnudas con las manos. Si me hiere el...
La banda gigante de Fina García Marruz
La banda gigante, como los alones de su sombrero provocador al frente, quiere romper, inaugurar lo enorme. (Lo enorme, cariñosamente, brilla). ¡La banda gigante, como las ligas gigantes, el teipe en la pelota, el batazo en lo azul un descampado de Domingo!...
De los milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo
La benedicta Virgen es estrella clamada, estrella de los mares, guïona deseada, es de los marineros en las cuitas guardada, ca quando éssa veden es la nave guiada. Es clamada, y éslo de los cielos, reína, tiemplo de jesu Christo, estrella matutina, sennora natural, pïadosa vezina, de...
La Bluebonnet de Efraín Huerta
La Bluebonnet me preguntó: ¿Y Andrea? Yo me quedé mirándola con amarga mirada. ¿Andrea? Oh flor, oh dulce flor de cielo y humedecida tierra, ¿por qué con tu pregunta, vino al mundo esta lágrima de perfecta...
Nana de la cabra de Rafael Alberti
La cabra te va a traer un cabritillo de nieve para que juegues con él. Si te chupas el dedito, no te traerá la cabra su cabritillo. De: Marinero en...
Escena prima de Rodolfo Hinostroza
La cadenza en el fondo del jardín caballeros laberínticos la mano que deja caer la mierda se llena de rocío has escuchado este mismo canto en tu infancia llamados en los largos corredores I love you I hate you la avidez de la boca me ahoga Quiero Quiero Quiero morder despedazar...
La carga ahora contra los Palacios... (El sueño de las escalinatas 8) de Jorge Zalamea
La carga ahora contra los Palacios! ¡La carga sí contra esa crestería de mármoles varicosos, de oxidados cobres, de roídos ladrillos amarillos que aquí, sobre las escalinatas, sobre los Templos, frente al Río y a espaldas de la ciudad cuitada, ...
Informe sobre caricias de Mario Benedetti
La caricia es un lenguaje si tus caricias me hablan no quisiera que se callen 2 La caricia no es la copia de otra caricia lejana es una nueva versión casi siempre mejorada 3 Es la fiesta de la piel la caricia mientras dura y cuando se aleja deja sin amparo a la lujuria 4 Las caricias de los sueños...
Baile de Federico García Lorca
La Carmen está bailando por las calles de Sevilla. Tiene blancos los cabellos y brillantes las pupilas. ¡Niñas, corred las cortinas! En su cabeza se enrosca una serpiente amarilla, y va soñando en el baile con galanes de otros días. ¡Niñas, corred las cortinas! Las calles están...
La carne con olor a tierra... de Homero Aridjis
La carne con olor a tierra conoce la plegaria contra los mensajeros de lo irreal sombras sobre lo vivo la despiertan para que no adore la bestia ni los espectros coronados por el odio cuando habla abre un tiempo más infinito que ese que la quema amo su temblor su escalofrío ahora y...
Doña Luz (XXI) de Jaime Sabines
La casa me protege del frío nocturno, del sol del mediodía, de los árboles derribados, del viento de los huracanes, de las asechanzas del rayo, de los ríos desbordados, de los hombres y de las fieras. Pero la casa no me protege de la muerte. ¿Por qué rendija se cuela el aire de la...
Nanas de la cebolla de Miguel Hernández
La cebolla es escarcha cerrada y pobre: escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre...
La cena de Griselda Álvarez Ponce de León
La cena es el desliz es la agonía la postrera oración orgasmo y luto un cerrar de cortinas como el fruto del debe y el haber de cada día la última mirada se vacía sobre el mantel de blancos impoluto hermano de color mortaja en bruto símbolo más allá de la alegría...
La cojita está embarazada... de Jaime Sabines
La cojita está embarazada. Se mueve trabajosamente, pero qué dulce mirada mira de frente. Se le agrandaron los ojos como si su niño también le creciera en ellos pequeño y limpio. A veces se queda viendo quién sabe qué cosas que sus ojos blancos se le vuelven rosas. Anda entre toda la...
La cólera que quiebra al hombre en niños... de César Vallejo
La cólera que quiebra al hombre en niños, que quiebra al niño en pájaros iguales, y el pájaro, después, en huevecillos; la cólera del pobre tiene un aceite contra dos vinagres. La cólera que al árbol quiebra en hojas, la hoja en botones desiguales y al botón, en ranuras telescópicas;...
Poema CI de Dulce María Loynaz
La criatura de isla paréceme, no sé por qué, una criatura distinta. Más leve, más sutil, más sensitiva. Si es flor, no la sujeta la raíz; si es pájaro, su cuerpo deja un hueco en el viento; si es niño, juega a veces con un petrel, con una nube... La criatura de isla trasciende siempre al mar que la rodea y al que no la rodea...
Rostro final de Vicente Aleixandre
La decadencia añade verdad, pero no halaga. Ah, la vicisitud no se cancelará, pues todo es el tiempo. Más sí su doloroso error, su poso triste. Más bien su torva imagen. su residuo imprimido: allí el horror sin máscara. Pues no es el viejo la máscara sino otra desnudez impúdica; más...
Por miedo de Amado Nervo
La dejé marcharse sola... y, sin embargo, tenía para evitar mi agonía la piedad de una pistola. ¿Por qué no morir? pensé ¿Por qué no librarme desta tortura? ¿Ya qué me resta después que ella se me fue? Pero el resabio cristiano me insinuó con voces graves: !Pobre necio, tú qué...
Plenitud del tiempo de Jaime Labastida
La destrucción del fuego, atroz, y la del tiempo. El bosque que crepita, a sal, torturas largas. La alegría, por supuesto. El tiempo reconstruye la tiniebla. ¿Qué va a ser, si no tiempo, cada nuez en su rama, exacta, fría? Adentro de la hoja, el huracán. Hundida ya en el agua, la tormenta, ese tiempo feroz que la atosiga...
Algún vestigio de tu paso de Enrique Molina
La dulzura de recordar el sol en la espiral del sueño y el vano poder de haber ido tan lejos. Es tan extraño perdurar, oír aún la lenta letanía de los huesos y el hechizo del mundo. Déjame ver, déjame ver: sin duda, alguien me condujo hasta aquí y se oculta, alguien cubierto de...
Goya de Rafael Alberti
La dulzura, el estupro, la risa, la violencia, la sonrisa, la sangre, el cadalso, la feria. Hay un diablo demente persiguiendo a cuchillo la luz y las tinieblas. De ti me guardo un ojo en el incendio. A ti te dentelleo la cabeza. Te hago crujir los húmeros. Te sorbo el caracol que te hurga en una oreja...
Pobre Desdémona de Eduardo Lizalde
La espalda de esta luz son esos sueños tuyos, amada, que duelen al soñarse y que hacen florecer las prímulas y azahares en tus flancos. Y caen del lecho moras de grueso jugo, cuando sueñas; y zarzarrosas crecen bajo el cojín de pluma; y tiernos gansos pican, bajo el tálamo, hierbas prodigiosas del sueño enternecido...
El mañana efímero de Antonio Machado
La España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y alma inquieta, ha de tener su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta. En vano ayer engendrará un mañana vacío y por ventura pasajero. Será un joven lechuzo y...
Balada de lo que el viento dijo de Rafael Alberti
La eternidad bien pudiera ser un río solamente, ser un caballo olvidado y el zureo de una paloma perdida. En cuanto el hombre se aleja de los hombres, viene el viento que ya le dice otras cosas, abriéndole los oídos y los ojos a otras cosas. Hoy me alejé de los hombres, y solo, en...
Eternidad de Enriqueta Ochoa
La eternidad mece, ondula, abre de par en par su túnica de viento; en el espacio de su seno esplende una constelación de luz acumulada. El Padre la detiene. Un instante mete su mano turbulenta hasta la entraña y la abre sobre la piel del mundo. Un alud de semillas caen, parpadeando...
Comienza un lunes de Eliseo Diego
La eternidad por fin comienza un lunes y el día siguiente apenas tiene nombre y el otro es el oscuro, al abolido. Y en él se apagan todos los murmullos y aquel rostro qua amábamos se esfuma y en vano es ya la espera, nadie viene. La eternidad ignora las costumbres, le da lo mismo rojo que azul tierno...
Una plaza de Enrique Díez-Canedo
La fachada barroca detuvo en un momento, que ya es de siglos, toda su masa en movimiento. Duerme la iglesia. Duerme la plazuela tranquila. Para que no despierte la palmera vigila. La ciudad sus rumores vuelve arrullo sedeño. Una mujer de manto cruza, como un ensueño. De: Epigramas ...
Geografía familiar de Enzia Verduchi
La familia sólo coincide en bodas o entierros, los parientes se reparten estrechos abrazos, retoman una conversación nunca concluida: las mismas preguntas, las mismas respuestas; como si el domingo hubieran compartido la mesa o el miércoles se prestaran el hilo dental. Nos hemos...
Soledad del alma de Gertrudis Gómez de Avellaneda
La flor delicada, que apenas existe una aurora, tal vez largo tiempo al ambiente le deja su olor... Mas, ¡ay!, que del alma las flores, que un atesora muriendo marchitas no dejan perfume en redor. La luz esplendente del astro fecundo del día se apaga, y sus huellas aún forman hermoso arrebol...
Haz el amor conmigo de Alejandro Aura
La fruta Dame ese racimo de uvas negras, niña, dame ese racimo. El antojo Una chiquita en pantalón vaquero, su boquita en francés; al sur del Ecuador la verdad es al revés. Las piernas largas, la cadera angosta, su nalguita alzada; en el Perú yo no soy nada...
El pan nuestro de Vilma Vargas
La gente se amotina de una ventana a otra. El último sol cae en la calle como un perro. La ciudad arde, se arrastra encendida hasta la noche. ¿Cómo vas a ganarte la vida? Llaga la calle con tu alma que va rodando, pero muéstrale los dientes al plumaje del mundo. Poema proporcionado...
Canción para la golondrina de Alejandro Aura
La golondrina es animal corriente, es obvia su semejanza con el torso de una mujer flaca aullando en la cama de los árboles; tocan sus plumas más ocultas las ramas con el viento; es obvia su semejanza con sus piernas, sus caderas (la línea)...
Ala del sur de Efraín Bartolomé
La gran selva dormida: gritos bramar de monos crujir de ramas leves y un silencio magnífico después Desde la fronda un billón de ojos miran el estrellado cielo: su reflejo El ancho río fluye como una vena dulce en la espesura La densa noche tropical y su vaho amoroso bajo la blanca...
La hierba de Eliseo Diego
La hierba es siempre una donde quiera vas a encontrar a la humilde agradecida tanto a un trozo de tierra corroída como a la esplendidez de una pradera la de mi calle nunca desespera cuando el sol es el sol y decidida se abriga en nieve a defender su vida la del terrible norte en primavera yo la vi renacer en Leningrado junto a los muros de un antiguo fuerte como el verdor se le estrechaba al día y al sentirla tan cerca y a mi lado vi que la tierra es una, una la suerte de aquel lugar y de la calle mía.
La hija del diablo se casa... de Marosa Di Giorgio
La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada...
De otro modo de Federico García Lorca
La hoguera pone al campo de la tarde unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus lomos, caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo. Ojo de gato triste y amarillo. Yo, en mis ojos, paseo por las ramas. Las ramas se pasean por el río. Llegan mis...
Llagado de su mano de Gilberto Owen
La ilusión serpentina del principio me tentaba a morderte fruto vano en mi tortura de aprendiz de magia. Luego, te fuiste por mis siete viajes con una voz distinta en cada puerto e idéntico quemarte en mi agonía. Lascivia temblorosa de las tardes de lluvia cuando tu cuerpo balbucía...
La imagen del rey, por ley... de José Martí
La imagen del rey, por ley Lleva el papel del Estado; El niño fue fusilado Por los fusiles del rey. Festejar el santo es ley Del rey; en la fiesta santa ¡La hermana del niño canta Ante la imagen del rey! XXIX De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos...
La procesión de Marilina Rébora
La imagen del Señor va llegando de lejos sobre la muchedumbre la figura resalta; circuida por rayos de argentinos reflejos: se acerca sobre hombres de la intrépida Salta. Detrás, es como un río de vibrantes cortejos, los ojos en la Cruz, que el entusiasmo exalta, y ante la rendición...
Booz ve dormir a Ruth de Gilberto Owen
La isla está rodeada por un mar tembloroso que algunos llaman piel. Pero es espuma. Es un mar que prolonga su blancura en el cielo como el halo de las tehuanas y los santos. Es un mar que está siempre en trance de primera comunión. Quién habitara tu veraz incendio rodeado de azucenas...
Media voz de Blanca Varela
la lentitud es belleza copio estas líneas ajenas respiro acepto la luz bajo el aire ralo de noviembre bajo la hierba sin color bajo el cielo cascado y gris acepto el duelo y la fiesta no he llegado no llegaré jamás en el centro de todo esta el poema intacto sol ineludible noche sin...