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audiovideoteca por nombre
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Jacint Verdaguer |
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La Plana de Vic
En la voz de Núria Espert
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Niuada de cal ndries, poetes de ma terra, jo enyoro vostres c ntics d amor, dintre la mar; avui que el maig aboca ses flors pel pla i la serra, ai!, qui us sentís a l hora de l alba refilar! Qui pogués amb vosaltres volar per les rouredes que beuen les suades de l aspre Pireneu... |
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Jacinto Benavente |
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Monólogo del ladrón de sueños
En la voz de Jacinto Benavente Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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La noche es mi reino, y en la noche las almas, al sumergirse en el profundo mar del sueño, entre sus sombras, exploran la verdad de su vida, como los submarinos al sumergirse bajo las aguas turbulentas observan más seguros la ruta de los barcos sobre ellas navegantes. Y en este reino... |
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Monólogo del ladrón de sueños
En la voz de Jacinto Benavente Colaboración: Luis Ortas
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La noche es mi reino, y en la noche las almas, al sumergirse en el profundo mar del sueño, entre sus sombras, exploran la verdad de su vida, como los submarinos al sumergirse bajo las aguas turbulentas observan más seguros la ruta de los barcos sobre ellas navegantes. Y en este reino de… |
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Jacques Viau |
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Nada permanece tanto como el llanto (I, XVIII)
En la voz de René Depestre
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¿En qué preciso momento se separó la vida de nosotros, en qué lugar, en qué recodo del camino? ¿En cuál de nuestras travesías se detuvo el amor para decirnos adiós? Nada ha sido tan duro como permanecer de rodillas. Nada ha dolido tanto a nuestro corazón como colgar de nuestros labios la palabra amargura... |
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Jaime Augusto Shelley |
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A grandes voces
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Por sobre los escombros llegados a las puertas del insomnio: veinte, treinta años doblado en las esquinas del viento, susurrante de palabras dormidas: pan, hambre, a las puertas del insomnio. Tierra, qué fríos tus senos de ciudad. Hermano, una limosna, por favor . A la una, dos de la... |
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Anacusia
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Escribía sobre el amor, ¡Como si no tuviera otras que decir, más importantes! Sobre cosas que pasan, sobre miasmas de siempre, acerca de pólipos y amibas, y eso sobre el amor . Caía sobre de ello, sobre de ellas tres, hembras de mi alquimia. Escribía sobre ti, yo mismo y otra... |
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Aviso
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Se solicita un patio con macetas rojas y vaho de ladrillo recién regado. Árboles de altura con pájaros silvestres que hagan su ritual de baño y desayuno en una fuente de labra sencilla que enmohezca a ritmo su apacible trazo. Un hogar se solicita. De cancel abierto. De: Patria... |
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El buen camino
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Puedes perderte así un día de fiebre sin saber por dónde la sangre corriendo emponzoñada puedes perderte así un día de rabia Éste es aún el aguerrido mundo de los sueños Nacerás hoy con buena estrella Mirarás y serás reconocido Tomarán tus palabras como justas Crecerás en boca de los... |
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El cerco
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Habrá niebla en los tejados Caerá como nunca sobre largas formas líquidas de luna Tardaremos en llamarle invierno entretenidos en el grisarse de árboles y cosas Será diremos el tiempo que se viene como otoño Pero el año se dará redondo y perfecto como previsto en nuestros viejos... |
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Falta una palabra
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Falta, en el desorden, una palabra. Falta una voz, y otra, y otra más, en el valle de la muerte, en la estación de los sofocos rezumados por el fuego y la sombra. Una palabra que no brote de atarjeas, sino silencio que habla, vibrante. Silencio sonoro que toque cuerpos con su luz... |
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Guía de la Ciudad de México
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Desde las Lomas Heights, donde aún habitan, gozosos, los políticos enriquecidos, los antiguos banqueros, con su blanca (o verde) faz atónita y una numerosa flotilla de grandes capitanes de la industria y el comercio (que siguen nadando en la corriente, antes de que Neza los devore)... |
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He allí la vida
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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No se ama mucho o poco. Se entrega uno, decididamente, en un abrazo que dura toda la vida al ser que palpita en el encuentro: puede cambiar la persona, el ser sigue siendo el mismo. No se ama a veces, o porque sí. Se es siempre ese otro hecho vida presente y temporal. El amor no... |
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Hierro nocturno
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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1 Mucho antes de que estas montañas ratas grises en la solapa aguda del sol antes que cárceles de cieno y luz fueran para mi espíritu domesticado por los azotes inmisericordes del Belcebú embrutecido en mi secreta epidermis el gran reloj del mar meciendo sus aguas sin escoria y las... |
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Himno a la impaciencia
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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1 Señora, acudo al papel y a la tinta, en tiempos en los que hablar es manchar de saliva el orden confuso de las cosas. Escribo confiado a la integridad de mis versos y a la certeza de que el tiempo abrumará de semejanzas aquello que ha de ser verdad. Escribo para ti porque es como... |
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Jornadas
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Es el tiempo inaplazable, nuestro tiempo, avejentado mirador hombro atrás que mira tras de sí. Sin palabras, sin sucesos. Dejando atrás paradójicamente la mirada. Rugosa piel interminable humedecida entre jornadas. Es el sol y es el agua. Hay desplomes salobres de la vista y avidez... |
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La silla
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Si tengo que mirar un día la silla como la miro ahora y tengo que callar a los poetas para decir tan sólo es negra (Y una callejuela de árboles suntuosos se detiene sombra y sopla en los follajes) si tengo que mirar de día la silla y estrecharla y sostenerla (como a una ola hueca... |
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Los pájaros
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Chillaron los pájaros desorbitando su silencio de altas copas Descendieron cóndores y cuervos de aceradas plumas Cientos de voces desencajadas por la ráfaga tomaron la forma de los árboles y callaron recuperaron su silencio Sobreviene el día De: Horas ciegas,... |
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Mariposa azul emprende vuelo
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Esa mañana de luz encrucijada lo vivido del polen, el ansia en convulsión y un abrazo que parece ser el último, dejaban cristalinas casi transparentes veladuras en el desasosiego del lecho tendido entre las flores. No se mide un instante ni dura en precisión más o más. No existe,... |
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Nostalgia del puerto
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Agotado por la furia, estaba en mí cantar alegría, traer al papel un paseo después de los mariscos con cerveza y el café de la Parroquia, aspirar los olores del puerto cuando cae el sol, entre las risas y los gritos de los niños en el malecón; pero vinieron las lluvias, el norte. Y... |
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Patria amaneciendo
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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De la semana escoge algo venido de lunes con vaciedad atropellada. Di que esa mañana saliste a la calle buscando decir, dejar de lado, estallar con todos, cargado de eso que fue y nunca acaba. Martes lumínico, crecido dentro, vida de otros, ahora tuya. Al salir, imagina que no es... |
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Patria traicionada
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Hilo tan delgado casi siempre se rompe. Suelo tan ligero cualquier sobresalto devora. Costra seca que sin desear anda desnuda. Ombligo roto y vuelto a pegar. Agua que nunca se detuvo. Entrañable amor que es pesadumbre: Miedo si se está despierto. Fiebre en primavera, cuando empiezan... |
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Por amor
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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He aprendido de ti Que no basta el gesto ni la acción Que el amor no basta Ni la inteligencia O el susurro exacto Aun más Que la ternura En ciertos casos sale sobrando He aprendido Que el cuerpo La carne El sexo No tiene mucho que ver Con hacer el amor Y seguir vibrante Aprendido Que... |
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Rencor al olvido
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Mezclado al aire tibio y sosegado con que duermes resuena el eco de otro aliento, tembloroso en la distancia mas fresco en el hurgar de mi memoria cavilante al filo de un amanecer que se retrasa al compás de manecillas tercas que van dejando caer, sobre las cosas que más quieres;... |
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Réquiem
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Hundo mis vocales piernas en la espesura álgida del año y callo: escucho. Y una sombra a dos, caídas en la prisa de su sueño, abren llagas de insatisfacción, cólera y miedo en el leprosario ambulante de estas horas. Un hombre o dos. Tal vez una mujer. Tendidos en negros albañales de... |
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Sombras
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Después de los cuerpos van las sombras Átomos dispersos que se encajan en los pisos las paredes que estallan en los bordes dilatándose vuelven y se quedan en el mediodía Van las sombras como cuerpos Los cuerpos como viento De: Horas ciegas,... |
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Tiendo la mano
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Tiendo la mano ahora, no la azoto, no la empuño, no la doblo, tiendo la mano ahora que estoy. Si te digo que voy en calma, miento. Todavía abogo por las uñas y las ansias, rojos los nudillos, todavía no miento. Si te digo arado cuento los surcos entre dedo y dedo. Y hay un fruto y... |
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Victoria es tiempo de ladrones
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Canto 10 Victoria, sí, sentido sobre la razón, madre de instinto, ser de mis espacios, fin de todos los tiempos y principio de todo lo que crece, nada y vuela, germen del fuego y de la música, memoria inamovible de la luz. Cuanto hay de cierto nace de tu risa; la esperanza son tus... |
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Vigilias
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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1 Quise que me conociera como realmente soy. Dejé atrás todas las trampas. En estado de alcohol grité, imploré, ofendí; vomité dolor y miedo sobre su regazo. Cuando me vio, sombrío en la humedad, febril por el desorden, revolcado y puro, casi un recién nacido, sin duda por el tanto... |
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Y ahora, qué
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Antes lo creí pero ya no. El amor no es asunto de dos ni de tres; esto nos concierne a todos. Si beso tus labios, si nos decimos, adiós, mi vida, habrá siempre una voz arremetida, a empeñones un grito como trueno, un lamento, que diga que no. Toma tiempo, lo sé; a distancia, respira... |
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Yalentay
En la voz de Jaime Augusto Shelley
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Queda mucho de las sombras primeras. El sol, espejo y humo, erecto, achica su ojo tutelar y se mece, inconforme, sobre las cosas de barro. Yalentay, ensimismado, abre los brazos: intenso invierno es su susurro. Y sus hijos, y los padres de esos hijos, que también se han marchado,... |
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Jaime Ferrán |
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Cantiga XV
En la voz de Carmen Bernardos
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En mi país, alto como un castillo, cercado por el viento y por el mar, en su mole roquera y olvidada. Tú encontraste morada natural. Desde la áspera piedra pirenaica hasta el vendido Sur de Gibraltar Tú elegiste mis campos cenicientos, mi luz perdida... |
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Jaime Galarza Zavala |
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Che
En la voz de Jaime Galarza Zavala
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Fidel te acuerdas en casa de María Antonia aquella noche tú medias en México la distancia entre Cuba y la Alborada él venía dejando a su ternura bombardeada y cautiva en Guatemala una noche de invasores ciego el ronco canto de su asma pidiendo paz su soledad pidiendo compañera... |
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Jaime García Terrés |
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Algunos
En la voz de Jaime García Terrés
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Yo no sé muchos nombres de volcanes o selvas; esta parte del mundo para mí representa unas doscientas almas (digo doscientas por decir) que miran a lo lejos de distinta manera cada una con cierto dejo de común azoramiento. Oigo silbar el viento rústico, no rehúyo cantar a nuestra fauna ni soslayo la tierra mitológica... |
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Balada
En la voz de Jaime García Terrés
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Esta manera de soñar que tengo. tan a lo vivo, tan sin ley, a mis labios imparte contradicciones y desvíos. El grito se confunde con la más honda tristeza; la tormenta fecunda calmas decisivas. En un mismo papel quedan grabados hijos diversos de diversa llama. por este sueño mío, vagabundo... |
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Cantar de Valparaíso
En la voz de Jaime García Terrés
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¿Recuerdas que querías ser un poeta telúrico? Con fervor aducías los admirables ritos del paisaje, paladeabas nombres de volcanes, ríos, bosques, llanuras, y acumulabas verbos y adjetivos a sismos o quietudes (aun a las catástrofes extremas del planeta) vinculados. Hoy prefieres viajar a medianoche... |
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Conjuro
En la voz de Jaime García Terrés
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De tu mirada llena las bienaventuranzas aguardamos, rotundo sol de mayo: Aquellos cuerpos en la calle solos están. Huye la pena misma de su lado. Catástrofes y fiebres asédianlos ajenas a distancia. Y les niega raíces la tierra que su sombra hiere. No permitas que rueden abolidos... |
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Es cosa de mirar
En la voz de Jaime García Terrés
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Por punto general en el valle de México anda la multitud encubriendo rumores con pieles o plumajes y orquídeas al uso. Es cosa de mirar el ay enjuto cuando la cicatriz del alba lo cobija, la mano lívida que sobrelleva tan densos ademanes. ¡Dioses, mis dioses, milagros desolados éstos!... |
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Esta desmemoria mía
En la voz de Jaime García Terrés
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Yo no tengo memoria para las cosas que pergeño. Las olvido con una torpe facilidad. Y se despeña mi prosa por abismos fascinantes, y los versos esfuman su tozudez como si nada. A veces ni siquiera recuerdo los favores de la bastarda musa pasajera, ni los ayes nerviosos del alumbramiento... |
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Funerales
En la voz de Jaime García Terrés
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1 Lo perdimos de vista, y al final encontramos tras de mucho buscar y trajinar, sólo sus restos cual si lo hubieran devorado insectos energúmenos. Bien lo reconocimos por un diente quebrado, por una cicatriz que le llegaba al hueso, por la noche y el día cuyas puertas se abrían en su calavera... |
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Idilio
En la voz de Jaime García Terrés
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Adolezco de fútiles cariños unos con otros ayuntados. Bebo no sin ternura mi taza de café. Conservo retratos azarosos y animales domésticos. Me absorben los rumores de la calle, Los muros blancos al amanecer, la lluvia, los jardines públicos. Mapas antiguos, mapas nuevos, llenan mi... |
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Jarcia
En la voz de Jaime García Terrés
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Acomodo mis penas como puedo, porque voy de prisa. Las pongo en mis bolsillos o las escondo tontamente debajo de la piel y adentro de los huesos; algunas, unas cuantas quedan desparramadas en la sangre, súbitas furias al garete, coloradas. Todo por no tener un sitio para cada cosa... |
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La fuente oscura
En la voz de Jaime García Terrés
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¡Qué gran curiosidad tengo de verte sin ropajes ambiguos, oh mi sombra! Imagino tu piel acribillada por la nostalgia; de rubor inhábil erizadas las fugas del contorno; y me pregunto si guarecen algo más esos repliegues vaporosos, si corren por tus venas plenitudes, si alojas muy... |
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Letanías profanas
En la voz de Jaime García Terrés
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En oleaje caviloso digo los nombres de la grey, los nombres pardos y los candentes. Digo Santiago, Pedro, Juan; el signo de la madre plácida entre nublados laberintos; la fama quejumbrosa de los sacerdotes; los apodos rebeldes que suscita la horda. Oh denominaciones, oh ruido... |
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Rincón del extranjero
En la voz de Jaime García Terrés
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Esconde la plegaria salvaje de tus ojos, tentaciones en flor. Mas di, muchacha, ¿dónde puedo morar en esta tierra? De blandas latitudes vengo; mi país desconoce los suelos calcinados, el ávido prestigio sobre cada tumba. Por mi cuerpo resbala savia diferente. ¿Amar aquí? ¿Sembrar aquí los manes del olvido?... |
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Toque del alba
En la voz de Jaime García Terrés
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Otro mundo. (No retazos armados, remendados de lo mismo de siempre.) Donde la vida con la vida comulgue; donde el vértigo nazca de la salvaje plenitud; orbe amoroso, todo raíz, primicia, fecunda marejada. Otro mundo. Sin legajos inertes, sin cáscaras vacías. Adiós a la desidia del viejo sacristán... |
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Umbral del hijo
En la voz de Jaime García Terrés
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Viva sospecha de carne no mirada, voz ya, promesa de más cautelas y solicitudes, palabra todavía, que figura tinieblas aledañas. Allí se mueve, sólido, cuerpo que no se ve pero se siente, se sabe, se dibuja con dormidos asedios entretanto. Amor ayer, hoy prisionero leve, árbol será... |
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Jaime Gil de Biedma |
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Contra Jaime Gil de Biedma
En la voz de Jaime Gil de Biedma
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De qué sirve, quisiera saber, cambiar de piso, dejar atrás un sótano más negro que mi reputación y ya es decir-, poner visillos blancos y tomar criada, renunciar a la vida de bohemio, si vienes luego tú, pelmazo, embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes, zángano de colmena,... |
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Himno a la juventud
En la voz de Flora María Álvaro
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A qué vienes ahora, juventud, encanto descarado de la vida? ¿Qué te trae a la playa? Estábamos tranquilos los mayores y tú vienes a herirnos, reviviendo los más temibles sueños imposibles, tú vienes para hurgarnos las imaginaciones. De las ondas surgida, toda brillos... |
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No volveré a ser joven
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos envejecer, morir, era tan sólo las dimensiones del teatro... |
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Jaime Labastida |
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Afrodita en el polvo
En la voz de Jaime Labastida
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El sol, colérico de sales, contra el agua arremete. Hermano con hermana se acarician. Y un cielo azul está (cubriéndola), encima de la tierra: hijos nosotros de esa feroz contradicción, las bestias. Pero de líquenes, de aceites, el cielo en la tierra se vacía. Cargada queda así, a... |
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Aguja en el pajar
En la voz de Jaime Labastida
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Desde la pluma brotas, súbita llama tensa que se prende aun a la madera húmeda y la quema y la guarda. Entonces tu jadeo (reiterado, sonámbulo sonido que atraviesa las destruidas, de amor, paredes de mi cráneo y pronuncia sin decirlo mi solo nombre oscuro y dibuja mi rostro), tu... |
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Bajo la pesada losa del mundo
En la voz de Jaime Labastida
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Sobre la Tierra, estamos enterrados. Todo su peso cárdeno se vuelca sobre mis pies antiguos. Toda la tierra me avienta sobre el cielo, me sujeta en mi raíz y me hunde entre sus manos. Despedazado estoy. Mis ojos van allá por el impulso, mas presos en órbitas se quedan, asidos a su... |
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Ciudad y pájaros
En la voz de Jaime Labastida
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Estruendo de humo y trenes. Edificios que giran en su exacto equilibrio. Pequeño sol agónico, apenas un recuerdo. Máquinas que danzan a una velocidad domesticada por la mano. Trópico que la altura y la ciudad amancebaron. Y jardines, jaulas donde encerramos nísperos, dalias o... |
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Dominio de la tarde
En la voz de Jaime Labastida
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La luz ciega a la luz. Olas allá, olas de luz, marejadas de luz, rocas largas de luz, granos rotos de luz que la luz, allá arriba, de un manotazo brusco aniquila y congela. El cuerpo, de las cosas, tan cercano, nos resulta visible en su perfil exacto y detenido: son ya columnas sólidas de espuma en medio de la luz, bárbara y blanca... |
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El júbilo se enciende
En la voz de Jaime Labastida
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La memoria es una piel que tu recuerdo llaga, una herida de torpe geometría, es una carne, un nervio vivos. Lacera memoria donde el fuego es la violenta agua apaciguada. Miro así tu jadeo, en ese mar, en esas olas me hundo. Que hermosa sed que nunca más se sacia, que agua: no apagas... |
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En el centro del año
En la voz de Jaime Labastida
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El sol es nuevo cada día. Heráclito Hoy he tocado tu corazón, sombra desnuda o vorágine o sola nota de dolor obstinado. Hoy he tocado tu corazón en las yemas de los dedos y he oído el mismo agudo acento que llevó a los amantes al amor desgarrado y a los pactos suicidas. El año está en... |
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Hielo
En la voz de Jaime Labastida
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Los frescos de Botticelli arrancados a la Villa de Lemmi, la Victoria de Samotracia, con las alas unidas por alambres y una estaca de acero entre las nalgas: trofeos de guerra, pasto para la codicia de los reyes. El saqueo. Ticiano, el Veronés, el Bosco, el sarcófago asirio, las... |
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Horas
En la voz de Jaime Labastida
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11:30 P.M. Durísima la luna. Igual que tú, tan lejos. Suéñame, te digo, como te sueño aquí, hasta que los dos sueños se conviertan en fuego, hasta que mi aliento sea el tuyo, hasta que respiremos cada uno por la boca del otro. La luna asoma, llena y sorda. No estás al otro lado del... |
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La piel
En la voz de Jaime Labastida
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Creyente sólo de lo que toco, yo te toco, mujer, hasta la entraña, el hueso, aquello que otros llaman alma, tan unida, tan cerca de la carne mortal y voluptuosa o siempre ardiente o nunca maltratada sino dulce, oscilante entre querer y subir, adentro de la espuma. Te todo, dije,... |
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Luz
En la voz de Jaime Labastida
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Ciego de nacimiento, me escandaliza el tacto. Vivaldi suena en medio de la bruma y la ciudad, bella hasta su colmo, intolerable, extiende dedos hacia el mar. El ancla de la vida se estremece, el sol rebasa sus medidas y entra durísimo, convicto, entre las nubes: el más vago, el más... |
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Luz detenida
En la voz de Jaime Labastida
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Hoy baila mi mujer y taja sonrientes cicatrices en su cielo. Hoy ella baila, colibrí ante la flor, espejo frente a espejos enemigo. Y la flor se habita de las plumas y el pájaro seis pétalos se vuelve. Soy un puño de tierra echado al viento. Hoy baila mi mujer y desaloja la... |
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Papel borrado
En la voz de Jaime Labastida
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Cuando termino de escribir todo esto, después que durante horas me imprimo como un mecanismo de dulzura y de cólera en las hojas, y el viento desordena los papeles y entra un silbido extraño, y merodea en la casa una noche especial, ajena, sin preguntas; cuando abro las ventanas para... |
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Piel
En la voz de Jaime Labastida
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Creyente sólo en lo que toco, yo te toco, mujer, hasta la entraña, el hueso, aquello que otros llaman alma, tan unida, tan cerca de la carne mortal y voluptuosa o siempre ardiente o nunca maltratada sino dulce, oscilante entre querer y subir, adentro de la espuma... |
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Plenitud del tiempo
En la voz de Jaime Labastida
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1 La destrucción del fuego, atroz, y la del tiempo. El bosque que crepita, a sal, torturas largas. La alegría, por supuesto. El tiempo reconstruye la tiniebla. ¿Qué va a ser, si no tiempo, cada nuez en su rama, exacta, fría? Adentro de la hoja, el huracán. Hundida ya en el agua, la... |
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Poema en tiempo de guerra
En la voz de Jaime Labastida
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No me duele morir. Tengo hambre de tiempo, costra de las cosas, de destrucción, de lucha; somos la imagen del derrumbe, una montaña contraída de ácidos; bebemos agua serenada y un diamante es el cimiento sobre el cual construimos edificios de espuma. Apenas se puede avanzar porque... |
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Rescoldo
En la voz de Jaime Labastida
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Se va hacia atrás el horizonte. La estrella Sirio vuelve hasta su origen (¿cuál, oh dioses, a dónde va con esa prisa oscura?). Otros planetas surcan, en órbitas, mi sangre. El agua ya es tiniebla, el árbol se comprime. ¿Por qué la estrella y la conciencia? ¿Por qué la tempestad,... |
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Segunda aproximación a la muerte de mi padre
En la voz de Jaime Labastida
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(palabras para un poema) ¿Qué resta ahora de ti, padre dulcísimo? A veces pienso que la carne, que la llagada, la decisiva carne de tus hijos, cayéndose a pedazos en la carne severa de sus hijos, deshaciéndose en hilachos en la carne de los hijos de sus hijos. Pero hay también... |
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Sueños (fragmentos)
En la voz de Jaime Labastida
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El cocodrilo avanza presuroso en el espejo lóbrego del río, el tiburón hace brillar su aleta en esa tarde larga, de la que fueron desterradas, por siempre, las estrellas, la luna sucia se destruye en este mar de pronto inmóvil, cuerpo de sal, de fango y de ceniza. Todo lo que recuerdo, lo que consigo aquí, como amanuense ciego... |
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Viajes en avión
En la voz de Jaime Labastida
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6 Qué alegría decidir qué beber, cómo morir, por qué, y en dónde. Quisiera morir, así, bajo un gran árbol. Desearía ser quemado; que mis cenizas irritaran, polvo, los ojos de la que amo; que fueran sólo la mancha en un libro pasados los años. Podría morir aquí, sin duda. No todo... |
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Jaime Sabines |
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A estas horas, aquí
En la voz de Jaime Sabines
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Habría que bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo, dejar mi cuarto encerrado y bajar a bailar entre borrachos. Uno es un tonto en una cama acostado, sin mujer, aburrido, pensando, sólo pensando. No tengo hambre de amor , pero no quiero pasar todas las noches embrocado... |
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A estas horas, aquí
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Habría que bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo, dejar mi cuarto encerrado y bajar a bailar entre borrachos. Uno es un tonto en una cama acostado, sin mujer, aburrido, pensando, sólo pensando. No tengo hambre de amor , pero no quiero pasar todas las noches embrocado mirándome los brazos... |
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A estas horas, aquí (5)
En la voz de Jaime Sabines
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Habría que bailar ese danzón que tocan en el cabaret de abajo, dejar mi cuarto encerrado y bajar a bailar entre borrachos. Uno es un tonto en una cama acostado, sin mujer, aburrido, pensando, sólo pensando. No tengo hambre de amor , pero no quiero pasar todas las noches embrocado mirándome los brazos... |
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A la casa del día
En la voz de Jaime Sabines
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A la casa del día entran gentes y cosas, yerbas de mal olor, caballos desvelados, aires con música, maniquíes iguales a muchachas; entramos tú, Tarumba, y yo, Entra la danza. Entra el sol. Un agente de seguros de vida y un Poeta. Un policía. Todos vamos a vendernos, Tarumba... |
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A medianoche...
En la voz de Jaime Sabines
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A medianoche, a punto de terminar agosto, pienso con tristeza en las hojas que caen de los calendarios incesantemente. Me siento el árbol de los calendarios. Cada día, hijo mío, que se va para siempre, me deja preguntándome: si es huérfano el que pierde un padre, si es viudo el que... |
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Algo sobre la muerte de Mayor Sabines (parte final)
En la voz de Jaime Sabines
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I Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos, poco a poco te acabas. Yo te he ido mirando a través de las noches por encima del mármol, en tu pequeña casa. Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas, otro día sin garganta, la piel sobre tu frente agrietándose, hundiéndose,... |
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Ayer estuve observando a los animales
En la voz de Jaime Sabines
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Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo... |
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Ayer estuve observando a los animales...
En la voz de Jaime Sabines
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Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es... |
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Bajo mis manos crece
En la voz de Jaime Sabines
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Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre suave, manso, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo, bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche. Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo... |
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Bajo mis manos crece...
En la voz de Jaime Sabines
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Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre suave, manso, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo, bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche. Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo. Tú tienes... |
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Canciones del pozo sin agua (5)
En la voz de Jaime Sabines
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Esta noche vamos a gozar. La música que quieres, el trago que te gusta y la mujer que has de tomar. Esta noche vamos a bailar. El bendito deseo se estremece igual que un gato en un morral, y está en tu sangre esperando la hora como el cazador en el matorral. Esta noche nos vamos a... |
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Canciones del pozo sin agua (5)
En la voz de Jaime Sabines
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Esta noche vamos a gozar. La música que quieres, el trago que te gusta y la mujer que has de tomar. Esta noche vamos a bailar. El bendito deseo se estremece igual que un gato en un morral, y está en tu sangre esperando la hora como el cazador en el matorral. Esta noche nos vamos a emborrachar... |
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Con la flor del domingo
En la voz de Jaime Sabines
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Con la flor del domingo ensartada en el pelo, pasean en la alameda antigua. La ropa limpia, el baño reciente, peinadas y planchadas, caminan, por entre los niños y los globos, y charlan y hacen amistades, y hasta escuchan la música que en el quiosco de la Alameda de Santa María reúne a los sobrevivientes de la semana... |
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Con la flor del domingo...
En la voz de Jaime Sabines
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Con la flor del domingo ensartada en el pelo, pasean en la alameda antigua. La ropa limpia, el baño reciente, peinadas y planchadas, caminan, por entre los niños y los globos, y charlan y hacen amistades, y hasta escuchan la música que en el quiosco de la Alameda de Santa María reúne... |
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Con los nervios saliéndome del cuerpo...
En la voz de Jaime Sabines
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Con los nervios saliéndome del cuerpo como hilachas, como las fibras de una escoba vieja, y arrastrando en el suelo, jalando todavía el fardo de mi alma, cansado, todo, más que mis propias piernas, hastiado de usar mi corazón del diario, estoy sobre esta cama y a estas horas... |
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Cuando estuve en el mar era marino...
En la voz de Jaime Sabines
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Cuando estuve en el mar era marino este dolor sin prisas. Dame ahora tu boca: me la quiero comer con tu sonrisa. Cuando estuve en el cielo era celeste este dolor urgente. Dame ahora tu alma: quiero clavarle el diente. No me des nada, amor, no me des nada: yo te tomo en el viento, te... |
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Del mito
En la voz de Jaime Sabines
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Mi madre me contó que yo lloré en su vientre. A ella le dijeron: tendrá suerte. Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte. |
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Dentro de poco vas a ofrecer...
En la voz de Jaime Sabines
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Dentro de poco vas a ofrecer estas páginas a los desconocidos como si extendieras en la mano un manojo de hierbas que tú cortaste. Ufano y acongojado de tu proeza, regresarás a echarte al rincón preferido. Dices que eres poeta porque no tienes el pudor necesario del silencio. ¡Bien... |
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Después de todo...
En la voz de Jaime Sabines
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Después de todo pero después de todo sólo se trata de acostarnos juntos, se trata de la carne, de los cuerpos desnudos, lámpara de la muerte en el mundo. Gloria degollada, sobreviviente del tiempo sordomudo mezquina paga de los que mueren juntos. A la miseria del placer, eternidad,... |
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Doña Luz (IV)
En la voz de Jaime Sabines
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Creo que estuvo en la tierra algunos años. Creo que yo también estuve en la tierra. ¿Cuál es esa frontera?, ¿qué es lo que ahora nos separa?, ¿nos separa realmente? A veces creo escucharla: tú eres el fantasma, tú la sombra. Sueña que vives, hijo, porque es hermoso el sueño de la vida... |
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Doña Luz (XXI)
En la voz de Jaime Sabines
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La casa me protege del frío nocturno, del sol del mediodía, de los árboles derribados, del viento de los huracanes, de las asechanzas del rayo, de los ríos desbordados, de los hombres y de las fieras. Pero la casa no me protege de la muerte. ¿Por qué rendija se cuela el aire de la... |
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Doña Luz (XXI)
En la voz de Jaime Sabines
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La casa me protege del frío nocturno, del sol del mediodía, de los árboles derribados, del viento de los huracanes, de las asechanzas del rayo, de los ríos desbordados, de los hombres y de las fieras. Pero la casa no me protege de la muerte... |
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El peatón
En la voz de Jaime Sabines
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Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta. Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra: ¡qué... |
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El peatón
En la voz de Jaime Sabines
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Se dice, se rumora, afirman en los salones, en las fiestas, alguien o algunos enterados, que Jaime Sabines es un gran poeta. O cuando menos un buen poeta. O un poeta decente, valioso. O simplemente, pero realmente, un poeta. Le llega la noticia a Jaime y éste se alegra... |
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En este pueblo
En la voz de Jaime Sabines
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En este pueblo, Tarumba, miro a todas las gentes todos los días. Somos una familia de grillos. Me canso. Todo lo sé, lo adivino, lo siento. Conozco los matrimonios, los adulterios, las muertes. Sé cuándo el poeta grillo quiere cantar, cuándo bajan los zopilotes al mercado... |
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En la orilla del aire...
En la voz de Jaime Sabines
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En la orilla del aire (¿qué decir, qué hacer?) hay todavía una mujer. En el monte, extendida sobre la yerba, si buscamos bien: una mujer. Bajo el agua, en el agua, abre, enciende los ojos, mírala bien. Algas, ramas de peces, ojo de náufragos, flautas de té, le cantan, la miran bien... |
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En los ojos abiertos de los muertos...
En la voz de Jaime Sabines
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En los ojos abiertos de los muertos ¡qué fulgor extraño, qué humedad ligera! Tapiz de aire en la pupila inmóvil, velo de sombra, luz tierna. En los ojos de los amantes muertos el amor vela. Los ojos son como una puerta infranqueable, codiciada, entreabierta. ¿Por qué la muerte... |
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Espero curarme de ti
En la voz de Jaime Sabines
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Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una... |
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Espero curarme de tí
En la voz de Jaime Sabines
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Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante... |
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Has visto como crecen las plantas
En la voz de Jaime Sabines
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¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo del mediodía y tus ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen de un día a otro... |
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Has visto cómo crecen las plantas...
En la voz de Jaime Sabines
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¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo del mediodía y tus ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen... |
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He aquí que estamos reunidos
En la voz de Jaime Sabines
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He aquí que estamos reunidos en esta casa como en el Arca de Noé: Blanca, Irene, María y otras muchachas, Jorge, Eliseo, Oscar, Rafael... Vamos a conocernos rápidamente y a fornicar y a olvidarnos. El buey, el tigre, la paloma, el lagarto y el asno, todos juntos bebemos... |
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He aquí que estamos reunidos...
En la voz de Jaime Sabines
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He aquí que estamos reunidos en esta casa como en el Arca de Noé: Blanca, Irene, María y otras muchachas, Jorge, Eliseo, Oscar, Rafael... Vamos a conocernos rápidamente y a fornicar y a olvidarnos. El buey, el tigre, la paloma, el lagarto y el asno, todos justos bebemos, y nos... |
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He aquí que tú estás sola...
En la voz de Jaime Sabines
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He aquí que tú estás sola y que yo estoy solo. Haces cosas diariamente y piensas y yo pienso y recuerdo y estoy solo. A la misma hora nos recordamos algo y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya somos, y una locura celular nos recorre y una sangre rebelde y sin cansancio. Se me va a... |
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Julito (1)
En la voz de Jaime Sabines
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Dice Julito que este soldadito de plomo que tiene en la mano recibió un balazo en la nuca y cuando estaba en el suelo vino una serpiente y le mordió la pierna. Éste ya no sirve, dice, y lo coloca bocabajo y le echa unos trapos sucios encima. Los tres soldaditos que le quedan en las... |
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Julito (1)
En la voz de Jaime Sabines
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Dice Julito que este soldadito de plomo que tiene en la mano recibió un balazo en la nuca y cuando estaba en el suelo vino una serpiente y le mordió la pierna. Éste ya no sirve, dice, y lo coloca bocabajo y le echa unos trapos sucios encima. Los tres soldaditos que le quedan en las manos empiezan entonces a pelearse entre sí... |
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Julito (2)
En la voz de Jaime Sabines
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Mamá, tengo la barriga llena de hambre, dice. Y la mamá ríe y le trae la leche. Al rato, ya dormido, se sobresalta y mueve los brazos y las piernas. La mano de la madre le acaricia la espalda, se queda quieto. En su plácido rostro el corazón descansa. Vienen las estrellas en aviones... |
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Julito (2)
En la voz de Jaime Sabines
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Mamá, tengo la barriga llena de hambre, dice. Y la mamá ríe y le trae la leche. Al rato, ya dormido, se sobresalta y mueve los brazos y las piernas. La mano de la madre le acaricia la espalda, se queda quieto. En su plácido rostro el corazón descansa. Vienen las estrellas en aviones y los caballos nadando, y él es el dueño heroico de las cosas... |
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Julito (4)
En la voz de Jaime Sabines
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Quiero una Tota, digo, a la hora del almuerzo y Julito se apresura a corregirme: No se dice Tota, papá se dice ko-ka-ko-la. Bueno, quiero una Coca Cola. A los tres años y medio, Julito aprende nuestro idioma después de habernos enseñado el suyo. Y su facultad de aprender es mayor... |
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Julito (4)
En la voz de Jaime Sabines
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Quiero una Tota, digo, a la hora del almuerzo y Julito se apresura a corregirme: No se dice Tota, papá se dice ko-ka-ko-la. Bueno, quiero una Coca Cola. A los tres años y medio, Julito aprende nuestro idioma después de habernos enseñado el suyo. Y su facultad de aprender es mayor que la nuestra de olvidar... |
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Julito (7)
En la voz de Jaime Sabines
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Mira la luna. La luna es tuya, nadie te la puede quitar. La has atado con los besos de tu mano y con la alegre mirada de tu corazón. Sólo es una gota de luz, una palabra, hermosa. Luna es la distante, la soñada, tan irreal como el cielo y como los puntos de las estrellas. La tienes... |
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Julito (7)
En la voz de Jaime Sabines
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Mira la luna. La luna es tuya, nadie te la puede quitar. La has atado con los besos de tu mano y con la alegre mirada de tu corazón. Sólo es una gota de luz, una palabra, hermosa. Luna es la distante, la soñada, tan irreal como el cielo y como los puntos de las estrellas. La tienes en las manos, hijo,... |
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La cojita está embarazada
En la voz de Jaime Sabines
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La cojita está embarazada. Se mueve trabajosamente, pero qué dulce mirada mira de frente. Se le agrandaron los ojos como si su niño también le creciera en ellos pequeño y limpio. A veces se queda viendo quién sabe qué cosas que sus ojos blancos se le vuelven rosas... |
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La cojita está embarazada...
En la voz de Jaime Sabines
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La cojita está embarazada. Se mueve trabajosamente, pero qué dulce mirada mira de frente. Se le agrandaron los ojos como si su niño también le creciera en ellos pequeño y limpio. A veces se queda viendo quién sabe qué cosas que sus ojos blancos se le vuelven rosas. Anda entre toda la... |
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La luna
En la voz de Jaime Sabines
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La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía Un pedazo de luna en el bolsillo es el mejor amuleto que la pata de conejo: sirve para encontrar a quien se ama, y para... |
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La luna
En la voz de Jaime Sabines
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La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas. Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía Un pedazo de luna en el bolsillo es el mejor amuleto que la pata de conejo: sirve para encontrar a quien se ama... |
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La música de Bach mueve cortinas...
En la voz de Jaime Sabines
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La música de Bach mueve cortinas en la mañana triste, y un viento con amores se desliza en las calles y en los corazones. Nadie sabe por qué pero se alegran las sombras y los hombres como si Dios hubiese descendido a fecundarlos y en el asfalto espigas de oro florecieran. En el día... |
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La procesión del entierro
En la voz de Jaime Sabines
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La procesión del entierro en las calles de la ciudad es ominosamente patética. Detrás del carro que lleva el cadáver, va el autobús, o los autobuses negros, con los dolientes, familiares y amigos. Las dos o tres personas llorosas, a quienes de verdad les duele, son ultrajadas por los cláxones vecinos... |
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La procesión del entierro...
En la voz de Jaime Sabines
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La procesión del entierro en las calles de la ciudad es ominosamente patética. Detrás del carro que lleva el cadáver, va el autobús, o los autobuses negros, con los dolientes, familiares y amigos. Las dos o tres personas llorosas, a quienes de verdad les duele, son ultrajadas por los... |
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Lento, amargo animal
En la voz de Jaime Sabines
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Lento, amargo animal que soy, que he sido, amargo desde el nudo de polvo y agua y viento que en la primera generación del hombre pedía a Dios. Amargo como esos minerales amargos que en las noches de exacta soledad maldita y arruinada soledad sin uno mismo trepan a la garganta y,... |
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Lento, amargo animal...
En la voz de Jaime Sabines
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Lento, amargo animal que soy, que he sido, amargo desde el nudo de polvo y agua y viento que en la primera generación del hombre pedía a Dios. Amargo como esos minerales amargos que en las noches de exacta soledad maldita y arruinada soledad sin uno mismo trepan a la garganta y, costras de silencio, asfixian, matan, resucitan... |
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Los amorosos
En la voz de Jaime Sabines
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Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan. Los amorosos andan como... |
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Los amorosos
En la voz de Jaime Sabines
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Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan. Los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos... |
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Los he visto en el cine
En la voz de Jaime Sabines
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Los he visto en el cine, frente a los teatros, en los tranvías y en los parques, los dedos y los ojos apretados. Las muchachas ofrecen en las salas oscuras sus senos a las manos y abren la boca a la caricia húmeda y separan los muslos para invisibles sátiros. Los he visto quererse anticipadamente, adivinando el goce que los vestidos cubren... |
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Los he visto en el cine...
En la voz de Jaime Sabines
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Los he visto en el cine, frente a los teatros, en los tranvías y en los parques, los dedos y los ojos apretados. Las muchachas ofrecen en las salas oscuras sus senos a las manos y abren la boca a la caricia húmeda y separan los muslos para invisibles sátiros. Los he visto quererse... |
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Me dueles
En la voz de Jaime Sabines
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Me dueles. Mansamente, insoportablemente, me dueles. Toma mi cabeza, córtame el cuello. Nada queda de mí después de este amor. Entre los escombros de mi alma búscame, escúchame. En algún sitio mi voz, sobrevive, llama, pide tu asombro, tu iluminado silencio. Atravesando muros,... |
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Me dueles
En la voz de Jaime Sabines
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Me dueles. Mansamente, insoportablemente, me dueles. Toma mi cabeza, córtame el cuello. Nada queda de mí después de este amor. Entre los escombros de mi alma búscame, escúchame. En algún sitio mi voz, sobrevive, llama, pide tu asombro, tu iluminado silencio. Atravesando muros, atmósferas, edades... |
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Me encanta Dios
En la voz de Jaime Sabines
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Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. Nos ha enviado a algunos tipos... |
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Me encanta Dios
En la voz de Jaime Sabines
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Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos... |
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Me preocupa el televisor
En la voz de Jaime Sabines
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Me preocupa el televisor. Da imágenes distorsionadas últimamente. Las caras se alargan de manera ridícula, o se acortan, tiemblan indistintamente, hasta volverse un juego monstruoso de rostros inventados, rayas, luces y sombras como en una pesadilla... |
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Me preocupa el televisor...
En la voz de Jaime Sabines
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Me preocupa el televisor. Da imágenes distorsionadas últimamente. Las caras se alargan de manera ridícula, o se acortan, tiemblan indistintamente, hasta volverse un juego monstruoso de rostros inventados, rayas, luces y sombras como en una pesadilla. Se oyen palabras claramente, la... |
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Me tienes en tus manos...
En la voz de Jaime Sabines
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Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo. Me aprendo en ti más que en mí mismo. Eres como un milagro de todas horas, como un dolor sin sitio. Si no fueras mujer fueras mi amigo. A veces quiero hablarte de... |
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Me tienes en tus manos...
En la voz de Jaime Sabines
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Me tienes en tus manos y me lees lo mismo que un libro. Sabes lo que yo ignoro y me dices las cosas que no me digo. Me aprendo en ti más que en mí mismo. Eres como un milagro de todas horas, como un dolor sin sitio. Si no fueras mujer fueras mi amigo... |
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Mi corazón emprende
En la voz de Pablo López del Castillo
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Mi corazón emprende de mi cuerpo a tu cuerpo último viaje. Retoño de la luz, agua de las edades que en ti, perdida, nace. Ven a mi sed. Ahora. Después de todo. Antes. Ven a mi larga sed entretenida en bocas, escasos manantiales. quiero esa arpa honda que en tu vientre arrulla niños... |
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Mi madre sola...
En la voz de Jaime Sabines
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Mi madre sola, en su vejez hundida, sin dolor y sin lástima, herida de tu muerte y de tu vida. Esto dejaste. Su pasión enhiesta, su celo firme, su labor sombría. Árbol frutal a un paso de la leña, su curvo sueño que te resucita. Esto dejaste. Esto dejaste y no querías. Pasó el viento. Quedaron de la casa el pozo abierto... |
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Mientras los niños crecen y las horas nos hablan...
En la voz de Jaime Sabines
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Mientras los niños crecen y las horas nos hablan tú, subterráneamente, lentamente, te apagas. Lumbre enterrada y sola, pabilo de la sombra, veta de horror para el que te escarba. ¡Es tan fácil decirte padre mío y es tan difícil encontrarte, larva de Dios, semilla de esperanza!... |
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Mientras los niños crecen...
En la voz de Jaime Sabines
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Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos, poco a poco te acabas. Yo te he ido mirando a través de las noches por encima del mármol, en tu pequeña casa. Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas, otro día sin garganta, la piel sobre tu frente agrietándose, hundiéndose, tronchando obscuramente el trigal de tus canas... |
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Niña muerte...
En la voz de Paco Chacona
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Niña muerte, descansa en nuestros brazos quietos. En la sombra, descansa junto a nuestro cuerpo. Cómete mis ojos para mirar adentro, acaba mis labios, mi boca, el silencio, bébete mi alma, bébete mi pecho, niña muerte, mía, que yo te mantengo. La tierra está negra, mi dolor es negro... |
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No es nada de tu cuerpo
En la voz de Jaime Sabines
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No es nada de tu cuerpo, ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre, ni ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro. No es tu boca tu boca que es igual que tu sexo , ni la reunión exacta de tus pechos, ni tu espalda dulcísima y suave, ni tu... |
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No es nada de tu cuerpo
En la voz de Jaime Sabines
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No es nada de tu cuerpo, ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre, ni ese lugar secreto que los dos conocemos, fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro. No es tu boca tu boca que es igual que tu sexo , ni la reunión exacta de tus pechos, ni tu espalda dulcísima y suave, ni tu ombligo, en que bebo... |
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No es que muera de amor
En la voz de Jaime Sabines
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No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti. Muero de ti y de mí, muero de ambos, de nosotros, de ese, desgarrado, partido, me muero, te muero, lo morimos. Morimos en mi cuarto en que estoy solo... |
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No es que muera de amor, muero de ti
En la voz de Jaime Sabines
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No es que muera de amor, muero de ti. Muero de ti, amor, de amor de ti, de urgencia mía de mi piel de ti, de mi alma de ti y de mi boca y del insoportable que yo soy sin ti. Muero de ti y de mí, muero de ambos, de nosotros, de ese, desgarrado, partido, me muero, te muero, lo morimos... |
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Otra carta
En la voz de Jaime Sabines
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 |
Siempre estás a mi lado y yo te lo agradezco. Cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste untado con el bálsamo para la tristeza como para morirme apareces distante, intocable, junto a mí. Me miras como a un niño y se me olvida todo y ya sólo te quiero alegre, dolorosamente... |
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Otra carta
En la voz de Jaime Sabines
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 |
Siempre estás a mi lado y yo te lo agradezco. Cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste untado con el bálsamo para la tristeza como para morirme apareces distante, intocable, junto a mí. Me miras como a un niño y se me olvida todo y ya sólo te quiero alegre, dolorosamente... |
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Paréntesis (2)
En la voz de Paco Chacona
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Apenas mayordomo de mis penas, capitán de fantasmas, me extravío, me pido entre mis canas y mis venas, y me ahogo de mí, a pesar mío. En punto de la hora en que me suenas, tiempo de estar, estoy y me confío, y me llenas de arena y me rellenas de amor y de odio el corazón baldío. ¿Qué... |
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Pensándolo bien
En la voz de Jaime Sabines
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Me dicen que debo hacer ejercicio para adelgazar, que alrededor de los 50 8242;s son muy peligrosos la grasa y el cigarro, que hay que conservar la figura y dar la batalla al tiempo, a la vejez. Expertos bien intencionados y médicos amigos me recomiendan dietas y sistemas para... |
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Pensándolo bien
En la voz de Jaime Sabines
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Me dicen que debo hacer ejercicio para adelgazar, que alrededor de los 50s son muy peligrosos la grasa y el cigarro, que hay que conservar la figura y dar la batalla al tiempo, a la vejez. Expertos bien intencionados y médicos amigos me recomiendan dietas... |
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Pequeña del amor
En la voz de Jaime Sabines
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Pequeña del amor, tú no lo sabes, tú no puedes saberlo todavía, no me conmueve tu voz ni el ángel de tu boca fría, ni tus reacciones de sándalo en que perfumas y expiras, ni tu mirada de virgen crucificada y ardida. No me conmueve tu angustia tan bien dicha, ni tu sollozar callado y... |
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Pétalos quemados...
En la voz de Jaime Sabines
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Pétalos quemados, viejo aroma que vuelve de repente, un rostro amado, solo, entre las sombras, algún cadáver de uno levantándose del polvo, de alguna abandonada soledad que estaba aquí en nosotros: esta tarde tan triste, tan triste, tan triste. Si te sacas los ojos y los lavas en el... |
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Qué costumbre tan salvaje...
En la voz de Jaime Sabines
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¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir. Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente:... |
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Qué costumbre tan salvaje...
En la voz de Jaime Sabines
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¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir. Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?... |
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Qué es el canto de los pájaros
En la voz de Jaime Sabines
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¿Qué es el canto de los pájaros, Adán? Son los pájaros mismos que se hacen aire. Cantar es derramarse en gotas de aire, en hilos de aire, temblar. Entonces los pájaros están maduros y se les cae la garganta en hojas, y sus hojas son suaves, penetrantes, a veces rápidas. ¿Por qué?, ¿Por qué no estoy madura yo?... |
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Que es el canto de los pájaros...
En la voz de Jaime Sabines
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¿Qué es el canto de los pájaros, Adán? Son los pájaros mismos que se hacen aire. Cantar es derramarse en gotas de aire, en hilos de aire, temblar. Entonces los pájaros están maduros y se les cae la garganta en hojas, y sus hojas son suaves, penetrantes, a veces rápidas. ¿Por qué?,... |
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Recado a Rosario Castellanos
En la voz de Joaquín Cortés
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Sólo una tonta podía dedicar su vida a la soledad y al amor. Sólo una tonta podía morirse al tocar una lámpara, si lámpara encendida, desperdiciada lámpara de día eras tú. Retonta por desvalida, por inerme, por estar ofreciendo tu canasta de frutas a los árboles, tu agua al... |
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Se ha vuelto llanto este dolor...
En la voz de Jaime Sabines
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Se ha vuelto llanto este dolor ahora y es bueno que así sea. Bailemos, amemos, Melibea. Flor de este viento dulce que me tiene, rama de mi congoja: desátame, amor mío, hoja por hoja, mécete aquí en mis sueños, te arropo con mi sangre, ésta es tu cuna: déjame que te bese una por una,... |
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Si sobrevives...
En la voz de Jaime Sabines
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Si sobrevives, si persistes, canta, sueña, emborráchate. Es el tiempo del frío: ama, apresúrate. El viento de las horas barre las calles, los caminos. Los árboles esperan: tú no esperes, es el tiempo de vivir, el único... |
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Sigue el mundo su paso...
En la voz de Jaime Sabines
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Sigue el mundo su paso, rueda el tiempo y van y vienen máscaras. Amanece el dolor un día tras otro, nos rodeamos de amigos y fantasmas, parece a veces que un alambre estira la sangre, que una flor estalla, que el corazón da frutas, y el cansancio canta. Embrocados, bebiendo en la mujer y el trago... |
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Sitio de amor...
En la voz de Jaime Sabines
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Sitio de amor, lugar en que he vivido de lejos, tú, ignorada, amada que he callado, mirada que no he visto, mentira que me dije y no he creído: en esta hora en que los dos, sin ambos, a llanto y odio y muerte nos quisimos, estoy, no sé si estoy, ¡si yo estuviera!, queriéndote,... |
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Sólo en sueños...
En la voz de Jaime Sabines
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Sólo en sueños, sólo en el otro mundo del sueño te consigo, a ciertas horas, cuando cierro puertas detrás de mí. ¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan, y ahora estoy preso en su sortilegio, atrapado en su red! ¡Con qué morboso deleite te introduzco en la casa abandonada... |
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Te quiero a las diez de la mañana
En la voz de Jaime Sabines
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Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo... |
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Te quiero a las diez de la mañana
En la voz de Jaime Sabines
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Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario... |
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Te quiero porque tienes...
En la voz de Pilar Pellicer
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Te quiero porque tienes las partes de la mujer en el lugar preciso y estás completa. No te falta ni un pétalo, ni un olor, ni una sombra. Colocada en tu alma, dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo, leche de luna en las oscuras hojas. Quizás me ves, tal vez, acaso un día, en una... |
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Tía Chofi
En la voz de Jaime Sabines
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Amanecí triste el día de tu muerte, tía Chofi, pero esa tarde me fui al cine e hice el amor. Yo no sabía que a cien leguas de aquí estabas muerta con tus setenta años de virgen definitiva, tendida sobre tu catre, estúpidamente muerta. Hiciste bien en morirte, tía Chofi, porque no... |
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Tía Chofi
En la voz de Jaime Sabines
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Amanecí triste el día de tu muerte, tía Chofi, pero esa tarde me fui al cine e hice el amor. Yo no sabía que a cien leguas de aquí estabas muerta con tus setenta años de virgen definitiva, tendida sobre tu catre, estúpidamente muerta. Hiciste bien en morirte, tía Chofi, porque no hacías nada, porque nadie te hacía caso... |
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Tu cuerpo está a mi lado
En la voz de Jaime Sabines
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Tu cuerpo está a mi lado fácil, dulce, callado. Tu cabeza en mi pecho se arrepiente con los ojos cerrados y yo te miro y fumo y acaricio tu pelo, enamorado. Esta mortal ternura con que callo te está abrazando a ti mientras yo tengo inmóviles mis brazos. Miro mi cuerpo, el muslo en que descansa tu cansancio... |
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Tu cuerpo está a mi lado...
En la voz de Jaime Sabines
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Tu cuerpo está a mi lado fácil, dulce, callado. Tu cabeza en mi pecho se arrepiente con los ojos cerrados y yo te miro y fumo y acaricio tu pelo, enamorado. Esta mortal ternura con que callo te está abrazando a ti mientras yo tengo inmóviles mis brazos. Miro mi cuerpo, el... |
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Tu eres mi marido
En la voz de Juan Ignacio Aranda
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Tú eres mi marido y yo soy tu mujer. Tú eres mi hermana y yo soy tu hermano. Tú eres mi madre y yo soy tu hijo. Los dos somos nada más uno. Tú te abres y yo te penetro. Tú eres María y yo soy José. Tú me abrazas y yo te envuelvo. Tú eres mi sangre y yo soy tu piel. Carmen y Rosa,... |
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Tu nombre
En la voz de Jaime Sabines
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Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti,... |
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Un año o dos o tres...
En la voz de Jaime Sabines
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Un año o dos o tres, te da lo mismo. ¿Cuál reloj en la muerte?, ¿qué campana incesante, silenciosa, llama y llama? ¿qué subterránea voz no pronunciada? ¿qué grito hundido, hundiéndose, infinito de los dientes atrás, en la garganta aérea, flotante, pare escamas? ¿Para esto vivir? ¿para sentir prestados los brazos... |
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Uno es el hombre
En la voz de Jaime Sabines
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Uno es el hombre. Uno no sabe nada de esas cosas que los poetas, los ciegos, las rameras, llaman misterio, temen y lamentan. Uno nació desnudo, sucio, en la humedad directa, y no bebió metáforas de leche, y no vivió sino en la tierra (la tierra que es la tierra y es el cielo como... |
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Uno es el hombre
En la voz de Jaime Sabines
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Uno es el hombre. Uno no sabe nada de esas cosas que los poetas, los ciegos, las rameras, llaman misterio , temen y lamentan. Uno nació desnudo, sucio, en la humedad directa, y no bebió metáforas de leche, y no vivió sino en la tierra (la tierra que es la tierra y es el cielo como la rosa, rosa pero piedra)... |
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Yo no lo sé de cierto
En la voz de Jaime Sabines
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Yo no lo sé de cierto, pero supongo que una mujer y un hombre algún día se quieren, se van quedando solos poco a poco, algo en su corazón les dice que están solos, solos sobre la tierra se penetran, se van matando el uno al otro. Todo se hace en silencio. Como se hace la luz dentro... |
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Yo no lo sé de cierto
En la voz de Jaime Sabines
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Yo no lo sé de cierto, pero supongo que una mujer y un hombre algún día se quieren, se van quedando solos poco a poco, algo en su corazón les dice que están solos, solos sobre la tierra se penetran, se van matando el uno al otro. Todo se hace en silencio. Como se hace la luz dentro del ojo. El amor une cuerpos... |
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Jaime Torres Bodet |
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Ahora
En la voz de Jaime Torres Bodet
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Ahora que las últimas cohortes incendiaron las últimas praderas, en esta soledad de mármol roto, de lámparas extintas y de palabras yertas; sobre un polvo que fue tribuna o plinto, corona de palacio o tímpano de iglesia; mientras el odio se organiza para un asedio más, en la... |
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Civilización
En la voz de Jaime Torres Bodet
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Un hombre muere en mí siempre que un hombre muere en cualquier lugar, asesinado por el miedo y la prisa de otros hombres. Un hombre como yo; durante meses en las entrañas de una madre oculto; nacido, como yo, entre esperanzas y entre lágrimas, y como yo feliz de haber sufrido,... |
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Continuidad
En la voz de Jaime Torres Bodet
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No has muerto. Has vuelto a mí. Lo que en la tierra donde una parte de tu ser reposa sepultaron los hombres, no te encierra; porque yo soy tu verdadera fosa. Dentro de esta inquietud del alma ansiosa que me diste al nacer, sigues en guerra contra la insaciedad que nos acosa y que,... |
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La noria
En la voz de Jaime Torres Bodet
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He tocado los límites del tiempo. Y vuelvo del dolor como de un viaje alrededor del mundo... Pero siento que no salí jamás, mientras viajaba, de un pobre aduar perdido en el desierto. Caminé largamente, ansiosamente, en torno de mi sombra. Y los meses giraban y los años como giran... |
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Nunca
En la voz de Jaime Torres Bodet
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Nunca me cansará mi oficio de hombre. Hombre he sido y seré mientras exista. Hombre no más: proyecto entre proyectos, boca sedienta al cántaro adherida, pies inseguros sobre el polvo ardiente, espíritu y materia vulnerables a todos los oprobios y las dichas... Nunca me sentiré rey... |
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Patria
En la voz de Jaime Torres Bodet
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Esta piedad profunda es tierra mía. Aquí, si avanzo, lo que toco es patria: presencia donde siento a cada instante el acuerdo del cuerpo con el alma. Esta voz es mi voz. Pero la escucho en bocas diferentes. Y aunque nada de cuanto dice pueda sorprenderme, oírla me cautiva porque... |
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Jarchas mozárabes |
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Amigo, ¡no te apartes de mí!...
En la voz de Flora María Álvaro
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Amigo, ¡no te apartes de mí! ¿Qué haré, qué será de mí si tú me dejas? * * * ¿Qué faré yo o qué serád de mibi? ¡Habibi, non te tolgas de ... |
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Decid vosotras, oh hermanillas...
En la voz de Flora María Álvaro
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Decid vosotras, oh hermanillas, ¿cómo refrenaré mi pesar? Sin el amado, ya no viviré, y volaré a buscarlo. * * * Gard vos, ay yermanelas, ¿cóm contener é meu mali? Sin el habib non vivreyu ed volarei demandari. |
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Mi corazón se me va de mí...
En la voz de Flora María Álvaro
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Mi corazón se me va de mí. Oh Dios, ¿acaso se me tornará? ¡Tan fuerte mi dolor por el amado! Enfermo está, ¿cuándo sanará? * * * Vayse meu corachón de mib, ya Rab, ¿si se me tornarád? ¡Tan mal meu doler li-l-habib! Enfermo yedm ¿cuándo ... |
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Qué haré madre?...
En la voz de Flora María Álvaro
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¿Qué haré madre? Mi amigo está a la puerta. ** * ¿Qué faré, mamma? Meu-l-habibest ad yana. |
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Javier Heraud |
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Hambre
En la voz de Alejandro Romualdo
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Me comía los árboles de la avenida, que los ojos con los hombres ciegos querían devorar. Me comía los balcones, las tablas, los patios, las rejas, los jardines, que los arquitectos querían devorar. Me comía las emociones del mundo, los sentimientos de los libros, que los prácticos querían devorar... |
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Lo difícil que es esperar el otoño sin moverse entre las higueras y la hoguera
En la voz de Alejandro Romualdo
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Ah, si pudiera limpiar la higuera con mis manos, si pudiera, si pudiera limpiar la higuera con sólo mis manos, toda la higuera apagarla y prender la hoguera de los valles, de los hombres, qué fácil sería entonces sentarse en las bancas de los días y ver arder casas y templos, campos y ciudades... |
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Mi casa muerta
En la voz de Alejandro Romualdo
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No derrumben mi casa vieja, había dicho. No derrumben mí casa. Teníamos nuestra pérgola, y dos puertas a la calle, un jardín a la entrada, pequeño pero grande, un manzano que yace seco ahora por el grito y el cemento. El durazno y el naranjo habían muerto anteriormente... |
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Palabra de guerrillero
En la voz de Alejandro Romualdo
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Porque mi patria es hermosa como una espada en el aire, y más grande ahora y aun más hermosa todavía, yo hablo y la defiendo con mi vida. No me importa lo que digan los traidores, hemos cerrado el pasado con gruesas lágrimas de acero. El cielo es nuestro, nuestro el pan de cada día... |
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Yo nunca me río...
En la voz de Alejandro Romualdo
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Yo nunca me río de la muerte. Simplemente sucede que no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles... |
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Javier Sologuren |
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Bajo los ojos del amor
En la voz de Javier Sologuren
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Aún eres tú en medio de una incesante cascada de esmeraldas y de sombras, como una larga palabra de amor, como una pérdida total. Aún eres tú quien me tiene a sus pies como una blanca cadena de relámpagos, como una estatua en el mar, como una rosa deshecha en cortos sueños de nieve y sombras... |
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Ciudades
En la voz de Javier Sologuren
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Allí donde Venecia vierte en sus canales el iris vespertino y Roma empolla la forma blanca y dorada de la edad, Florencia mira con fatigados ojos un horizonte de laureles.
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Estancia de la muerte
En la voz de Javier Sologuren
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Yo sé, Muerte, que siempre tienes la puerta abierta. Y tocaré. Y sentirá la sangre misma su libertad tocar el cielo con relámpagos nuevos. |
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Estancia del Antiguo
En la voz de Javier Sologuren
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El Antiguo habla en mí. En mí despierta. Sus ojos son un agua cineraria. Un pálido nenúfar, su sonrisa. El Antiguo creyó saber, y su creencia fue sabiduría. Dobló la cabeza en el amor: Espuma es hoy blanquísima. |
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Noción de la mañana
En la voz de Javier Sologuren
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Voy de tu mano entre los limpios juncos, entre nubes ligeras, entre espacios de tierna sombra. Voy en tus ojos. Voy de tu mano como quien respira la pausa cálida del viento, como quien pisa en el aire blandos frutos, como quien bebe su risueño aroma. (No he de perder el trino y la corriente que te moja de libres claridades... |
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Oh, corazón, rey entre sombras...
En la voz de Javier Sologuren
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Oh, corazón, rey entre sombras, pastor de signos y de dudas, no se comulga en soledad, tu canto vuelva por los hombres. Que en él escuchen el latido, la brisa de tu sangre. Oh, corazón, oh, fuente alada, un alba de vigor y de ternura desde tu lecho se levante, una suave aurora teñida con la verdad de tu sangre. |
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Te alisas, amor, las alas...
En la voz de Javier Sologuren
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Te alisas, amor, las alas, tus cálidas plumas. El oro de la tarde está muy quieto; Pero la angustia es mucho cielo, muchas celestes llamas huyendo de tus ojos. Otros países hay de niebla y lejanía, otras comarcas pudriéndose de frutos, otros espacios indecibles, amor... |
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Jesús Flores Aguirre |
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La hermana presentida
En la voz de Francisco Portillo
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Está cerca y distante, acompañada y sola yo la siento en mi vida desde que fui pequeño; es sangre, flor y espuma, es ella espiga y sueño que se hace y se deshace como en el mar, la ola. Hermana presentida, madreselva, amapola y trébol de cuatro hojas de nuestro vano empeño por alcanzar la dicha... |
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Jesús Juan Garcés |
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Canción a una muchacha en bicicleta
En la voz de Jorge Crespo
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Vas en la noche rápida, sobre el asfalto huésped de este otoño filosofo y tranquilo que se pierde en reflejos, donde son ya las hojas amarillas, cenizas, primaveras, ¡héroes vencidos para mi pobre corazón cansado! Tú vas en bicicleta, ajena al aire que te ronda... |
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Jesús López Pacheco |
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Agradezco a los árboles sus sombras
En la voz de Fernando Guillén
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Agradezco a los árboles sus sombras, la protección delgada de sus troncos. Al banco la amistad de su respaldo y a los faroles su bombilla rota. Agradezco a las calles sus esquinas, sus rincones oscuros como nidos, sus portales sin nadie, resguardados de la lluvia y el viento y las miradas.... |
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Joan Alcover |
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Record de Sòller
En la voz de Josep Miquel Velloso
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Amic, teixiu aquesta visió de la infantesa...Ja coneixeu la vila d ombrívols carrerons,la rica vall de Sóller, entre serrals estesa,on totes les vivendes tenen un hort al fons.Era senyor de casa el somni de la sesta;la posadera em feia senyal de que emmudís,posant-se els dits als llavis... |
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Joan Maragall |
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Cant Espiritual
En la voz de Núria Espert
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Si el món ja és tan formós, Senyor, si es mira amb la pau vostra a dintre de l ull nostre, què més ens podeu dar en una altra vida? Perxò estic tan gelós dels ulls, i el rostre, i el cos que m he donat, Senyor, i el cor que s hi mou sempre... i temo tant la mort! ¿Amb quins altres sentits me l fareu veure aquest cel blau damunt de les muntanyes... |
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Joaquín Dicenta |
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Qué doloroso es amar...
En la voz de Francisco Portillo
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¡Qué doloroso es amar... y no poderlo decir! Si es doloroso saber, que va marchando la vida como una mujer querida, que jamás ha de volver. Si es doloroso ignorar, donde vamos a morir; ¡más doloroso es amar... y no poderlo decir! Triste es ver que la mirada, hacia el sol levanta el ciego... |
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Qué doloroso es amar...
En la voz de Francisco Portillo
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¡Qué doloroso es amar... y no poderlo decir! Si es doloroso saber, que va marchando la vida como una mujer querida, que jamás ha de volver. Si es doloroso ignorar, donde vamos a morir; ¡más doloroso es amar... y no poderlo decir! Triste es ver que la mirada, hacia el sol levanta el ciego... |
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Joaquín Pasos |
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Pequeño canto para bien parir
En la voz de Yolanda Blanco
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Como la Virgen del Carmen vas a parir, en una cama de nardos. En medio de la montaña vas a parir mañana por la mañana. Cuando el sol está naciendo el cielo está carmesí, estás teñida de sangre, vas a parir. Nardos teñidos de sangre, vas a parir, sangre teñida de nardos. Como la... |
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Jomi García Ascot |
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Del exilio
En la voz de Juan Rejano
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Hemos venido aquí, desde muy niños, a esperar, y a vivir. Llevamos en las manos muchos años y el otoño en lejanos comedores vastos de sobremesa y de presagios. Llevamos en las manos luces amarillentas, deberes escolares, gestos que conocimos como iglesias de pueblo, y en jardines que... |
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España
En la voz de Juan Rejano
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Esta tarde que muere es también vuestra tarde. Bajo el ciclo fugitivo es también vuestra voz el canto de estas nubes que llenan mi pecho y huyen y el canto de estas nubes es España. España caliente manantial trazado con el viento, el peso de mi sangre, memoria del olvido. Bajo la... |
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Jorge Boccanera |
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El sur salió a cantar
En la voz de Jorge Boccanera Colaboración: Emilio Cartoy Díaz
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El sur salió a cantar su sangre en una hoguera y todas las guitarras sueñan con ese amante que le pone milongas como besos violentos. El sur nos cuesta tanto madre, se arrastra por el mapa con su música oscura, roba caballos para su paisaje...
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Marimba (fragmento)
En la voz de Valentina Bacci
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Este es un poema tirado por caballos. Voy de pie / voy aullando una palabra brilla sobre mi lengua seca, polvorienta quiere trazar sus círculos concéntricos en un agua que cante ¡arre caballos! llevo todo el hocico en llamas como un feroz ladrido... |
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Jorge Carrera Andrade |
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Morada terrestre
En la voz de Héctor Rosales
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Habito un edificio de naipes, una casa de arena, un castillo en el aire y paso los minutos esperando el derrumbe del muro, la llegada del rayo, el correo celeste con la final noticia, la sentencia que vuela en una avispa, la orden como un látigo de sangre dispersando en el viento una ceniza de ángeles... |
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Jorge Fernández Granados |
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Jaguar
En la voz de Jorge Fernández Granados
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Su amartillada garra tiene un diseño seducido por la elegancia de la muerte. El fondo de sus ojos es un ascua y en él se demora el aviso de otra ley: para que algo sea creado, algo debe ser destruido. Todo lo que nace mata. Ordena alumbramientos su emboscada ira, su total simiente predadora... |
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La perfumista
En la voz de Jorge Fernández Granados
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Urna de otras reliquias ante la babilonia de cristal de los estantes olisca el seco olor del palisandro, la resina de estoraque (Venus) o el aroma lunar de la alhucema. En las alturas habitadas por el polvo ubica, con orientación de pájaro, los sitios migratorios de los frascos: el ámbar gris junto al pebete... |
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Lagarto
En la voz de Jorge Fernández Granados
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Camina como un dragón caído que fue despojado del fuego y de las alas. Sobreviviente de una raza de gigantes, hoy luce el agazapado apetito de la demora, el lento, hastiado zigzaguear de un pesimista. Es una piedra en el centro del desierto. Hay otro tiempo detrás de sus ojos... |
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Piraustas
En la voz de Jorge Fernández Granados
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Mariposas blancas que viven en el fuego. Quienes las han visto encienden a altas horas de la noche una fogata y esperan su llegada con paciencia venatoria. Contemplan las lenguas espirales de la invocación. No siempre aparece, justo en medio de la hoguera, el diminuto planeo de una pareja... |
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Soledad
En la voz de Jorge Fernández Granados
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Nada va a salvarnos. Ni el amor, ni la fe, ni la palabra. Nada va a saber que fuimos tantos embarcados en el haz de la ternura, angustiados y desnudos, errantes y remotos. Nadie hablará por nadie. A cada quien se le rompe el alma con sus propios días mal escritos o se le seca la espiga del mundo... |
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Jorge Gaitán Durán |
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Se juntan desnudos
En la voz de Pablo López del Castillo
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Dos cuerpos que se juntan desnudos solos en la ciudad donde habitan los astros inventan sin reposo el deseo. No se ven cuando se aman, bellos o atroces arden como dos mundos que una vez cada mil años se cruzan en el cielo. Sólo en la palabra, luna inútil, miramos cómo nuestros... |
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Sé que estoy vivo
En la voz de Marcelo Cejas
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Sé que estoy vivo en este bello día Acostado contigo. Es el verano. Acaloradas frutas en tu mano Vierten su espeso olor al mediodía. Antes de aquí tendernos no existía Este mundo radiante. ¡Nunca en vano Al deseo arrancamos el humano Amor que a las estrellas desafía! Hacia el azul del mar corro desnudo... |
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Jorge Guillén |
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Descanso en el jardín
En la voz de Jorge Guillén
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Los astros avanzan entre Nubarrones Hacia el último jardín. Losas, flores. ¿Qué del incidente humano? Calma en bloque. Los muertos están más muertos Cada noche. Mármoles, frondas iguales: Verde el orden. Sobre el ciprés unos astros: Más verdores. Muriendo siguen los muertos... |
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El cielo que es azul
En la voz de Adolfo Marsillach
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La acumulación triunfal en la mañana festiva hinche de celeste azul la blancura de la brisa ¡Florestas, giros, suspiros en islas a la deriva! Pies desnudos trazan vados entre todas las orillas que junio fomenta, verdes, liberales y garridas. Y los aros de los niños fatalmente multiplican ondas de gracia sobrante... |
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La afirmación humana
En la voz de Jorge Guillén
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En torno el crimen absoluto. Vulgo, El vulgo más feroz, En un delirio de vulgaridad Que llega a ser demente, Se embriaga con sangre, La sangre de Jesús. Y cubre a los osarios Una vergüenza universal: a todos, A todos nos sonroja ¿quién, tan extenso el crimen, No sería culpable? La... |
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Las doce en el reloj
En la voz de Jorge Guillén
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Dije: Todo ya pleno. Un álamo vibró. Las hojas plateadas Sonaron con amor. Los verdes eran grises, El amor era sol. Entonces, mediodía, Un pájaro sumió Su cantar en el viento Con tal adoración Que se sintió cantada Bajo el viento la flor Crecida entre las mieses, Más altas. Era yo,... |
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Jorge Luis Borges |
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A Leopoldo Lugones
En la voz de Jorge Luis Borges
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Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conservado mágicamente. A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros... |
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A Luis de Camoens
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Sin lástima y sin ira el tiempo mella las heroicas espadas. Pobre y triste a tu patria nostálgica volviste, oh capitán, para morir en ella y con ella. En el mágico desierto la flor de Portugal se había perdido y el áspero español, antes vencido, amenazaba su costado abierto. Quiero... |
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A un poeta menor de la antología
En la voz de Jorge Luis Borges
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¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejieron dicha y dolor y fueron para ti el universo? El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra en un índice. Dieron a otros gloria interminable los dioses, inscripciones y exergos y monumentos y... |
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A un viejo poeta
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Caminas por el campo de Castilla y casi no lo ves. Un intrincado versículo de Juan es tu cuidado y apenas reparaste en la amarilla puesta del sol. La vaga luz delira y en el confín del Este se dilata esa luna de escarnio y de escarlata que es acaso el espejo de la Ira. Alzas los ojos... |
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Alguien
En la voz de Marcelo Cejas
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Un hombre trabajado por el tiempo un hombre que ni siquiera espera la muerte (las pruebas de la muerte son estadísticas y nadie hay que no corra el albur de ser el primer inmortal), un hombre que ha aprendido a agradecer las modestas limosnas de los días: el sueño, la rutina, el sabor del agua... |
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Alusión a una sombra de mil ochocientos noventa y tantos
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Nada. Sólo el cuchillo de Muraña. Sólo en la tarde gris la historia trunca. No sé por qué en las tardes me acompaña Este asesino que no he visto nunca. Palermo era más bajo. El amarillo Paredón de la cárcel dominaba Arrabal y barrial. Por esa brava Región anduvo el sórdido cuchillo... |
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Baltasar Gracián
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Laberintos, retruécanos, emblemas, helada y laboriosa nadería, fue para este jesuita la poesía, reducida por él a estratagemas. No hubo música en su alma; sólo un vano herbario de metáforas y argucias y la veneración de las astucias y el desdén de lo humano y sobrehumano. No lo movió... |
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Borges y yo
En la voz de Jorge Luis Borges
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Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me... |
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Borges y yo
En la voz de Jorge Luis Borges
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Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los… |
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Buenos Aires
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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Y la ciudad, ahora, es como un plano De mis humillaciones y fracasos; Desde esa puerta he visto los ocasos Y ante ese mármol he aguardado en vano. Aquí el incierto ayer y el hoy distinto Me han deparado los comunes casos De toda suerte humana... |
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Cristo en la cruz
En la voz de Marcelo Cejas
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Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La negra barba pende sobre el pecho. El rostro no es el rostro de las láminas, es áspero y judío. No lo veo y seguiré buscándolo hasta el día último de mis... |
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Cristo en la cruz
En la voz de Marcelo Cejas
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Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La negra barba pende sobre el pecho. El rostro no es el rostro de las láminas, es áspero y judío. No lo veo y seguiré buscándolo hasta el día último de mis pasos... |
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Cuarteta
En la voz de Jorge Luis Borges
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Murieron otros, pero ello aconteció en el pasado, que es la estación (nadie lo ignora) más propicia a la muerte. ¿Es posible que yo, súbito de Yaqub Almansur, muera como tuvieron que morir las rosas y Aristóteles? Del Diván de Almotásam el Magrebí (siglo XII). De: El hacedor... |
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Del rigor en la ciencia
En la voz de Jorge Luis Borges
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En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del... |
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El fin
En la voz de Eduardo Lizalde
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El hijo viejo, el hombre sin historia, El huérfano que pudo ser el muerto, Agota en vano el caserón desierto. (Fue de los dos y es hoy de la memoria. Es de los dos.) Bajo la dura suerte Busca perdido el hombre doloroso La voz que fue su voz. Lo milagroso No sería más raro que la muerte. Lo acosarán… |
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El instante
En la voz de Marcelo Cejas
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¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño de espadas que los tártaros soñaron, dónde los fuertes muros que allanaron, dónde el Árbol de Adán y el otro Leño? El presente está solo. La memoria erige el tiempo. Sucesión y engaño es la rutina del reloj. El año no es menos vano que la vana historia... |
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El laberinto
En la voz de Jorge Luis Borges
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Zeus no podría desatar las redes de piedra que me cercan. He olvidado los hombres que antes fui; sigo el odiado camino de monótonas paredes que es mi destino. Rectas galerías que se curvan en círculos secretos al cabo de los años. Parapetos que ha agrietado la usura de los días. En... |
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El poeta declara su nombradía
En la voz de Jorge Luis Borges
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El círculo del cielo mide mi gloria, las bibliotecas del Oriente se disputan mis versos, los emires me buscan para llenarme de oro la boca, los ángeles ya saben de memoria mi último zéjel. Mis instrumentos de trabajo son la humillación y la angustia; ojalá yo hubiera nacido muerto... |
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El suicida
En la voz de Eduardo Lizalde
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No quedará en la noche una estrella. No quedará la noche. Moriré y conmigo la suma del intolerable universo. Borraré las pirámides, las medallas, los continentes y las caras. Borraré las pirámides, las medallas, los continentes y las caras. Borraré la acumulación del pasado. Haré polvo la historia… |
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El tango
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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¿Dónde estarán? pregunta la elegía de quienes ya no son, como si hubiera una región en que el Ayer, pudiera ser el Hoy, el Aún, y el Todavía. ¿Dónde estarán? (repito) el malevaje que fundó en polvorientos callejones de tierra o en perdidas poblaciones la secta del cuchillo y del... |
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Elogio de la sombra
En la voz de Eduardo Lizalde
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La vejez (tal es el nombre que los otros le dan) puede ser el tiempo de nuestra dicha. El animal ha muerto o casi ha muerto. Quedan el hombre y su alma. Vivo entre formas luminosas y vagas que no son aún la tiniebla. Buenos Aires, que antes se desgarraba en arrabales hacia la llanura incesante… |
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Epílogo (de El Hacedor) (fragmento)
En la voz de Eduardo Lizalde
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Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir... |
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Everness
En la voz de Jorge Luis Borges
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Sólo una cosa no hay. Es el olvido Dios que salva el metal salva escoria y cifra en Su profética memoria las lunas que serán y las que han sido. Ya todo está. Los miles de reflejos que entre los dos crepúsculos del día tu rostro fue dejando en los espejos y los que ira dejando... |
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Ewigkeit
En la voz de Jorge Luis Borges
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Torne en mi boca el verso castellano a decir lo que siempre está diciendo desde el latín de Séneca: el horrendo dictamen de lo que todo es el gusano. Torne a cantar la pálida ceniza, los fastos de la muerte y la victoria de esa reina retórica que pisa los estandartes de la... |
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Fundación mítica de Buenos Aires
En la voz de Jorge Luis Borges
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¿Y fue por este río de sueñera y de barro que las proas vinieron a fundarme la patria? Irían a los tumbos los barquitos pintados entre los camalotes de la corriente zaina. Pensando bien la cosa, supondremos que el río era azulejo entonces como oriundo del cielo con su estrellita roja... |
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Juan, I, 14
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Refieren las historias orientales la de aquel rey del tiempo, que sujeto a tedio y esplendor, sale en secreto y solo, a recorrer los arrabales. Y a perderse en la turba de las gentes de rudas manos y de oscuros nombres; hoy, como aquel Emir de los Creyentes, Harún, Dios quiere andar... |
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La lluvia
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Bruscamente la tarde se ha aclarado Porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa Que sin duda sucede en el pasado. Quien la oye caer ha recobrado El tiempo en que la suerte venturosa Le reveló una flor llamada rosa Y el curioso color del colorado. Esta lluvia... |
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La noche cíclica
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras: los astros y los hombres vuelven cíclicamente; los átomos fatales repetirán la urgente Afrodita de oro, los tebanos, las ágoras. En edades futuras oprimirá el centauro con el casco solípedo el pecho del lapita; cuando Roma sea polvo,... |
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La noche que en el Sur lo velaron
En la voz de Jorge Luis Borges
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Por el deceso de alguien -misterio cuyo vacante nombre poseo y cuya realidad no abarcamos- hay hasta el alba una casa abierta en el Sur, una ignorada casa que no estoy destinado a rever, pero que me espera esta noche con desvelada luz en las altas horas... |
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Límites
En la voz de Jorge Luis Borges
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De estas calles que ahondan el poniente, Una habrá (no sé cuál) que he recorrido Ya por última vez, indiferente Y sin adivinarlo, sometido A Quién prefija omnipotentes normas y una secreta y rígida medida A las sombras, los sueños y las formas Que destejen y tejen esta vida. Si para... |
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Lucas, XXIII
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Gentil o hebreo o simplemente un hombre cuya cara en el tiempo se ha perdido; ya no rescataremos del olvido las silenciosas letras de su nombre. Supo de la clemencia lo que puede saber un bandolero que Judea clava a una cruz. Del tiempo que antecede nada alcanzamos hoy. En su tarea... |
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Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad
En la voz de Jorge Luis Borges
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En las trémulas tierras que exhalan el verano, el día es invisible de puro blanco. El día es una estría cruel en una celosía, un fulgor en las costas y una fiebre en el llano. Pero la antigua noche es honda como un jarro de agua cóncava. El agua se abre a infinitas huellas, y en... |
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Mateo, XXV, 30
En la voz de Jorge Luis Borges (en español) y Victoria Ocampo (en francés)
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El primer puente de Constitución y a mis pies Fragor de trenes que tejían laberintos de hierro. Humo y silbatos escalaban la noche, Que de golpe fue el juicio Universal. Desde el invisible horizonte Y desde el centro de mi ser, una voz infinita Dijo estas cosas (estas cosas, no estas... |
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Mi vida entera
En la voz de Marcelo Cejas
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Aquí otra vez, los labios memorables, único y semejante a vosotros. Soy esa torpe intensidad que es un alma. He persistido en la aproximación de la dicha y en la privanza del dolor. He atravesado el mar. He conocido muchas tierras; he visto una mujer y dos o tres hombres... |
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Mil novecientos sesenta y cuatro (1964)
En la voz de Marcelo Cejas
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Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. Ya no compartirás la clara luna ni los lentos jardines. Ya no hay una luna que no sea espejo del pasado, cristal de soledad, sol de agonías. Adiós las mutuas manos y las sienes que acercaba el amor. Hoy sólo tienes la fiel memoria y los desiertos días... |
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Milonga de dos hermanos
En la voz de Jorge Luis Borges
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Traiga cuentos la guitarra De cuando el fierro brillaba, Cuentos de truco y de taba, De cuadreras y de copas, Cuentos de la Costa Brava y el Camino de las Tropas. Venga una historia de ayer Que apreciarán los más lerdos; El destino no hace acuerdos Y nadie se lo reproche Ya estoy... |
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Milonga de Jacinto Chiclana
En la voz de Jorge Luis Borges
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Me acuerdo. Fue en Balvanera En una noche lejana Que alguien dejó caer el nombre De un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también De una esquina y de un cuchillo; Los años nos dejan ver El entrevero y el brillo. Quién sabe por qué razón Me anda buscando ese nombre; Me gustaría saber... |
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Milonga de Jacinto Chiclana
En la voz de Edmundo Rivero
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Me acuerdo. Fue en Balvanera En una noche lejana Que alguien dejó caer el nombre De un tal Jacinto Chiclana. Algo se dijo también De una esquina y de un cuchillo; Los años nos dejan ver El entrevero y el brillo. Quién sabe por qué razón Me anda buscando ese nombre; Me gustaría saber Cómo habrá… |
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Milonga de Manuel Flores
En la voz de Marcelo Cejas
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Manuel Flores va a morir, eso es moneda corriente; morir es una costumbre que sabe tener la gente. Y sin embargo me duele decirle adiós a la vida, esa cosa tan de siempre, tan dulce y tan conocida. Miro en el alba mis manos, miro en las manos las venas; con extrañeza las miro como si fueran ajenas... |
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Ni siquiera soy polvo
En la voz de Marcelo Cejas
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No quiero ser quien soy. La avara suerte me ha deparado el siglo diecisiete, el polvo y la rutina de Castilla, las cosas repetidas, la mañana que, prometiendo el hoy, nos da la víspera, la plática del cura y del barbero, la soledad que va dejando el tiempo y una vaga sobrina analfabeta. Soy hombre entrado en años... |
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Poema conjetural
En la voz de Jorge Luis Borges
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El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829, por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir: Zumban las balas en la tarde última. Hay viento y hay cenizas en el viento, se dispersan el día y la batalla deforme, y la victoria es de los otros. Vencen los... |
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Poema de los dones
En la voz de Jorge Luis Borges
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Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche. De esta ciudad de libros hizo dueños a unos ojos sin luz, que sólo pueden leer en las bibliotecas de los sueños los insensatos párrafos que ceden... |
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Poema de los dones
En la voz de Jorge Luis Borges
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Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dió a la vez los libros y la noche. De esta ciudad de libros hizo dueños a unos ojos sin luz, que sólo pueden leer en las bibliotecas... |
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Spinoza
En la voz de Jorge Luis Borges
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Las traslúcidas manos del judío Labran en la penumbra los cristales Y la tarde que muere es miedo y frío. (Las tardes a las tardes son iguales.) Las manos y el espacio de jacinto Que palidece en el confín del Ghetto Casi no existen para el hombre quieto Que está soñando un claro... |
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Un ciego
En la voz de Marcelo Cejas
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No sé cuál es la cara que me mira cuando miro la cara del espejo; No sé qué anciano acecha en su reflejo con silenciosa y ya cansada ira. Lento en mi sombra, con la mano exploro mis invisibles rasgos. Un destello me alcanza. He vislumbrado tu cabello que es de ceniza o es aún de oro... |
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Un patio
En la voz de Marcelo Cejas
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Con la tarde se cansaron los dos o tres colores del patio. Esta noche, la luna, el claro círculo, no domina su espacio. Patio, cielo encauzado. El patio es el declive por el cual se derrama el cielo en la casa. Serena, la eternidad espera... |
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Un soldado de Urbina
En la voz de Jorge Luis Borges Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Sospechándose indigno de otra hazaña como aquella en el mar, este soldado, a sórdidos oficios resignado, erraba oscuro por su dura España. Para borrar o mitigar la saña de lo real, buscaba lo soñado y le dieron un mágico pasado los ciclos de Rolando y de Bretaña. Contemplaría,... |
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Una despedida
En la voz de Marcelo Cejas
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Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro. Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos. El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil. Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata... |
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Jorge Manrique |
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Coplas de Don Jorge Manrique por la muerte de su padre
En la voz de Manuel Dicenta
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Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado da dolor, cómo, a nuestro parescer, cualquiera tiempo pasado fue mejor. Pues si vemos lo presente, cómo... |
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Jorge Meretta |
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A puerta cerrada
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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En la cocina hay platos y colillas y un desorden de bosque abandonado apenas por un viento visitado y con señas de huellas amarillas, me falta una pared o sobran sillas y el teléfono suena equivocado porque la noche es otra, otro recado, otro el abrigo y otras las polillas... |
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A un borracho que conocí
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Entra rechina el piso de madera enfila el ventanal hacia una mesa que en soledad su soledad apresa sin acertar cual es la verdadera la noche desdibuja una escalera tal vez nunca bajada que ya no pesa pero de pronto vuelve la cabeza y ve rodar su infancia... |
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A veces los muertos...
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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A veces los muertos se confunden de calle, se equivocan de casa, de puerta, desordenan el cuarto, los libros, los retratos, para que un viento sople cada vez que dormimos las cenizas de Dios entre los vivos. XXX de Ritual de la palabra |
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Aquí no esperaré a nadie...
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Aquí no esperaré a nadie ni siquiera por mí porque ya estuve. Ni por ti que estás llegando para que no haya un adiós o lamentar escondites con paredes húmedas. Esperar es un juego entre inmortales. X de Ritual de la palabra |
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El otro Narciso
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Creíste hallarte en un espejo hundido por allí estaba a oscuras un dorad azogue de un cristal frío buscado sin cuerpo en otro cuerpo repetido. Si al alejarte siempre le has quitado el otro yo de ti al desconocido por regresar serás el despedido doble de él que nunca has apartado... |
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Los amantes se encuentran
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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La noche se repliega los espejos se evaporan los cuerpos extienden sus fronteras gemelas para encontrarse en la gran confusión del sueño. Nadie daría un beso si no se quemara los labios... |
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Mi perro ha muerto
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Mi perro ha muerto en el jardín y por su lengua se desombra a otro amanecer. Cuando se muere un perro el silencio es humo de un tren de aullidos que descarrilan en la tierra y lo que sigue es frío para temblar con él desocupado de piel, descobijado de casa. Oigo a los muertos crecer con sus vísceras de niebla... |
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Morirme de otra vida...
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Morirme de otra vida, de otra piel, ajena al cuerpo que vivo y volver a desollarme en un traspié de fruto. Borrar lo dicho, entrar en el vacío de un silencio prestado, ajeno a todo lo dicho a lo borroso de haberlo dejado sin palabras. Entrar a la muerte sin decirla... |
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Palomas
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Convenzo a un traje negro por el deudo dispongo un crucifijo a los testigos para la cremación de todas las palomas cada mañana cuando el párroco enloquece con su cuerda las campanas espantándole a Dios todos sus muertos. De: El casco y la espada |
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También debería nombrarte...
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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También debería nombrarte con un paso tardío como en aquel patio perdido a la deriva por tu piel: sólo allí, como ayer, sigues desnuda: brillan tus hombros, arde tu cintura. Sí, debería llamarte otra vez o dejaría un hueco vacío para siempre... |
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Una mano dice adiós
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Una mano inclinada levemente al vacío compuesta de breves huesos suicidas el instante mismo anticipándose al caer en un gesto de vaciarse. Un vacío con la forma de una mano levemente ordenada depuesta por suicidas instantes disipándose que caen. Una mano cayéndose vacía igual que una palabra muerta. |
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Velorio
En la voz de Jorge Meretta Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
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Hemos dejado al muerto último en la fila de un invierno. Llueve y tiene suerte: un muerto nada tiene que perder en el velorio de un paraguas llorándose la lluvia para adentro. De: El casco y la espada |
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Jorge Pimentel |
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Brillaba el día, no brillaba
En la voz de Jorge Pimentel Colaboración: Ernesto Hermoza
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Descorro el resplandor preguntándome brillaba el día no brillaba todos éramos máscara inconmoviblemente infelices brillaba el día no brillaba lo recuerdo tanto que vi este día y no era brillante sumiso congelado no era urgente brillaba el día no brillaba era lo único que me amaba... |
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Confesión de mirlo
En la voz de Jorge Pimentel Colaboración: Ernesto Hermoza
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nubes que son síntomas de huir relojes detenidos absorbiendo la carne relojes absorbiendo la carne gangrenando la luz aposentando tibiezas granuladas insufladas en el desaire más denso en el ardor cómplice de huir de alejarse nubes que son síntomas del verso de la verdad disuelta en la vereda ineficaz trastocada acosada por esa quietud que disimula el año el año en que te conocí... |
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Días sin madre
En la voz de Jorge Pimentel Colaboración: Ernesto Hermoza
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Ibas a comprar al mercado y grandes bolsas caminaban y lloraban. Éramos el lagarto y la osa cubiertos de bistecks y alcachofas flotando entre zanahorias. Tal vez un helado o el encuentro famoso con cebollas, hacían de nuestras vidas grandes apios que los sábados giraban estupendamente... |
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Jorge Zalamea |
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Como los lectores de libros sacros… (El sueño de las escalinatas 1)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Como los lectores de libros sacros, los pregoneros de milagrerías y los loteadotes de paraísos y nirvanas, también yo he de sentarme de espaldas al Río, frente a las escalinatas plagadas de creyentes y obsedidas de dioses vivos y muertos... |
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Debo también, oh creyentes… (El sueño de las escalinatas 6)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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Debo también, oh creyentes, denunciar la estulticia, el abuso y el mito de las Vacas Sagradas que ambulan, torpes y lentas, por estas escalinatas. No son aquí como la novilla alcanzada y penetrada por el dios criaturas de belleza, vida y amor... |
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Detrás de mí está el Río… (El sueño de las escalinatas 4)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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Detrás de mí está el Río. Lo siento correr sobre mis riñones y cómo los ciñe con su fluyente y yerta cadena de plomo, invitándome al lento viaje de la muerte, como a vosotros: seres de condición contradicha y de voluntad incierta... |
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Detrás está la ciudad… (El sueño de las escalinatas 2)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Detrás está la ciudad: henchida, clueca, erizada de cúpulas, minaretes y terrazas, empollando sus muchos siglos; rumiando su pasado, tal una vaca bajo el bordoneo de los tábanos; pasando y repasando su rosario de lunas y de soles... |
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El grito
En la voz de Jorge Zalamea
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Un grito, un grito, un grito más duro que el dentado cuerno curvado del dorado escarabajo mimetizado entre las cañas de oro; más invasor que el espino en los jardines de los abuelos intestados; más veloz que el arpón del asesino que vuela sobre las aguas y se clava en ellas... |
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El hombre solo, el hombre en cuclillas… (El sueño de las escalinatas 9)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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El hombre solo, el hombre en cuclillas sobre las escalinatas, el insensato que ha echado sobre sus hombros el censo de la miseria y el denuncio de sus promotores y usufructuarios, dicho todo esto y después de arder en la pira de la cólera... |
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El sueño de las escalinatas
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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1 Como los lectores de libros sacros, los pregoneros de milagrerías y los loteadores de paraísos y nirvanas, también yo he de sentarme de espaldas al Río, frente a las escalinatas plagadas de creyentes y obsedidas de dioses vivos y muertos; frente a los Templos de ladrillo y cobre en... |
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Imprecación del hombre de Kenya
En la voz de Jorge Zalamea
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Y si me da la gana de atravesar a nado el enorme río? Y si me da la gana de empinarme más que la jirafa? Y si me da la gana de hacerme con la piel del ocelote un escudo y con su cola un adorno? Y si me da la gana de ganarle en la carrera a la gacela? Y si me da la gana de asustar al... |
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La carga ahora contra los Palacios… (El sueño de las escalinatas 8)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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¡La carga ahora contra los Palacios! ¡La carga sí contra esa crestería de mármoles varicosos, de oxidados cobres, de roídos ladrillos amarillos que aquí, sobre las escalinatas, sobre los Templos, frente al Río y a espaldas de la ciudad cuitada... |
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La queja del niño negro
En la voz de Jorge Zalamea
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Las tortillas de maíz no me saben a nada, madre. Los níqueles no me sirven de nada, madre. El traje nuevo no me alegra nada, madre. Nada me sirve de nada porque soy un niño negro. ¡Pero si estás hecho de miel y leche, hijo! ¿De miel negra, madre? ¡No! De miel... ¿De leche negra,... |
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Montada está la escena… (El sueño de las escalinatas 5)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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Montada está la escena. Plena la audiencia. Aquí, sobre las escalinatas, frente a los Templos, bajo los Palacios y con el Río ciñendo mis lomos. Una gran audiencia humana que espera, sorbiéndose los labios amargos y restregando coléricamente... |
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Narcisiana
En la voz de Jorge Zalamea
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Ésta era otra casa. La de los muchos patios: el patio de las ceremonias y los grandes; el patio de los huéspedes bienvenidos; el patio de los niños; el patio de las criadas; el patio de los lavaderos y los bebederos; el patio de las caballerizas; el patio de las aves de corto vuelo;... |
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Ofrenda
En la voz de Jorge Zalamea
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(Variaciones sobre un texto de Saint-John Perse: MARES: Las Trágicas vinieron...). Depilamos las largas mechas de nuestras axilas de grandes leonas cautivas. El acre vello negro, rojo o rubio, o color de bellota calcinada, que nos adorna y mancha, depilamos! Depilamos los tazones... |
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Primer levantamiento del árbol genealógico de una estatua pascuana
En la voz de Jorge Zalamea
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(Variaciones sobre un antiguo mito de los indígenas de la isla de Pascua). El agua marina se convirtió en espuma de playa; la espuma se convirtió en hierba sobre la tierra; la hierba se convirtió en liana sobre la roca; la liana se convirtió en vena de la roca. La golondrina marina... |
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Y ya se lanza la carga… (El sueño de las escalinatas 7)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Álvaro Castaño Castillo, fundador y director de la emisora HJCK
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Y ya se lanza la carga, oh creyentes, contra los Templos. Hasta ahora anduvimos bajo el engaño y el terror de innúmeros dioses incógnitos y adversos: Todas aquellas galaxias y nebulosas de tan lenta o vertiginosa gravitación... |
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Ya estáis aquí, creyentes… (El sueño de las escalinatas 3)
En la voz de Jorge Zalamea Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Ya estáis aquí, creyentes, en torno mío, poblando las escalinatas. Y va a ser posible abrir la audiencia, pues otras gentes de vuestra misma condición contradicha han venido de todos los rumbos: ora por sobre las sobresaltadas praderas... |
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José Agustín Balseiro |
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Como una llama
En la voz de Marcelo Cejas
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Catador esencial de la hora plena, el amor fue mi gloria y mi pecado: que cada instante de placer y pena fue la flor de lo mucho que yo he amado. Bajo la frente de visión serena, cada afán fue un ardor encadenado: como en la playa de sedante arena calma el mar su ansiedad, no su pasado... |
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José Agustín Goytisolo |
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El señalado
En la voz de Nuria Espert
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Solo entre el odio, entre la palpitante y masculina hostilidad él permanece y son sus días continuo sobresalto huida y evangelio. El señalado está y no está con todos estudia come igual que los demás se fatiga y enferma. Pero luego conoce y ve las cosas de forma diferente... |
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La noche es propicia
En la voz de José Agustín Goytisolo
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Todo fue muy sencillo: ocurrió que las manos que ella amaba, tomaron por sorpresa su piel y sus cabellos; que la lengua descubrió su deleite. ¡Ah! detener el tiempo! Aunque la historia tan sólo ha comenzado y sepa que la noche le es propicia, teme que con el alba continúe su sed... |
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No sirves para nada
En la voz de Marcelo Cejas
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Cuando yo era pequeño estaba siempre triste y mi padre decía mirándome y moviendo la cabeza: hijo mío no sirves para nada. Después me fui a la escuela con pan y con adioses pero me acompañaba la tristeza. El maestro graznó: pequeño niño no sirves para nada. Vino luego la guerra la... |
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Palabras para Julia
En la voz de Paco Ibáñez y Cecilia Rossetto Colaboración: Emilio Cartoy Díaz
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Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable. Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego. Te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola, tal vez querrás no haber nacido... |
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José Alfredo de Llerena |
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Estampa nocturna
En la voz de Francisco Portillo
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Como un megalito se alza la morada junto al bosque, en que Drácula, tras la piedra labrada del vetusto reloj, con su porte buido, suele acechar el paso de algún desprevenido. Los muebles de nogal, con su suave fragancia, la lámpara de colza que ilumina la estancia conforman el ambiente familiar de la cena... |
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José Ángel Buesa |
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Canción de la lluvia
En la voz de José Angel Buesa
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Acaso está lloviendo también en tu ventana; acaso esté lloviendo calladamente, así. Y mientras anochece de pronto la mañana, yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí. Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo, sintiendo que despierta su ternura de ayer. Y, si estabas... |
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Canción de los amantes
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Donde quiera en las noches se abrirá una ventana o una puerta cualquiera de una calle lejana, no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera: ni menos en otoño, ni más en primavera. Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer, un hombre enloquecido, besará una mujer... |
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Canción del amor lejano
En la voz de Victor Manuel Luján
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Ella no fue entre todas, la más bella, pero me dio el amor más hondo y largo. Otras me amaron más, y, sin embargo, a ninguna la quise como a ella. Acaso fue porque la amé de lejos, como una estrella desde mi ventana... Y la estrella que brilla más lejana nos parece que tiene mas... |
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Canción para la esposa ajena
En la voz de José Ángel Buesa
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Tal vez guardes mis libros en alguna gaveta, sin que nadie descubra cuál relata tu historia, pues serán simplemente los versos de un poeta, tras de arrancar la página de la dedicatoria... Y pasarán los años... Pero acaso algún día, o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho,... |
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Carta a usted
En la voz de José Angel Buesa
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Señora, según dicen, ya usted tiene otro amante, lástima que la prisa nunca sea elegante Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa se resigne a ser viuda sin haber sido esposa. Y me parece injusto discutirle el derecho de compartir sus penas, sus goces y su lecho; pero el... |
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Carta sin fecha
En la voz de José Ángel Buesa
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Amigo: Sé que existes, aunque ignoro tu nombre, no lo he sabido nunca, ni lo quiero saber. Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre, que es el único modo de hablar de una mujer. Esa mujer es tuya, pero también es mía, y es un pecado, es cierto, si es pecado el amor. Pues el... |
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De pie bajo la lluvia
En la voz de Frank Moro
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Así estás todavía de pie bajo la lluvia, bajo la clara lluvia de una noche de invierno. De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa, de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo. Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia, con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos y tu... |
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El pequeño dolor
En la voz de José Angel Buesa
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Mi dolor es pequeño, pero aun así bendigo este dolor, que es como no soñar después de un sueño, o es como abrir un libro y encontrar una flor. Déjame que bendiga mi pequeño dolor, que no sabe crecer como la espiga, porque la espiga crece sin amor. Y déjame cuidar como una rosa este... |
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Elegía lamentable
En la voz de José Angel Buesa
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Desde este mismo instante seremos dos extraños por estos pocos días, quién sabe cuántos años... Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido uno de esos que nadie confiesa haber leído. Y así mañana, al vernos en la calle, al acaso, tú bajarás los ojos y apretarás el paso, y yo,... |
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Elegía nocturna
En la voz de José Angel Buesa
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Quién nos hubiera dicho... Que todo acabaría como acaba en la sombra la claridad del día. Fuiste como la lluvia cayendo sobre un río para que fuera tuyo... Todo lo que era mío. Fuiste como una lámpara que se encendió en mi vida, yo la soplé de pronto... Pero siguió encendida. Fuiste... |
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Elegía para ti y para mí
En la voz de José Angel Buesa
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Yo seguiré soñando mientras pasa la vida, y tú te irás borrando lentamente en mi sueño. Un año y otro año caerán como hojas secas de las ramas del árbol milenario del tiempo, y tu sonrisa, llena de claridad de aurora, se alejará en la sombra creciente del recuerdo. II Yo seguiré... |
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La sed insaciable
En la voz de Victor Manuel Luján
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Decir adiós... La vida es eso. Y yo te digo adiós, y sigo... Volver a amar es el castigo de los que amaron con exceso. Amar y amar toda la vida y arder en esa llama. Y no saber por qué se ama... Y no saber por qué se olvida... Coger las rosas una a una beber un vino y otro vino, y... |
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No era amor
En la voz de José Ángel Buesa
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No era amor. Fue otra cosa. Pero según murmuran en la ciudad aquella, yo cometí el delito de inventarte una estrella, y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa. No era amor, no era eso que se enciende en la sangre como una llamarada; era mirar tus ojos y no decirte nada o acercarme... |
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Pequeña canción
En la voz de José Angel Buesa
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Aún alegran tu calle los viejos mediodías y la sombra del álamo refresca tu portal, todo está como entonces, cuando tú me querías, pero ya no me quieres, y todo sigue igual. Sin embargo, no importa, yo sé que me quisiste más allá de aquel beso, de aquel que no te di, y sé que alguna... |
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Poema de la culpa
En la voz de José Ángel Buesa
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Yo la amé, y era de otro, que también la quería. Perdónala Señor, porque la culpa es mía. Después de haber besado sus cabellos de trigo, nada importa la culpa, pues no importa el castigo. Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo mis labios están dulces por ese amor amargo. Ella... |
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Poema de la despedida
En la voz de José Ángel Buesa
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Te digo adiós y acaso te quiero todavía. No sé si he de olvidarte, pero te digo adiós. No sé si me quisiste No sé si te quería O tal vez nos quisimos demasiado los dos. Este cariño triste y apasionado y loco me lo sembré en el alma para quererte a ti. No sé si te amé mucho... no sé... |
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Poema de la espera
En la voz de Frank Moro
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Yo sé que tú eres de otro y a pesar de eso espero. Y espero sonriente porque yo sé que un día como en amor, el último vale más que el primero tú tendrás que ser mía. Yo sé que tú eres de otro pero eso no me importa. Porque nada es de nadie si hay alguien que lo ansía. Y mi amor es... |
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Poema de las cosas
En la voz de José Ángel Buesa
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Quizás estando sola, de noche, en tu aposento oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento que existen ciertamente, pero que no se ven... Y también es posible que una tarde de hastío como florece un surco, te renazca un afán y... |
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Poema del amor ajeno
En la voz de Frank Moro
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Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo como queda el perfume más allá de la flor. Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo; y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor. La vida nos acerca y la vez nos separa, como el día y la noche en el amanecer... Mi corazón sediento... |
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Poema del domingo triste
En la voz de José Angel Buesa
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Este domingo triste pienso en ti dulcemente y mi vieja mentira de olvido ya no miente. La soledad a veces es el peor castigo, ¡pero qué alegre todo si estuvieras conmigo! Entonces no querría mirar las nubes grises formando extraños mapas de imposibles países y el monótono ruido del... |
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Poema del pecado
En la voz de José Angel Buesa
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Vamos que se hace tarde , me dijiste; pero yo me quedé mirando al mar, con el hastío de un pecado triste, pues no hay nada más triste que un pecado vulgar. Tú, la mujer ajena, yo, el hombre sin ayer, ya el mar borró tus pasos en la arena, pero hay cosas más hondas en un atardecer... |
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Poema del renunciamiento
En la voz de José Angel Buesa
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Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar, fingiré una sonrisa, como un dulce contraste del dolor de quererte... y jamás lo sabrás. Soñaré con el nácar virginal de tu frente; soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar; soñaré con tus labios... |
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Poema del secreto
En la voz de Walberto Mendoza
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Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía, y no volver el rostro para verte pasar. Puedo apretar mis labios un día y otro día... y no puedo olvidar. Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente, casi aburridamente, sobre un tema vulgar, puedo decir tu nombre con voz indiferente... y... |
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Se deja de querer
En la voz de José Ángel Buesa
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Se deja de querer, y no se sabe por qué se deja de querer: Es como abrir la mano y encontrarla vacía, y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue. Se deja de querer, y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed; como andar en otoño sobre las hojas secas, y pisar la hoja... |
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Sembrar
En la voz de Frank Moro
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Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente, en el aire, en la arena, en el surco, en el mar... Sembrar, sembrar, infatigablemente sembrar. En mujer, surco o sueño: sembrar. Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra; siembra amor y sonríe al pasar... La arena del desierto y... |
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Símil del viento
En la voz de José Angel Buesa
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Te sentí, como el viento, cuando pasabas ya; como el viento, que ignora si llega o si se va... Fuiste como una fuente que brotó junto a mí. Y yo, naturalmente, sentí sed y bebí. Llegaste como el viento, náufraga del azar, con tus ojos alegres entristeciendo el mar. Para que la tarde... |
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Tu collar de perlas
En la voz de Frank Moro
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Yo he visto perlas claras de inimitable encanto, de esas que no se tocan por temor a romperlas. Pero sólo en tu cuello pudieron valer tanto las burbujas de nieve de tu collar de perlas. Y más, aquella noche del amor satisfecho, del amor que eterniza lo fugaz de las cosas, cuando... |
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José Ángel Valente |
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El Sur como una larga...
En la voz de José Ángel Valente
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El sur como una larga, lenta demolición. El naufragio solar de las cornisas bajo la putrefacta sombra del jazmín. Rigor oscuro de la luz. Se desmorona el aire desde el aire que disuelve la piedra en polvo al fin. Sombra de quién, preguntas, en las callejas húmedas de sal. No hay... |
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La mañana
En la voz de José Crespo
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La mañana desnuda, el diamante purísimo del día Vale más despertar. Las caravanas de los mercaderes, los pescados resbalando otra vez hacia el mar. En larguísimos carros, cubiertos de deseos, veo pasar a los pobres de espíritu y a los pobres de palabra y de solemnidad... |
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José Antonio Cedrón |
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Carta a casa
En la voz de José Antonio Cedrón
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Ayer te pensé o soñé que estabas en casa y te pensé o soñé como eras hace mucho bajo un cielo que era también como hace mucho esas cosas de hombre de niño que uno tiene te soñé como eras cuando yo no era éste y te pensé después y anduviste girando en mi cabeza durante todo el día... |
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Con la voz de Astrud Gilberto y el saxo de Stan Getz
En la voz de Raquel Oyola y Rodolfo Taubas
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Siento que hubo de todo en este fuego a una mano del cielo a una mano del piso a una mano en la mano. Abajo la raíz la tierra el fruto. Arriba de tus labios esa distancia y ésta más las alas. Siento que hubo de todo en este fuego a una mano del cielo a una mano del piso. Abajo aquel... |
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Corazón
En la voz de José Antonio Cedrón. Canto Raquel Oyola y Rodolfo Taubas.
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No los dejes que entren que respiren que se levanten al aire de tu paso que ocupen tu lugar no los dejes voltear a esa ventana hacia esos ojos que miraron lejos hacia la sombra por no tener sombra hacia esa nube que cayó sin ruido queriendo el temporal. No, no te dejes herir armate... |
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El espacio sombreado
En la voz de Rodolfo Taubas
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Sólo hay un hombre que habla de otras cosas. Por ejemplo hay un hombre que habla de una calle de un apellido suyo que llegó en algún barco de una mujer morena que se perdió en su almohada de un líquido morado que en sus alas llega como una carta hasta su casa. Nada que ver aquí con... |
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Esos fantasmas
En la voz de Rodolfo Taubas
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Esos fantasmas llegan a casa recogen en la puerta la soledad y pasan pasan dentro de mí como esos trenes contra barreras bajas esos fantasmas pasan van sin rumbo. Esos fantasmas llegan se instalan en la silla y en la mesa y sin que pida nada ellos hablan esos fantasmas hablan con mi... |
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MCMLXXXIII/5
En la voz de José Antonio Cedrón
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En esta casa alguien vivió antes, y antes. Dejó clavos de punta en las paredes la forma de sus manos en un viejo jabón olores a tabaco, en el lavadero sucio. Huellas poco confiables. Vivió esperando un ruido que lo llame desde el amanecer? Lo imaginó esperando? Lloró también de... |
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MCMLXXXIII/7
En la voz de Rodolfo Taubas
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Y le pido de nuevo que no me deje solo que todavía siento miedo a la oscuridad a las voces que indagan el pasado que no me deje solo que otros duendes resuelven lo que cuesta subir desarmado las alas que anuncia el gallo nuevo que no me deje solo con el eco que me acompañe siempre... |
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Pequeña cosa
En la voz de José Antonio Cedrón
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Si no tuviera alas como tiene si no hablara y cantara si no fuera de fiesta de velorio si no amara tus piernas como ramas de un niño si no tuviera acaso componentes políticos estaría diciendo que el corazón es sólo el corazón no esta mancha que cambia pasos bodas y viajes no este... |
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Sin referencias
En la voz de José Antonio Cedrón
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El ave sobre el borde de la fuente baja el pico y me mira recoge su alimento vuelve a bajar el pico y me vuelve a mirar meneando la cabeza alrededor hoteles de altísimo aluminio vidrios rubios detrás de las cabezas un régimen de moscas consumiento el sonido el ave teme observa se... |
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José Asunción Silva |
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A veces, cuando en alta noche...
En la voz de Carmen Feito Maeso
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A veces, cuando en alta noche tranquila, sobre las teclas vuela tu mano blanca, como una mariposa sobre una lila y al teclado sonoro notas arranca, cruzando del espacio la negra sombra filtran por la ventana rayos de luna, que trazan luces largas sobre la alfombra, y en alas de las notas a otros lugares, vuelan mis pensamientos... |
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Día de difuntos
En la voz de Alvaro Mutis
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La luz vaga... opaco el día, la llovizna cae y moja con sus hilos penetrantes la ciudad desierta y fría; por el aire tenebroso ignorada mano arroja un oscuro velo opaco de letal melancolía, y no hay nadie que, en lo íntimo, no se aquiete y se recoja al mirar las nieblas grises de la... |
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Interrogación (?...)
En la voz de Álvaro Mutis
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Estrellas que entre lo sombrío, de lo ignorado y de lo inmenso, asemejáis en el vacío, jirones pálidos de incienso, nebulosas que ardéis tan lejos en el infinito que aterra que sólo alcanzan los reflejos de vuestra luz hasta la tierra, astros que en abismos ignotos derramáis... |
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Juntos los dos
En la voz de Alvaro Mutis
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Juntos los dos reímos cierto día... ¡Ay, y reímos tanto que toda aquella risa bulliciosa se tornó pronto en llanto! Después juntos los dos alguna noche, lloramos mucho, tanto, que quedó como huella de las lágrimas... un misterioso encanto! Nacen hondos suspiros de la orgía entre las... |
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Las voces silenciosas
En la voz de Alvaro Mutis
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¡Oh voces silenciosas de los muertos! Cuando la hora muda y vestida de fúnebres crespones, desfilar haga ante mis turbios ojos sus fantasmas inciertos, sus pálidas visiones... ¡Oh voces silenciosas de los muertos! En la hora que aterra no me llaméis hacia el pasado oscuro, donde el... |
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Nocturno
En la voz de Frank Moro
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Una noche, una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de música de alas, una noche, en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las luciérnagas fantásticas, a mi lado, lentamente, contra mí ceñida, toda, muda y pálida como si un presentimiento de amarguras infinitas hasta el... |
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Vejeces
En la voz de Alvaro Mutis
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Las cosas viejas, tristes, desteñidas, sin voz y sin color, saben secretos de las épocas muertas, de las vidas que ya nadie conserva en la memoria, y a veces a los hombres, cuando inquietos las miran y las palpan, con extrañas voces de agonizante dicen, paso, casi al oído, alguna... |
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José Bergamín |
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La noche y el día (I)
En la voz de Juan Rejano
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La música traiciona el sentimiento, Delia, en tus ojos, tan divinamente que hacen su noche oscura transparente de sobrenatural entendimiento. Los astros, que armonioso movimiento rige, mintiendo amor, calladamente, buscan en tu mirada el aparente reflejo a su encendido pensamiento... |
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La noche y el día (II)
En la voz de Juan Rejano
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Carmela, más que nubes, más que nieves, más que plumas, que espumas, más que albores, tejen dorados hilos zurcidores la aurora de tu frente en copos leves. No separes tus ojos, no te lleves, gacela huida a tantos resplandores, sus dardos encendidos, heridores, hebras de sol en... |
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La sombra y la muerte (I)
En la voz de Juan Rejano
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Pienso que sigue al eco prolongado del mar, en su sonora voz oscura, aquella voluntad honesta y pura , lumbre que enciende mi ámbito callado. De luz y no de sombra estoy cercado, como la noche; mi pasión apura la tiniebla sutil que me procura vivir de claridades rodeado. Padezco por... |
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La sombra y la muerte (II)
En la voz de Juan Rejano
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Siento que paso a paso se adelanta al doloroso paso de mi vida el ansia de morir que siento asida como un nudo de llanto a la garganta. Fue soledad, fue daño y pena, tanta pasión que en sangre, en sombra detenida, me hizo sentir la muerte como herida por el vivo dolor que la... |
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José Cadalso |
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Anacreóntica
En la voz de Fernando Guillén
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Unos pasan, amigo, estas noches de Enero junto al balcón de Cloris con lluvia, nieve y hielo. Otros la pica al hombro sobre murallas puestos hambrientos y desnudos pero de gloria llenos. Otros al campo raso las distancias midiendo que hay de Venus a Marte... |
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Injuria el poeta al amor
En la voz de Fernando Guillén
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Amor, con flores ligas nuestros brazos; los míos te ofrecí lleno de penas, me echaste tus guirnaldas más amenas, secáronse las flores, vi los lazos, y vi que eran cadenas. Nos guías por la senda placentera al templo del placer ciego y propicio... |
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José Carlos Becerra |
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Adiestramiento
En la voz de Julio Trujillo
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La voz de aquellos que asumen la noche, marinería de labios oscuros; la voz de aquellos cuyas palabras corresponden a esa luz donde el amanecer levanta la primera imagen vencida de la noche. Ahora cuando la memoria es una calle de mercaderes y héroes muertos, cuando la noche corta... |
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Apariciones
En la voz de Julio Trujillo
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Aquel árbol, al atardecer, el aleteo apresurado de un pájaro, el crujido de una rama, la luz sobre la yerba como una obsesión sagrada, la penumbra de un cuarto, la ventana entreabierta, sobre la mesa un rayo del poniente como la mano de una niña inmóvil, nuestras voces y nuestros... |
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Batman
En la voz de Julio Trujillo
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Recomenzando siempre el mismo discurso, el escurrimiento sesgado del discurso, el lenguaje para distraer al silencio; la persecución, la prosecución y el desenlace esperado por todos. Aguardando siempre la misma señal, el aviso del amor, de peligro, de como quieran llamarle. (Quiero... |
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Ejecuciones (III)
En la voz de Julio Trujillo
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Alguien dice algo que sólo puede escuchar a través de sí mismo. Alguien apaga la luz de esa habitación vacía pero antes de cerrar la puerta vuelve a encenderla al alejarse por el pasillo, mirando en el umbral de los días que vienen cama revuelta, papeles y libros sobre la mesa... |
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el ahogado
En la voz de Julio Trujillo
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un gancho de hierro y se jala, su expansión lo desmiente al subir el agua que lo chorrea lo mueve de los hilos de su salida al escenario en el muelle los curiosos miraban ese bulto donde los ojos de todos esperaban el pasadizo extraviado del cuerpo gota a gota el cuerpo caía en... |
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El azar de las perforaciones
En la voz de Julio Trujillo
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Puse las manos donde mis guantes querían, puse el rostro donde mi antifaz podía revelármelo; mi única hazaña ha sido no ser verdadero, mentir con la conciencia de que digo la verdad, mirar sin aspavientos mi existencia, desfigurada por lo que la hace vivir, rodeada por lo que tiene... |
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El deseo concluido
En la voz de Julio Trujillo
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Las imágenes que emergen de tu cuerpo desembocan en esta noche que no eres tú ni soy yo quienes conversan en el cuarto de al lado y a quienes escucho completamente solo. Concibiendo esta noche como algo inmóvil, bien podríamos ser tú y yo los que están al otro lado, tu voz es un... |
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Esta noche yo te siento apoyada en la luz...
En la voz de Julio Trujillo
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Esta noche yo te siento apoyada en la luz de mi lámpara, yo te siento acodada en mi corazón; un ligero temblor del lado de la noche, un silencio traído sin esfuerzo al despertar de los labios. Siento tus ojos cerrados formando parte de esta luz; yo sé que no duermes como no duermen... |
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Hoy llueve, es tu primera lluvia...
En la voz de Julio Trujillo
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Hoy llueve, es tu primera lluvia, el abismo deshace su rostro. Cosas que caen por nada. Vacilaciones, pasos de prisa, atropellamientos, crujido de muebles que cambian de sitio, collares rotos de súbito; todo forma parte de este ruido terco de la lluvia. Hoy llueve por nada, por no... |
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Memoria
En la voz de Julio Trujillo
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He vuelto al sitio señalado, a tu rastro de aguas amargas; el atardecer ha caído al fondo del mar como un pecho muerto y una campana da la hora cubriéndome de espuma. Vuelvo a ti, el otoño y el grillo se unen en la victoria del polvo. Vuelvo a ti, vuelves a la caída, al primer acto... |
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Movimientos para fijar el escenario (I, III, V, VII)
En la voz de Julio Trujillo
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I Para que el Paraíso Perdido pueda salir del sombrero, y la Historia se desprenda como una máscara de los rostros de los muertos, es necesario tomar este escenario por asalto. Consideremos, por principio, la trama que nos rodea. Más allá de la lluvia, los árboles del parque se... |
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Por el tiempo pasas
En la voz de Julio Trujillo
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Por el tiempo pasas, lo cruzas, sales de él, rozas la superficie de la muerte y distraída sigues hacia donde no sé si sigues. Eres tú la que cruzas el tiempo, la que aparta a la muerte como si se tratara de una cortina, la que se destapa el espejo como si se tratara de una lata de... |
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Ragtime
En la voz de Julio Trujillo
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Hablar, tal vez hablar en los devoramientos del alba, en las cenizas frías, en las constancias que no habrá de leer nadie; hablar en el mismo espacio de una voz que no llegó hasta estas palabras, que se perdió en el ruido de una frase como ésta; hablar donde respira aquello que... |
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Relación de los hechos
En la voz de Julio Trujillo
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Esta vez volvíamos de noche, los horarios del mar habían guardado sus pájaros y sus anuncios de vidrio, las estaciones cerradas por día libre o día de silencio, los colores que aún pudimos llamar humanos oficiaban en el amanecer como banderas borrosas. Esta vez el barco navegaba en... |
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Ritmo de viaje
En la voz de Julio Trujillo
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Este cuerpo que yo acaricio lentamente extendiendo la noche, este cuerpo donde yo he penetrado en mi propia distancia, en mi sofocamiento de sombra. Este vientre donde el amor abarca a la noche, estos senos donde la luz altera los signos, este cuerpo al que ahora me entrelazo, este... |
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Temblorosa avanza siempre
En la voz de Julio Trujillo
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Porque tú eres puente, porque tú eres el rumor de las aguas; ansiada buscadora de aquello que el deseo avanza, eres el refuerzo con que amanece, eres la luz del mar entregada a su propia creación, absorta en el eco de su belleza. Abandonada a tu belleza, roída por el candor,... |
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José Coronel Urtecho |
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Canción de amor para el otoño
En la voz de Yolanda Blanco
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I Cuando ya nada pido Y casi nada espero Y apenas puedo nada Es cuanto más te quiero.* II Te quiero en Diciembre, en Enero. Te quiero día a día, el año entero. Te quiero bajo el naranjo y bajo el limonero.** *De: Dos canciones de amor para el otoño **De: Idilio en cuatro... |
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Cantada
En la voz de Yolanda Blanco
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Por ti me he vuelto sincero como en la guerra el guerrero y en la mar el marinero. Porque en la ley de a tierra cada cosa en su lugar como el guerrero en la guerra y el marinero en la... |
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José de Espronceda |
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Canción del pirata
En la voz de Manuel Dicenta
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I Con diez cañones por banda viento en popa a toda vela no corta el mar, sino vuela un velero bergantín; bajel pirata que llaman por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín. La luna en el mar riela, en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento... |
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Soledad del alma
En la voz de Nuria Espert
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Mi alma yace en soledad profunda árida, ardiente, en inquietud continua, cual la abrasada arena del desierto que el seco viento de la Libia agita. Eterno sol sus encendidas llamas doquier sin sombra fatigada vibra; y aire de fuego en el quemado yermo bebe mi pecho y con afán respira... |
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José Emilio Pacheco |
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Ecuación de primer grado con una incógnita
En la voz de José Emilio Pacheco
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En el último río de la ciudad, por error o incongruencia fantasmagórica, vi de repente un pez casi muerto. Boqueaba envenenado por el agua inmunda, letal como el aire nuestro. Qué frenesí de sus labios redondos, el cero móvil de su boca. Tal vez la nada o la palabra... |
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El fuego
En la voz de José Emilio Pacheco
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En la madera que se resuelve en chispa y llamarada luego en silencio y humo que se pierde miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida Y te preguntas si habrá dado calor si conoció alguna de las formas del fuego si llegó a arder e iluminar con su llama De otra manera todo habrá... |
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El mar sigue adelante
En la voz de José Emilio Pacheco
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Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el mar en dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñea la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizar no le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia Las vueltas... |
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El mar sigue adelante
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Entre tanto guijarro de la orilla no sabe el maren dónde deshacerse ¿Cuándo terminará su infernidad que lo ciñea la tierra enemiga como instrumento de tortura y no lo deja agonizarno le otorga un minuto de reposo? Tigre entre la olarasca de su absoluta impermanencia... |
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Horas altas
En la voz de José Emilio Pacheco
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En esta hora fluvial hoy no es ayer y aún parece muy lejos la mañana Hay un azoro múltiple extrañeza de estar aquí de ser en un ahora tan feroz que ni siquiera tiene fecha ¿Son las últimas horas de este ayer o el instante en que se abre otro mañana? Se me ha perdido el mundo y no... |
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Inmemorial
En la voz de José Emilio Pacheco
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El misterioso día se acaba con las cosas que no devuelve Nunca nadie podrá reconstruir lo que pasó ni siquiera en este más cotidiano de los mansos días Minuto enigma irrepetible Quedará tal vez una sombra una mancha en la pared vagos vestigios de ceniza en el aire Pues de otro modo qué... |
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La materia deshecha
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Vuelve a mi boca, sílaba, lenguaje que lo perdido nombra y reconstruye. Vuelve a tocar, palabra, el vasallaje con tu propio fuego te destruye. Regresa, pues, canción, hasta el paraje en donde el tiempo acaba mientras fluye. No hay monte o muro que su paso ataje: lo perdurable, no el instante, huye... |
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Las perfecciones naturales
En la voz de José Emilio Pacheco
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De las capitanías de la oruga sabe el rosallo que le corresponde Silenciosas boquitas que roen de noche o bajo la altanera plenitud del gran sol las perfecciones naturales Ante ellas no hay belleza Sólo avidez sólo la necesidad de estar vivas Y perduran matando como nosotros De:... |
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Noche y nieve
En la voz de José Emilio Pacheco
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Me asomé a la ventana y en lugar de jardín hallé la noche enteramente constelada de nieve La nieve hace tangible el silencio y es el desplome de la luz y se apaga La nieve no quiere decir nada: Es sólo una pregunta que deja caer millones de signos de interrogación sobre el mundo... |
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Pero el agua recorre los cristales…
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Pero el agua recorre los cristales musgosamente. Ignora que se altera lejos del sueño todo lo existente. Y el reposo del fuego es tomar forma con su pleno poder de transformarse. Fuego del aire y soledad del fuego al incendiar el aire que es de fuego. Fuego es el mundo que se extingue y cambia para durar... |
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Presencia
En la voz de Carmen Feito Maeso
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¿Qué va a quedar de mí cuando me muera sino esta llave ilesa de agonía, estas pocas palabras con que el día, dejó cenizas de su sombra fiera? ¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera esa daga final? Acaso mía será la noche fúnebre y vacía que vuelva a ser de pronto primavera... |
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Siameses
En la voz de José Emilio Pacheco
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Me llamo Tim y odio a Jim, mi hermano gemelo y algo más, ya que nacimos unidos por una membrana flexible que otorga libertad de movimiento (hasta cierto punto). Imposible cortarla pues la escisión acabaría de golpe con nuestras vidas. Tenemos dos cabezas muy diferentes. Jim es glotón y sólo come cadáveres... |
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José García Nieto |
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Compromisos antiguos
En la voz de José García Nieto
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Tengo algunos antiguos compromisos de los que quisiera liberarme ahora recordando. Por ejemplo aquel con el niño pobre y no sé si mi amigo de Covaleda solo y rubio y ralo de pelo atento ante la nieve y nuestra puerta haciéndome envidiar su rueda fresca con la llanta de corteza... |
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Dios en la tarde
En la voz de José García Nieto
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Como cuando era niño, Dios parece que es el sol que enrojece ahora la tapia y que extiende su aliento hacia nosotros y que temblamos en su vaharada. Si pudiera poner en esta tarde mi corazón tendido a la ventana, y pudiera apresar ese sol último hasta que entre mi sangre se quedara... |
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El Hacedor
En la voz de José García Nieto
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Entra en la playa de oro el mar y llena la cárcava que un hombre antes, tendido, hizo con su sosiego. El mar se ha ido y se ha quedado, niño, entre la arena. Así es este eslabón de tu cadena que como el mar me has dado. Y te has partido luego, Señor. Mi huella te ha servido para... |
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El lazarillo
En la voz de José García Nieto
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Mi abuelo estaba ciego. ¿Era noviembre...? Pensaba yo en el árbol que él oía en una contemplación desorbitada, cuando alteraban los pájaros las ramas chirriantes, había sido árbol en su vida, árbol en su juventud. Salíamos siempre juntos. Sube , decía yo, al llegar a los escalones... |
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En la ermita del Cristo de la Gracia
En la voz de Nuria Espert
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¡Qué solo estás! La tarde, fuera, tiene una lejana música. Yo paso vacilante, hijo tuyo en el ocaso, sombra que con tu muerte se sostiene. Herida está tu casa y tan vacía como mi corazón, también deshecho. Como Tú en esta nave de mi pecho tengo un lugar donde la cera ardía... |
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Estas manos
En la voz de José García Nieto
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Estas manos que tienen aún memoria, que alojan la pasión y han provocado un bosque, un fuego, un viento arrebatado ¿que són sino temblor, cárcel y escoria...? Una tierra adelantan, una orilla del arrabal, del terraplén oscuro; arañan azucenas en un muro de cal donde se asoma ya la... |
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La partida
En la voz de José García Nieto
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Contigo mano a mano. Y no retiro la postura, Señor. Jugamos fuerte. Empeñada partida en que la muerte será baza final. Apuesto. Miro tus cartas, y me ganas siempre. Tiro las mías. Das de nuevo. Quiero hacerte trampas. Y no es posible. Clara suerte tienes, contrario en el que tanto... |
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Memoria de mi madre desde el mar
En la voz de José García Nieto
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Si miro el mar ahora está tu pura mirada en ese rostro amplio y sombrío; plata y azul, y niebla sobre un rio que alcanza ya su desembocadura. Plata y azul. Y niebla que perdura sobre mi corazón muerto de frio, extraño a los rigores del estío, sin más calor ni luz que su amargura. Si... |
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Oda a una pelotari
En la voz de José García Nieto
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Donde no se podía llegar, donde el cuarto no podía abrir sus puertas tentadoras, ante el fondo mismo del mar donde los ojos eran más tierra que nunca, más allá de la levísima trama que encarcelaba... |
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Poesía
En la voz de José García Nieto
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No sé si soy así, ni si me llamo así como me llaman diariamente; sé que de amor me lleno dulcemente y en voz a borbotones me derramo. Lluvia sin ocasión, huerto sin amo donde el fruto se cae sobradamente y donde miel y tierra, juntamente, suben a mi garganta, tramo a tramo. Suben y... |
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Primavera de un hombre
En la voz de José García Nieto
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(Primer recuerdo de Soria) Por Soria está ya la sierra pura enseñando su azul entre la nieve, y entre el bajo pinar el cielo breve tendrá otro azul: aquel de mi ventura. Sala de la niñez, fresca hermosura que abril a levantar en mí se atreve; aire de ayer que al pecho de hoy... |
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Se pide silencio al mar
En la voz de José García Nieto
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Esto son mis memorias, mis afanes, mis confesiones hasta donde puedo, lances de mucho amor y de algún miedo, esfuerzos de pigmeo entre titanes. Me dieron unos peces y unos panes: unas palabras. Y alguien con el dedo pronto me amenazó. Estaba en el ruedo mi carne entre los dientes de... |
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Todavía en silencio
En la voz de José García Nieto
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Te han nacido los ojos con preguntas, y sin cesar me asedias preguntando. Y yo sin contestar... Hija ¿ hasta cuando mudos tú y yo: dos ignorancias juntas? ¿ Hasta cuándo en silencio irán las yuntas de tu asombro y mi amor; de mí, temblando, y de tí, poco a poco, asegurando música sin... |
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José Gorostiza |
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En el rigor del vaso que la aclara... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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En el rigor del vaso que la aclara, el agua toma forma ciertamente. Trae una sed de siglos en los belfos, una sed fría, en punta, que ara cauces en el sueño moroso de la tierra, que perfora sus miembros florecidos, como una sangre cáustica, incendiándolos, ay abriendo en ellos]... |
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En la red de cristal que la estrangula... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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En la red de cristal que la estrangula, el agua toma forma, la bebe, sí, en el módulo del vaso, para que éste también se transfigure con el temblor del agua estrangulada que sigue allí, sin voz, marcando el pulso glacial de la corriente. Pero el vaso a su vez cede a la informe... |
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Iza la flor su enseña... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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Iza la flor su enseña, agua, en el prado. ¡Oh, qué mercadería de olor alado! ¡Oh, qué mercadería de tenue olor! ¡cómo inflama los aires con su rubor! ¡Qué anegado de gritos está el jardín! ¡Yo, el heliotropo, yo!¿Yo? El jazmín . Ay, pero el agua, ay, si no huele a nada. Tiene la... |
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Lleno de mí, sitiado en mi epidermis... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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Conmigo está el consejo y el ser: yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza PROVERBIOS, 8, 14 Con él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo tiempo. PROVERBIOS, 8, 30Mas el que peca contra mí defrauda su alma; todos los que me... |
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Mas la forma en sí misma no se cumple... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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Mas la forma en sí misma no se cumple. Desde su insigne trono faraónico magnánima, deífica, constelada de epítetos esdrújulos, rige con hosca mano de diamante. Está orgullosa de su orondo imperio. ¿En las augustas pituitarias de ónice no juega, acaso, el encendido aroma con que arde... |
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Más que vaso -tambíen- más providente... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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¡Mas qué vaso también más providente! Tal vez esta oquedad que nos estrecha en islas de monólogos sin eco, aunque se llama Dios, no sea sino un vaso que nos amolda el alma perdidiza, pero que acaso el alma sólo advierte en una transparencia acumulada que tiñe la noción de Él, de... |
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Oh inteligencia, soledad en llamas... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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¡Oh inteligencia, soledad en llamas, que todo lo concibe sin crearlos! Finge el calor del lodo, su emoción de substancia adolorida, el iracundo amor que lo embellece y lo encumbra más allá de las alas a donde sólo el ritmo de los luceros llora, mas no le infunde el soplo que lo pone... |
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Pero el vaso en sí mismo no se cumple... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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Pero el vaso en sí mismo no se cumple. Imagen de una deserción nefasta ¿qué esconde en su rigor inhabitado, sino esta triste claridad a ciegas, sino esta tentaleante lucidez? Tenedlo ahí, sobre la mesa, inútil. Epigrama de espuma que se espiga ante un auditorio anestesiado, incisivo... |
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Pero en las zonas ínfimas del ojo... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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Pero en las zonas ínfimas del ojo no ocurre nada, no, sólo esta luz ay, hermano Francisco, esta alegría, única, riente claridad del alma. Un disfrutar en corro de presencias, de todos los pronombres antes turbios por la gruesa efusión de su egoísmo de mí y de Él y de nosotros tres... |
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Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo... (Muerte sin fin)
En la voz de José Gorostiza
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¡Tan-tan! ¿Quién es? Es el Diablo, es una espesa fatiga, un ansia de trasponer estas lindes enemigas, este morir incesante, tenaz, esta muerte viva, ¡oh Dios! que te está matando en tus hechuras estrictas, en las rosas y en las piedras, en las estrellas ariscas y en la carne que se... |
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José Herrera Petere |
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A México
En la voz de Juan Rejano
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¡Oh claridad que veía, oh dulzura que acababa en México! Hay sentimientos que cortan las esperanzas. Te vi como roca queda ¡las claridades pasadas! a ti, amiga, amiga, amiga ¡Las claridades que amaba! En México, en las alturas se perdieron las mañanas. En México, en los jardines... |
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José Hierro |
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Acelerando
En la voz de José Hierro
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Aquí, en este momento, termina todo, se detiene la vida. Han florecido luces amarillas a nuestros pies, no sé si estrellas. Silenciosa cae la lluvia sobre el amor, sobre el remordimiento. Nos besamos en carne viva. Bendita lluvia en la noche, jadeando en la hierba, trayendo en hilos... |
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Despedida del mar
En la voz de José Hierro
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Por más que intente al despedirme guardarte entero en mi recinto de soledad, por más que quiera beber tus ojos infinitos, tus largas tardes plateadas, tu vasto gesto, gris y frío, sé que al volver a tus orillas nos sentiremos muy distintos. Nunca jamás volveré a verte con estos ojos... |
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El indiferente
En la voz de José Hierro Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Ahora seremos felices, cuando nada hay que esperar. Que caigan las hojas secas, que nazcan las flores blancas, ¡qué más da! Que brille el sol o que arpegie la lluvia sobre el cristal, que todo sea mentira o sea todo verdad; que reine sobre la tierra la primavera inmortal o que... |
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Junto al mar
En la voz de José Hierro
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Si muero, que me pongan desnudo, desnudo junto al mar. Serán las aguas grises mi escudo y no habrá que luchar. Si muero que me dejen a solas. El mar es mi jardín. No puede, quien amaba las olas, desear otro fin. Oiré la melodía del viento, la misteriosa voz. Será por fin vencido el... |
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Llegada al mar
En la voz de José Hierro
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Cuando salí de ti, a mí mismo me prometí que volvería. Y he vuelto. Quiebro con mis piernas tu serena cristalería. Es como ahondar en los principios, como embriagarse con la vida, como sentir crecer muy hondo un árbol de hojas amarillas y enloquecer con el sabor de sus frutas más... |
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Noche cerrada
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Cuántas estrellas tendrá el mar esta noche Cuántas olas, cuántas almas en pena, cuántos verdores que tan sólo el Vengador oculta y conoce Abierta la noche está como un gran sueño. Los nombres, los lugares, los caminos, las horas, los montes, se han borrado. Sólo queda soledad y... |
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Para un esteta
En la voz de Nuria Espert
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Tú que hueles la flor de la bella palabra acaso no comprendas las mías sin aroma. Tú que buscas el agua que corre transparente no has de beber mis aguas rojas. Tú que sigues el vuelo de la belleza, acaso nunca jamás pensaste cómo la muerte ronda ni cómo vida y muerte... |
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Remordimiento
En la voz de José Hierro
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I Inútilmente fui recorriendo senderos entre mármoles. Luz de prodigiosa hondura. (Toda la noche había llovido. Al clarear cesó la lluvia. Nubes navegaban el cielo; nubes blancas.) Inútil fue recorrer senderos, buscar tu nombre. Inútil: no lo hallé. Y recé una oración por ti -¿por... |
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Réquiem
En la voz de José Hierro
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Manuel del Río, natural de España, ha fallecido el sábado once de mayo, a consecuencia de un accidente. Su cadáver está tendido en Agostino Funeral Home. Haskell. New Jersey. Se dirá una misa cantada a las nueve treinta, en St. Francis. Es una historia que comienza con sol y... |
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José Juan Tablada |
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Agua-fuerte
En la voz de Sergio de Alva
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Pasas trotando como si huyeras y se diría que antros de vicio buscando fueras con las pupilas ardiendo al día entre la sombra de las ojeras... Tu cuerpo trémulo se arrebuja con turbadores gestos de vicio, y vas furtiva como una bruja bajo las iras del Santo Oficio. Bajo el arco de... |
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Canción de las gemas
En la voz de Sergio de Alva
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¡Yo adoro el diamante de luces reales! El que desbarata diáfanos cristales en el rizo rubio y en la trenza umbría; príncipe nimbado de auroras triunfales ¡augusto monarca de la pedrería! ¡Yo adoro el granate que trágicamente inflama en los senos su cáliz ardiente! Sangre milagrosa y... |
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El caballero de la yerbabuena
En la voz de Sergio de Alva
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El erudito habla del pasado y la chica loca-de-su-cuerpo..., del futuro. Un beluario de peces de colores ansía gozar del instante de azogue que le escurre entre las manos... En la más sincopada de las rumbas préndeme tu vacuna, oh marihuana, universalizando el incidente mudanza en la... |
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El ídolo en el atrio
En la voz de Sergio de Alva
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Una Piedra del Sol sobre el cielo de la mañana asoma en lo alto el ancho rostro de basalto a la orilla de un charco de obsidiana y parece que su boca vierte un reguero de sangre humana y zempazúchiles de muerte... Es del trigo del sol la gran piedra molar que hace el pan de los días... |
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El loro
En la voz de Aurora Molina
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Loro idéntico al de mi abuela funambulesca voz de la cocina, del comedor y de la azotehuela. No bien el sol ilumina, lanza el loro su grito y su áspera canción con el asombro del gorrión que sólo canta El Josefito ... De la cocinera se mofa colérico y gutural, y de paso apostrofa a... |
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Epílogo
En la voz de Sergio de Alva
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¿A qué obstinarse en proseguirla en vano...? Ya terminó la Feria de la Vida, A la paz y el estudio me convida Una luz al crepúsculo encendida En el viejo Convento franciscano... ¡La plaza está desierta Y es triste la partida Sobre el crujir de la hojarasca yerta Al terminar la Feria... |
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Ex voto a López Velarde
En la voz de Aurora Molina
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1 Consagro a su memoria este Retablo: Un lucero nos guía hasta el establo Donde su numen Niño Dios de cera Junto al asno y al buey del Nacimiento, Que humildad y potencia diéranle con su aliento De Reyes y... |
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Lawn-tennis
En la voz de Sergio de Alva
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Toda de blanco, finge tu traje sobre tu flanco griego ropaje. De la Victoria de Samotracia, mientes la gloria llena de gracia. ¡En vano ilusa fijas el pie!... Que no eres musa ni numen, que sin que disciernas un viento lírico sobre tus piernas sopla satírico; pues aunque... |
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Los ojos en blanco
En la voz de Sergio de Alva
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Sobre la yerba estrujada, bajo la fronda sombría, te recliné desmayada cuando la tarde moría. Miré tu faz sonrosada que pálida se volvía, y sentí tu boca helada bajo el ardor de la mía... Y antes de que agonizante quedara sobre tu flanco clavado el viril anhelo, ¡miré en el supremo... |
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Noche del trópico
En la voz de Aurora Molina
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En la fúnebre bóveda no brillan las estrellas, y sin embargo estriado de tenebrosas huellas sobre el profundo abismo la luz es móvil nata do apenas un Erebo de sombra se desliza, y en esa temblorosa película de plata en perlas se deshace la ola que se riza... |
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Nocturno alterno
En la voz de Sergio de Alva y Aurora Molina
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Neoyorquina noche dorada Fríos muros de cal moruna Rectors champaña fox-trot Casas mudas y fuertes rejas Y volviendo la mirada Sobre las silenciosas tejas El alma petrificada Los gatos blancos de la luna Como la mujer de LothY sin embargo es una misma en New York y en Bogotá LA... |
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Nocturno de invierno
En la voz de Sergio de Alva
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Mi inconsolable soledad se asombra, pues no sé en la ansiedad con que deliro si no te puedo ver por tanta sombra o si es de noche porque no te miro... ¡Pues siempre que tú llegas, la tiniebla disipas, ya tu voz ya tu mirada el silencio de músicas se puebla y cae sobre la noche la... |
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Onix
En la voz de Sergio de Alva
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Torvo fraile del templo solitario que al fulgor nocturno lampadario o a la pálida luz de las auroras desgranas de tus culpas el rosario... ¡Yo quisiera llorar como tú lloras! Porque la fe en mi pecho solitario se extinguió, como el turbio lampadario entre la roja luz de las... |
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Quinta avenida
En la voz de Sergio de Alva
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Mujeres que pasáis por la Quinta Avenida tan cerca de mis ojos, tan lejos de mi vida... ¿Soñáis desnudas que en el baño os cae áureo Jove pluvial, ¡como a Danae!... o por ser impregnadas de un tesoro, al asalto de un toro de oro tendéis las ancas como Pasifae? ¿Sobáis con... |
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José Kozer |
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Acabo de cruzar la intemperie del vino… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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Acabo de cruzar la intemperie del vino. Jamás vi mayor mi pobreza. Un calvero un rojo crucifijo carnosidad del alcornoque (descortezado). Una voz confundo tres veces: la greda con mi madre; mi padre con el orín que se desprende en un único golpe de címbalos... |
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Ánima
En la voz de José Kozer Colaboración: Círculo de Poesía
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Mi hogar es este espacio que media entre la coronilla y los pies(es) el hogar la mano (diestra) de Guadalupe (abierta) ante mi atónitamirada el brazo (siniestro) extendidoa todo lo largo de su efímera corpulencia(vegetativa) (ganga) (veta) el cardenillo cayendo de sus ojos... |
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Circe, te llamas Cuba… (Naïf 2)
En la voz de José Kozer
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Circe, te llamas Cuba: yo soy tu manatí, tu navegante, yo soy tu porquerizo cara de cerdo. De ti conozco sólo palabras: jatibonico, marte y belona, el solecismo hermasflorista. Trece nautas nuestros a tus costas llegaron, seducidos se quedaron, por natural fornicio se duplicaron... |
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De los nombres
En la voz de José Kozer
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Qué nombre le va a poner, o Juana, o Fernandina, o la dejamos quieta: ¿y tiene o tendrá pareja? Se afinca a sus arrecifes, mas si suelta un pie, la Isla vuela a su garza y de la garza a su aura tiñosa y de su aura, torcaza: y ahora se dio vuelta a Oriente, a su nacimiento... |
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Don
En la voz de José Kozer
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Un hombre es una isla, camina a paso tendido por sus propios islotes, guano. Refiéreloal aire y desciende a su Anunciación. En el Verbo tergiversa a la primera persona. Ya se le ve, es él, lo ejemplifica yo, ya se asusta: canguelo, calambrica.... |
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El caballo se está comiendo las velloritas… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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El caballo se está comiendo las velloritas del campo, sé que va a llover. Va a llover agua sobre agua el río estará lleno de la imagen del caballo (velloritas) las gotas de agua. Un vaso de agua pasada por agua perdí el apetito por las confituras... |
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Magua
En la voz de José Kozer
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Toda la frente la tengo cubierta de palabras y en ambas sienes un asterisco: un yerbazal las palabras, y entre ambos asteriscos reyes, crónicas, rut, el susto de betsabé cuando intuyó en la azotea que habría de abandonar su sueño casto de susana a fin de parir sabiduría... |
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Mastico a fondo el pez… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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Mastico a fondo el pez. Opérculo branquia su espina vertebral a fondo mastico la ventrecha su oscuro fondo de agua dulce (inclasificable). Estoy conforme es hora de derramarse urea aorta caudal indistinto a su desembocadura:el mapa informe que no sustenta nada... |
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Mi hogar es este espacio… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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Mi hogar es este espacio que media entre la coronilla y los pies (es) el hogar la mano (diestra) de Guadalupe (abierta) ante mi atónita mirada el brazo (siniestro) extendido a todo lo largo de su efímera corpulencia (vegetativa) (ganga) (veta) el cardenillo cayendo de sus ojos... |
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No sé que es el cabrilleo de la luz al mediodía… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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No sé qué es el cabrilleo de la luz al mediodía en un canal de agua. La garza erguida siente hambre en su curva no sé si siente hambre o come la garza. Y los insectos que devora no sé qué tienen que ver con la luz al mediodía cabrilleando en un canal de agua... |
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Periplo
En la voz de José Kozer
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La racha canta la racha canta el huracanado viento en los batientes de la ventana: el golpe es verde, verde y cruje la corteza del árbol del jardín, crujen las dos blancas mecedores junto al aljibe llenándose, el agua del viento huracanado es impensable... |
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Reaparición
En la voz de José Kozer
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Regresé a mi casa del reparto de Santos Suárez cuarenta años más tarde, me dejaron subir de visita, encontré en la vitrina del comedor los mismos platos, las copas de Purim, la copa (Pésaj) de Elías, copas de recepción en la luz crepuscular del comedor... |
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Reinado del agua, al sesgo… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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Reinado del agua, al sesgo. Con fervor (agua) con fervor (agua). Lluvia sin lumbre contraria al agua. Ígneo reinado el agua del subsuelo, agua del agua. Agua vaciada, agua del Reino. La clarividencia del agua entre las manos: regocijo del cristal... |
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Se abalanza la garza a lo extenso de un abeto… (Ánima)
En la voz de José Kozer
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Se abalanza la garza a lo extenso un abeto (abeto) (abeto) (abeto) un terebinto (siega, dela cebada) un bosque de laureles la doble acequiaverdinegra a lo extenso (Diablo mundo Diablomundo, yo te amo) (desalmado): otra vuelta de la rueda... |
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José Lezama Lima |
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Ah, que tú escapes
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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A que tú escapes en el instante en el que ya habías alcanzado tu definición mejor. Ah, mi amiga, que tú no quieras creer las preguntas de esa estrella recién cortada, que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga Ah, si pudiera ser cierto... |
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El coche musical
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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No es el coche con el fuego cubierto, aquí el sonido. Valenzuela ha regado doce orquestas en el Parque Central. Empacho de faroles frigios, quioscos cariciosos de azul franela, mudables lágrimas compostelanas. Saltan de la siesta... |
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Es el alba, en su rocío...
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Es el alba, en su rocío la hoja pregunta al tacto si en su carne o cristal frío lo que siente en su contacto. Rueda la hoja al río y en su engaño se desliza, es la moneda que irisa el curso de la fluencia. Es la brisa, una ciencia de lo eterno se divisa. |
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Le digo al amanecer...
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Le digo al amanecer que venga pasito a paso, con su vestido de raso acabado de coser. El sinsonte vuelve ya a lavarse en el cantío que va murmurando el río con alegre libertad. Su casa, en el caserío, humea azul el cantar. De: Paradiso |
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Muerte de Narciso
En la voz de José Lezama Lima
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Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo, envolviendo los labios que pasaban entre labios y vuelos desligados. La mano o el labio o el pájaro nevaban. Era el círculo en nieve que se abría. Mano era sin sangre la seda que borraba la perfección que muere de rodillas y en su celo se... |
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Noche insular: jardines invisibles
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Más que lebrel, ligero y dividido al esparcir su dulce acometida, los miembros suyos, anillos y fragmentos, ruedan, desobediente son, al tiempo enemistado. Su vago verde gira en la estación más leve del rocío que no revela el cuerpo... |
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Oda a Julián del Casal
En la voz de José Lezama Lima
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Déjenlo, verdeante, que se vuelva; permitidle que salga de la fiesta a la terraza donde están dormidos. A los dormidos los cuidará quejoso, fijándose cómo se agrupa la mañana helada. La errante chispa de su verde errante, trazará círculos frente a los dormidos de la terraza, la seda... |
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Paradiso (fragmento)
En la voz de José Lezama Lima
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Rodaba ya el primer cuadrante de la medianoche y José Cerní tarareaba y quería pasar más dentro del silencio. La noche caía incesante como si se hubiera apeado de un normando caballo de granja. Cerní se sentía apoyado por el traqueteo de los ómnibus, los dialogantes esquinados,... |
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Pensamientos en la Habana
En la voz de José Lezama Lima
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Porque habito un susurro como un velamen, una tierra donde el hielo es una reminiscencia, el fuego no puede izar un pájaro y quemarlo en una conversación de estilo calmo. Aunque ese estilo no me dicte un sollozo y un brinco tenue me deje vivir malhumorado, no he de reconocer la... |
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Rapsodia para el mulo
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Con qué seguro paso el mulo en el abismo. Lento es el mulo. Su misión no siente. Su destino frente a la piedra, piedra que sangra creando la abierta risa en las granadas. Su piel rajada, pequeñísimo triunfo ya en lo oscuro... |
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Sonetos a la Virgen
En la voz de José Lezama Lima
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I Deípara, paridora de Dios. Suave la giba del engañado para ser tuvo que aislar el trigo del ave, el ave de la flor, no ser del querer. El molino, Deípara, sea el que acabe la malacrianza del ser que es el romper. Retuércese la sombra, nadie alabe la fealdad, giba o millón de su... |
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Una oscura pradera me convida
En la voz de José Lezama Lima Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Una oscura pradera me convida, sus manteles estables y ceñidos, giran en mí, en mi balcón se aduermen. Dominan su extensión, su indefinida cúpula de alabastro se recrea. Sobre las aguas del espejo, breve la voz en mitad de cien caminos... |
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José Luis Bustamante y Rivero |
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Ciudad que fue
En la voz de Marcelo Cejas
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Esas casas viejas de las calles solas, esas casas viejas y destartaladas en que la carcoma de los años idos desunió las tejas y honrado los nidos; esas agrietadas casos españolas de churriguerescas y rancias portadas con el monograma del Señor Jesús: tres letras en relieve y una cruz; esas casas grandes, de zaguán sonoro... |
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José Luis Hidalgo |
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Los hijos
En la voz de Fernando Guillén
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Mis pobres muertos miran al sol y los ponientes con un ansia tremenda porque ya en mi se ciegan Gabriela Mistral Yo quisiera morir cuando ya tenga mi sangre en otras sangres derramada y ya mi corazón sea semilla que florezca su flor en otra rama... |
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Te busco
En la voz de Fernando Guillén
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Déjame que, tendido en esta noche, avance, como un río entre la niebla, hasta llegar a Ti, Dios de los hombres, donde las almas de los muertos velan. Los cuerpos de los tristes que cayeron, helados y terribles, me rodean; como muros, encauzan mis orillas... |
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Tristeza
En la voz de Fernando Guillén
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Todas las cosas son las mismas que ayer estaban en mi orilla: tierra inmutable y poderosa, cielo sereno y hondo arriba, piedras heladas donde el tiempo pasa lejano y nunca mira... Solo las nubes y las rosas cada mañana son distintas, como el misterio de mi carne... |
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José Luis Prado Nogueira |
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Alba de Dios
En la voz de Carmen Bernardos
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Nada turbaba el secular abrazo del silencio y de Dios, mas del Coloso el Verbo se nutría, en el undoso sueño de su fructífero regazo. Algo cruzó la noche, un latigazo de cólera y de amor al grave esposo, dio la fecundidad, quebró el reposo de aquel doliente y unitivo lazo... |
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José Lupiáñez |
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Amanecer frente al Mar de Mármara
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Sé que mi corazón alguna tarde recordará estas aguas quietísimas del Mar de Mármara y este liviano encantamiento azul del cielo que las sueña. Sé muy bien que mi corazón alguna tarde, en el jardín, quizá, ya del crepúsculo buscará este frescor, estos reflejos del lento amanecer que... |
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Ausente
En la voz de José Lupiáñez
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Este sol va dorando lentamente mi alcoba, que es un raro navío que ha perdido su rumbo; de tristeza se duelen abatidos velámenes porque la brisa esconde su ráfaga inocente. Esta tarde se incendia lentamente mi alcoba con los últimos dardos de algún sol que consigue alejar más... |
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Bazar Egipcio
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Desde el Bazar Egipcio se expande por el aire una oleada de esencias. El humo primitivo de los hogares adormece a la tarde, que huele a mar y a profecía. Triunfa en el aire, loco por el perfume, la oración desgarrada de las mezquitas, la que gime o invoca el nombre santo de Alah... |
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Desde la Torre Gálata
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Contempla allá esa luz que hacia el poniente es sangre. Esa luz que parece inventarse la ciudad en sus atardeceres. Distinta cada día, contémplala desde aquí y mira cómo asciende desde la urbe que la sueña, mientras se van haciendo eternos los perfiles de cúpulas y de minaretes... |
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El largo Angelus
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Aquí aguardo sentado cerca del sol, sin prisa, contra el muro de luz que es parte de mi casa. Aguardo a que termine lo terminable un día; mi sombrero me cubre, apenas si levanto los ojos hacia el cielo: prefiero la victoria mil veces de la cabeza baja, y el corazón quebrado en un... |
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Jardín
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Delgada es esta tarde de julio, inmóvil, asida a las columnas que se alzan sobre la hierba blanda Delgada es esta tarde de julio que decae con dulzura, como las manos que no atienden al sol, ni están alerta al paso de las horas... ¡Qué tristes dan los cuerpos una vez y otra vez... |
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Jardín de Colva
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Guarda mi corazón el balanceo de las altas palmeras, que un aire azul agita en la noche benigna. Siento en mí sus raíces nutrirse de mi sangre y que sus altos troncos, ingrávidos, insomnes, llevan las cicatrices, las marcas cenicientas de mi alma, que un día tatuaron los dioses. En... |
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La despedida
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Aquí en lo oscuro quedo pulsando mi dulcémele, mientras veo que te alejas feliz, contra la línea del horizonte. Mueves el cuerpo al son de mis acordes, cada vez más distante, más cómplice, y un ritmo de secreto te hace tan diminuto. sí, te alejas de esta pequeña hoguera que hemos... |
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Mañana en Kovalam
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Asisto al despertar del nuevo día en las hermosas playas de Kovalam. Saludan a mis ojos las palmeras agitando sus ramas solemnes como brazos y el mar, el Mar de Arabia, con sus peldaños de espuma hacia el infinito. Sobre la orilla lenguas de sal que se suceden en un vaivén sin... |
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Mirador umbrío
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Desde la torre observas cómo cae la tarde, las últimas montañas perdidas con la niebla, los árboles que ascienden levemente, el abismo, el fulgor de los astros que brillan por tus ojos. Cerca quedan las playas del Sur, amplias y lentas, vacías a esta hora en que el mar se desvanece... |
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Sky line
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Cantan dulces baladas con los labios pintados, tienen los corazones rotos por el amor, llevan gemas sombrías en sus dedos tan pálidos y en sus frentes que un astro porque sí decoró. En las noches siniestras beben su bebedizo y pasean su amenaza con amargo desdén, y ahora cantan... |
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Tumbas en la ciudad
En la voz de Marian Sanz de Acedo
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Repica el agua en la verde maleza que ahoga las tumbas de los antepasados: estelas inclinadas y hundidas en la tierra llevan grabadas frases que en su vida los muertos idearon. Sentencias y deseos, sueños tallados en la piedra. Y ahora la lluvia toca sus pensamientos y resuena... |
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José Manuel Caballero Bonald |
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A batallas de amor, campo de plumas
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Ningún vestigio tan inconsolable como el que deja un cuerpo entre las sábanas y más cuando la lasitud de la memoria ocupa un espacio mayor del que razonablemente le corresponde. Linda el amanecer con la almohada y algo jadea cerca, acaso un último estertor adherido a la carne, la... |
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Ambigüedad del género
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Estacionada en un recodo impávido de la penumbra, lo primero que hizo fue fruncir su boca violácea, de entreabiertos resquicios húmedos, y después sus ojos,y después sus ojos, un gran círculo de verde prenatal, un excitante fulgor de azogue desguazando la negrura común. Lenta o tal... |
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Espera
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Y tú me dices que tienes los pechos rendidos de esperarme, que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo, que has perdido hasta el tacto de tus manos de palpar esta ausencia por el aire, que olvidas el tamaño caliente de mi boca. Y tú me lo dices que sabes que me hice... |
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Hija serás de nadie
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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(La soleá) Me fui acercando hasta la lúgubre frontera de la llama, todavía reciente el maleficio. Dioses en vez de hombres arrancaban a la terrestre boca sus rescoldos de mísera epopeya. Ebria mejor que loca era la sed, mientras las jadeantes llaves del amor, la roja flor del vino,... |
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La botella vacía se parece a mi alma
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde: otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumbra yace un cuerpo desnudo y hay un chorro de música hedionda dilatando las burbujas del vidrio. Tan... |
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Nombre entregado
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Tú te llamabas Carmen y era hermoso decir una a una tus letras, desnudarlas, mirarte en cada una como si fuesen ramas distintas de alegría, distintos besos en mi boca reunidos. Era hermoso saberte con un nombre que ya me duele ahora entre los labios, me sangra entre los labios como... |
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Somos el tiempo que nos queda
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Ligeramente tumefacta pero ofrecida con codicia, llegó la boca hasta el lindero de la precaria intimidad. Iban reptando las parejas que se apiñaban en lo oscuro: no se miraban, se sumían en un compendio de sudores, se convertían en secuaces de la penumbra suspensiva. Como un furtivo... |
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Versículos del génesis
En la voz de José Manuel Caballero Bonald
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Por las ventanas, por los ojos de cerraduras y raíces, por orificios y rendijas y por debajo de las puertas, entra la noche. Entra la noche como un trueno por los rompientes de la vida, recorre salas de hospitales, habitaciones de prostíbulos, templos, alcobas, celdas, chozos, y en... |
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José María Gabriel y Galán |
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El embargo
En la voz de Antonio Reyna
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Señol jues, pasi usté más alanti y que entrin tos esos, no le dé a usté ansia no le dé a usté mieo... Si venís antiayel a afligila sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya ha muerto! ¡Embargal, embargal los avíos, que aquí no hay dinero: lo he gastao en comías pa ella y en boticas que... |
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José María Pemán |
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A la Virgen de la Soledad
En la voz de Dámaso Alonso, Eulalia Galvarriato, Eulalia Soldevilla, Luis Miguel y Rosalía Payno
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Virgen de la Soledad: rendido de gozos vanos, en las rosas de tus manos se ha muerto mi voluntad. Cruzadas con humildad en tu pecho sin aliento, la mañana del portento, tus manos fueron, Señora, la primer cruz redentora: la cruz del sometimiento. Como tú te sometiste, someterme yo... |
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Oración
En la voz de Dámaso Alonso, Eulalia Galvarriato, Eulalia Soldevilla, Luis Miguel y Rosalía Payno
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Yo sé que estás conmigo, porque todas las cosas se me han vuelto claridad: porque tengo la sed y el agua juntas en el jardín de mi sereno afán. Yo sé que estás conmigo, porque he visto En las cosas tu sombra, que es la paz; Y se me han aclarado las razones de los hechos humildes, y... |
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José María Valverde |
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Balada del remordimiento artístico
En la voz de Carmen Bernardos
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Y esta mirada que se queda en las cosas como en su hogar, ¡poeta! ¡Y este decirlo todo! ¿no lo tendremos qué pagar...? La arena por entre los dedos nos deja su tesoro ya, el correr del agua, nos cuenta la leyenda de la verdad. Hasta el dolor rezuma extraña y orgullosa felicidad... |
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José Martí |
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A mis hermanos muertos el 27 de noviembre
En la voz de Silvio Rodríguez
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¡Cadáveres amados los que un día Ensueños fuisteis de la Patria mía, Arrojad, arrojad sobre mi frente Polvo de vuestros huesos carcomidos! ¡Tocad mi corazón con vuestras manos! ¡Gemid a mis oídos! ¡Cada uno ha de ser de mis gemidos Lágrimas... |
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Aquí está el pecho, mujer...
En la voz de Carlos Muñoz
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Aquí está el pecho, mujer, Que ya sé que lo herirás; ¡Más grande debiera ser, Para que lo hirieses más! Porque noto, alma torcida, Que en mi pecho milagroso, Mientras más honda la herida, Es mi canto más hermoso. XXXVII De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Ayer la vi en el salón...
En la voz de Carlos Muñoz
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Ayer la vi en el salón De los pintores, y ayer Detrás de aquella mujer Se me saltó el corazón. Sentada en el suelo rudo Está en el lienzo; dormido Al pie, el esposo rendido; Al seno el niño desnudo. Sobre unas briznas de paja Se ven mendrugos mondados; Le cuelga el manto a los lados,... |
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Cuando me vino el honor...
En la voz de Carlos Muñoz
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Cuando me vino el honor De la tierra generosa, No pensé en Blanca ni en Rosa Ni en lo grande del favor. Pensé en el pobre artillero Que está en la tumba, callado; Pensé en mi padre, el soldado; Pensé en mi padre, el obrero. Cuando llegó la pomposa Carta, en su noble cubierta, Pensé... |
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Cultivo una rosa blanca
En la voz de Carlos Muñoz
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Cultivo una rosa blanca En Julio como en Enero Para el amigo sincero Que me da su mano franca Y para el cruel que me arranca El corazón con que vivo Cardo ni ortiga cultivo cultivo una rosa... |
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De mi desdicha espantosa...
En la voz de Carlos Muñoz
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De mi desdicha espantosa Siento, ¡oh estrellas!, que muero; Yo quiero vivir, yo quiero Ver a una mujer hermosa. El cabello, como un casco, Le corona el rostro bello: Brilla su negro cabello Como un sable de Damasco. ¿Aquélla? ...Pues pon la hiel Del mundo entero en un haz, Y tállala... |
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Del tirano? Del tirano...
En la voz de Carlos Muñoz
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¿Del tirano? Del tirano Di todo, ¡di más!; y clava Con furia de mano esclava Sobre su oprobio al tirano.¿Del error? Pues del error Di el antro, di las veredas Oscuras: di cuanto puedas Del tirano y del error. ¿De mujer? Pues puede ser Que mueras de su mordida; ¡Pero no empañes tu... |
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El alfiler de Eva loca...
En la voz de Carlos Muñoz
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El alfiler de Eva loca Es hecho del oro oscuro Que lo sacó un hombre puro Del corazón de una roca. Un pájaro tentador Le trajo en el pico ayer Un relumbrante alfiler De pasta y de similor. Eva se prendió al oscuro Talle el diamante embustero: Y echó en el alfiletero El alfiler de oro... |
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El alma trémula y sola...
En la voz de Carlos Muñoz
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El alma trémula y sola Padece al anochecer: Hay baile; vamos a ver La bailarina española. Han hecho bien en quitar El banderón de la acera; Porque si está la bandera, No sé, yo no puedo entrar. Ya llega la bailarina: Soberbia y pálida llega: ¿Cómo dicen que es gallega? Pues dicen mal:... |
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El enemigo brutal...
En la voz de Carlos Muñoz
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El enemigo brutal Nos pone fuego a la casa; El sable la calle arrasa, A la luna tropical. Pocos salieron ilesos Del sable del español; La calle, al salir el sol, Era un reguero de sesos. Pasa, entre balas, un coche: Entran, llorando, a una muerta; Llama una mano a la puerta En lo negro... |
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El rayo surca, sangriento...
En la voz de Carlos Muñoz
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El rayo surca, sangriento, El lóbrego nubarrón: Echa el barco, ciento a ciento, Los negros por el portón. El viento, fiero, quebraba Los almácigos copudos; Andaba la hilera, andaba, De los esclavos desnudos. El temporal sacudía Los barracones henchidos; Una madre con su cría Pasaba... |
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En el alféizar calado...
En la voz de Carlos Muñoz
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En el alféizar calado De la ventana moruna, Pálido como la luna, Medita un enamorado. Pálida, en su canapé De seda tórtola y roja, Eva, callada, deshoja Una violeta en el té. XVI De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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En el bote iba remando...
En la voz de Carlos Muñoz
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En el bote iba remando Por el lago seductor, Con el sol que era oro puro Y en el alma más de un sol. Y a mis pies vi de repente, Ofendido del hedor Un pez muerto, un pez hediondo En el bote remador. XII De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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En el extraño bazar...
En la voz de Carlos Muñoz
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En el extraño bazar Del amor, junto a la mar, La perla triste y sin par Le tocó por suerte a Agar. Agar de tanto tenerla Al pecho, de tanto verla Agar, llegó a aborrecerla; Majó, tiró al mar la perla. Y cuando Agar, venenosa De inútil furia, y llorosa, Pidió al mar la perla hermosa,... |
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En el negro callejón...
En la voz de Carlos Muñoz
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En el negro callejón Donde en tinieblas paseo, Alzo los ojos, y veo La iglesia, erguida, a un rincón.¿Será misterio? ¿Será Revelación y poder? ¿Será, rodilla, el deber De postrarse? ¿Qué será? Tiembla la noche: en la parra Muerde el gusano el retoño; Grazna, llamando al otoño La hueca... |
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Es rubia: el cabello suelto...
En la voz de Carlos Muñoz
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Es rubia: el cabello suelto Da más luz al ojo moro: Voy, desde entonces, envuelto En un torbellino de oro. La abeja estival que zumba Más ágil por la flor nueva, No dice, como antes, tumba ; Eva dice: todo es Eva .Bajo, en lo oscuro, al temido Raudal de la catarata; ¡Y brilla el... |
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Estoy en el baile extraño...
En la voz de Carlos Muñoz
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Estoy en el baile extraño De polaina y casaquín Que dan, del año hacia el fin, Los cazadores del año. Una duquesa violeta Va con un frac colorado; Marca un vizconde pintado El tiempo en la pandereta. Y pasan las chupas rojas Pasan los tules de fuego, Como delante de un ciego Pasan... |
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La imagen del rey, por ley...
En la voz de Carlos Muñoz
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La imagen del rey, por ley Lleva el papel del Estado; El niño fue fusilado Por los fusiles del rey. Festejar el santo es ley Del rey; en la fiesta santa ¡La hermana del niño canta Ante la imagen del rey! XXIX De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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La niña de Guatemala
En la voz de Frank Moro
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Quiero, a la sombra de un ala, contar este cuento en flor: la niña de Guatemala, la que se murió de amor. Eran de lirios los ramos; y las orlas de reseda y de jazmín; la enterramos en una caja de seda... Ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor; él volvió, volvió casado; ella... |
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Mi amor del aire se azora...
En la voz de Carlos Muñoz
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Mi amor del aire se azora; Eva es rubia, falsa es Eva; Viene una nube, y se lleva Mi amor que gime y que llora. Se lleva mi amor que llora Esa nube que se va; Eva me ha sido traidora; ¡Eva me consolará! XX De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Mucho, señora, daría...
En la voz de Carlos Muñoz
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Mucho, señora, daría Por tender sobre tu espalda Tu cabellera bravía, Tu cabellera de gualda: Despacio la tendería, Callado la besaría. Por sobre la oreja fina Baja lustroso el cabello, Lo mismo que una cortina Que se levanta hacia el cuello. La oreja es obra divina De porcelana de... |
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Odio la máscara y vicio...
En la voz de Carlos Muñoz
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Odio la máscara y vicio Del corredor de mi hotel: Me vuelvo al manso bullicio De mi monte de laurel. Con los pobres de la tierra Quiero yo mi suerte echar: El arroyo de la sierra Me complace más que el mar. Denle al vano el oro tierno Que arde y brilla en el crisol: A mí denme el... |
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Para Aragón, en España...
En la voz de Carlos Muñoz
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Para Aragón, en España Tengo yo en mi corazón Un lugar todo Aragón, Franco, fiero, fiel, sin saña. Si quiere un tonto saber Por qué lo tengo, le digo Que allí tuve un buen amigo, Que allí quise a una mujer. Allá, en la vega florida La de la heroica defensa Por mantener lo que piensa... |
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Para modelo de un dios...
En la voz de Carlos Muñoz
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Para modelo de un dios El pintor lo envió a pedir: ¡Para eso no! ¡para ir, Patria, a servirse los dos! Bien estará en la pintura El hijo que amo y bendigo: ¡Mejor en la ceja oscura, Cara a cara al enemigo! Es rubio, es fuerte, es garzón De nobleza natural: ¡Hijo, por la luz natal!... |
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Penas! ¿Quién osa decir...
En la voz de Carlos Muñoz
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¡Penas! ¿Quién osa decir Que tengo yo penas? Luego, Después del rayo, y del fuego, Tendré tiempo de sufrir. Yo sé de un pesar profundo Entre las penas sin nombres: ¡La esclavitud de los hombres Es la gran pena del mundo! Hay montes, y hay que subir Los montes altos; ¡después Veremos,... |
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Pinta mi amigo el pintor...
En la voz de Carlos Muñoz
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Pinta mi amigo el pintor Sus angelones dorados, En nubes arrodillados, Con soles alrededor. Pínteme con sus pinceles Los angelitos medrosos Que me trajeron, piadosos, Sus dos ramos de claveles. XL De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Por donde abunda la malva...
En la voz de Carlos Muñoz
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Por donde abunda la malva Y da el camino un rodeo, Iba un ángel de paseo Con una cabeza calva. Del castañar por la zona La pareja se perdía; La calva resplandecía Lo mismo que una corona. Sonaba el hacha en lo espeso Y cruzó un ave volando; Pero no se sabe cuándo Se dieron el primer... |
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Por la tumba del cortijo...
En la voz de Carlos Muñoz
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Por la tumba del cortijo Donde está el padre enterrado, Pasa el hijo, de soldado Del invasor; pasa el hijo. El padre, un bravo en la guerra, Envuelto en su pabellón Alzase; y de un bofetón lo tiende, muerto, por tierra. El rayo reluce; zumba El viento por el cortijo; El padre recoge al... |
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Por tus ojos encendidos
En la voz de Carlos Muñoz
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Por tus ojos encendidos y lo mal puesto de un broche pensé que estuviste anoche jugando a juegos prohibidos te odie por vil alevosa te odie con odio de muerte lastima me daba verte tan tirana y tan hermosa y por la esquela que vi no se cómo ni cuándo se que estuviste llorando toda... |
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Qué importa que tu puñal...
En la voz de Carlos Muñoz
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¿Qué importa que tu puñal Se me clave en el riñón? ¡Tengo mis versos, que son Más fuertes que tu puñal! ¿Qué importa que este dolor Seque el mar y nuble el cielo? El verso, dulce consuelo, Nace al lado del dolor. XXXV De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Sé de un pintor atrevido...
En la voz de Carlos Muñoz
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Sé de un pintor atrevido Que sale a pintar contento Sobre la tela del viento Y la espuma del olvido. Yo sé de un pintor gigante, El de divinos colores, Puesto a pintarle las flores A una corbeta mercante. Yo sé de un pobre pintor Que mira el agua al pintar, - El agua ronca del mar,-... |
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Si quieren que de este mundo...
En la voz de Carlos Muñoz
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Si quieren que de este mundo Lleve una memoria grata, Llevaré, padre profundo Tu cabellera de plata. Si quieren por gran favor, Que lleve más, llevaré La copia que hizo el pintor De la hermana que adoré. Si quieren que a la otra vida Me lleve todo un tesoro, ¡Llevo la trenza... |
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Si ves un monte de espumas...
En la voz de Carlos Muñoz
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Si ves un monte de espumas Es mi verso lo que ves: Mi verso es un monte, y es Un abanico de plumas. Mi verso es como un puñal Que por el puño echa flor: Mi verso es un surtidor Que da un agua de coral. Mi verso es de un verde claro Y de un carmín encendido: Mi verso es un ciervo... |
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Sueño con claustros de mármol
En la voz de Carlos Muñoz
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Sueño con claustros de mármol donde en silencio divino los héroes, de pie, reposan; ¡de noche, a la luz del alma, hablo con ellos: de noche! Están en fila: paseo entre las filas: las manos de piedra les beso: abren los ojos de piedra: mueven los labios de piedra: tiemblan las barbas... |
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Tiene el leopardo un abrigo...
En la voz de Carlos Muñoz
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Tiene el leopardo un abrigo En su monte seco y pardo: Yo tengo más que el leopardo Porque tengo un buen amigo. Duerme, como en un juguete, La mushma en su cojinete De arte del Japón yo digo: No hay cojín como un amigo . Tiene el conde su abolengo; Tiene la aurora el mendigo; Tiene... |
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Vierte, corazón, tu pena...
En la voz de Carlos Muñoz
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Vierte, corazón, tu pena Donde no te llegue a ver, Por soberbia, y por no ser Motivo de pena ajena. Yo te quiero, verso amigo, Porque cuando siento el pecho Ya muy cargado y deshecho, Parto la carga contigo. Tú me sufres, tú aposentas En tu regazo amoroso, Todo mi amor doloroso,... |
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Vino el médico amarillo...
En la voz de Carlos Muñoz
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Vino el médico amarillo A darme su medicina, Con una mano cetrina Y la otra mano al bolsillo:¡Yo tengo allá en un rincón Un médico que no manca Con una mano muy blanca Y otra mano al corazón! Viene, de blusa y casquete, El grave del repostero, A preguntarme si quiero O Málaga o... |
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Ya sé: de carne se puede...
En la voz de Carlos Muñoz
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Ya sé: de carne se puede Hacer una flor; se puede, Con el poder del cariño, Hacer un cielo, ¡y un niño! De carne se hace también El alacrán; y también El gusano de la rosa, Y la lechuza espantosa. XXXVI De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Yo no puedo olvidar nunca...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo no puedo olvidar nunca La mañanita de otoño En que le salió un retoño A la pobre rama trunca. La mañanita en que, en vano, Junto a la estufa apagada, Una niña enamorada Le tendió al viejo la mano. XIV De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Yo pienso cuando me alegro...
En la voz de Carlos Muñoz
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¡Yo pienso cuando me alegro Como un escolar sencillo, En el canario amarillo, Que tiene el ojo tan negro!¡Yo quiero, cuando me muera Sin patria, pero sin amo, Tener en mi losa un ramo De flores, y una bandera! XXV De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Yo que vivo...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo que vivo, aunque me he muerto, Soy un gran descubridor, Porque anoche he descubierto La medicina de amor. Cuando al peso de la cruz El hombre morir resuelve, Sale a hacer bien, lo hace, y vuelve Como de un baño de luz. XXVI De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Yo quiero salir del mundo...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo quiero salir del mundo Por la puerta natural: En un carro de hojas verdes A morir me han de llevar. No me pongan en lo oscuro A morir como un traidor; Yo soy bueno, y como bueno Moriré de cara al Sol! XXIII De : Ismaelillo, La edad de oro, Versos... |
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Yo sé de Egipto y Nigricia...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo sé de Egipto y Nigricia, Y de Persia y Xenophonte; Y prefiero la caricia Del aire fresco del monte. Yo sé de las historias viejas Del hombre y de sus rencillas; Y prefiero las abejas Volando en las campanillas. Yo sé del canto del viento En las ramas vocingleras: Nadie me diga que... |
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Yo soy un hombre sincero...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo soy un hombre sincero De donde crece la palma. Y antes de morirme quiero Echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes, Y hacia todas partes voy: Arte soy entre las artes, En los montes, monte soy. Yo sé los nombres extraños De las yerbas y las flores, Y de mortales engaños,... |
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Yo tengo un amigo muerto...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo tengo un amigo muerto Que suele venirme a ver: Mi amigo se sienta, y canta; Canta en voz que ha de doler. En un ave de dos alas Bogo por el cielo azul: Un ala del ave es negra Otra de oro Caribú. El corazón es un loco Que no sabe de un color: O es su amor de dos colores, O... |
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Yo tengo un paje muy fiel...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo tengo un paje muy fiel Que me cuida y que me gruñe, Y al salir, me limpia y bruñe Mi corona de laurel. Yo tengo un paje ejemplar Que no come, que no duerme, Y que se acurruca a verme Trabajar, y sollozar. Salgo y el vil se desliza Y en mi bolsillo aparece, Vuelvo, y el terco me... |
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Yo visitaré anhelante...
En la voz de Carlos Muñoz
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Yo visitaré anhelante Los rincones donde a solas Estuvimos yo y mi amante Retozando con las olas. Solos los dos estuvimos, Solos, con la compañía De dos pájaros que vimos Meterse en la gruta umbría. Y ella, clavando los ojos, En la pareja ligera, Deshizo los lirios rojos Que le dio... |
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José Moreno Villa |
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Coloquio paternal
En la voz de Juan Rejano
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La luna reina como pocas noches. Camináis lentamente. Llevas a tu mujer como si fuera un ánfora sutil que el tacto rompe. ¿Cómo será?... ¿Será niñito el hijo? ¿Sus ojos serán grandes y expresivos? ¿Lo quieres ya sin verle? Lo quiero ya porque eres tú conmigo; porque no puede oler... |
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Vivo y sueño
En la voz de Juan Rejano
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Hunde la rama del sauce en la alberca su fatiga; levanta el ciprés su lanza infatigable a los cielos. Con el sauce, vivo. Con el ciprés, sueño. Lánguida rama de sauce me cuelga entenebrecida. Lanza de ciprés emerge de mi piel hasta el misterio Con el sauce, vivo. Con el ciprés,... |
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Yo detesto...
En la voz de Juan Rejano
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Yo detesto las rosas; una rosa me encanta. Yo detesto los árboles; pero un álamo, un chopo, un níspero, un olivo son como gente mía. Yo detesto las piedras, pero el agua-marina, la esmeralda, el topacio y el profundo zafiro son almas misteriosas que agrada sondear. Yo detesto la... |
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José Pedroni |
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Primera luna
En la voz de Ernesto Bianco
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Dejando en mi aposento la lámpara encendida salí sin darme cuenta. Para mis ojos nuevos era desconocida la calle polvorienta. Me llenaba la boca, reseca de pasado, un cosquilleo innúmero de vino repuntado. Y hecha energía joven, mi lasitud longeva se estiraba en mis brazos hacia la luna nueva... |
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José Ramón Medina |
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Decimos: no hay paz
En la voz de Héctor Rosales
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Decimos: no hay paz, no hay descanso para estas pobres manos, para estos pies con prisa, para este pecho solo. Y tú callas, solemne, en tu grandeza. Decimos: estas horas suenan a tiempo muerto, las hojas del verano recuerdan la tristeza, y no hay un césped nuevo para echarnos a andar sin marchitar la carne... |
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José Santos Chocano |
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Los caballos de los conquistadores
En la voz de Adolfo Marsillach
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¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles! Sus pescuezos eran finos y sus ancas relucientes y sus cascos musicales... ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles! ¡No! No han sido los guerreros solamente, de corazas y penachos y tizonas y estandartes, los que... |
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Nostalgia
En la voz de Rosa Furman
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Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras, quien no echa raíces no puede dar frutos. Ser río que recorre, ser nube que pasa, sin dejar recuerdo ni rastro ninguno, es triste y más triste para quien se siente... |
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José Saramago |
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Se lavaron sus heridas en el agua del mar...
En la voz de José Saramago
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Se lavaron sus heridas en el agua del mar y ahora están sentados en la arena mientras los centinelas vigilan desde lo alto de las dunas. Es éste el precio de la paz cuando el amanecer se acerca y el miedo de morir es ese más humano de no vivir bastante... |
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José Suárez Carreño |
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Campos del frente
En la voz de José Crespo
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Son los campos. Los campos ahora de nadie; de la guerra. El llano se queda triste. Dura y antigua la sierra. Rocas y surcos perdidos, hoy sólo campos de guerra. No pasa nadie por ellos. De vez en cuando se quedan como ajenos a las balas que en el aire van secretas... |
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José Watanabe |
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Animal de invierno
En la voz de José Watanabe
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Otra vez es tiempo de ir a la montaña a buscar una cueva para hibernar. Voy sin mentirme: la montaña no es madre, sus cuevas son como huevos vacíos donde recojo mi carne y olvido. Nuevamente veré en las faldas del macizo vetas minerales como nervios petrificados, tal vez en tiempos... |
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Cuestión de fe
En la voz de José Watanabe Colaboración: Ernesto Hermoza
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¿Cómo sería la luz de la madrugada en que Abraham, el hombre de la cerrada fe, subió al monte Moriah llevando de la mano a su unigénito Isaac? Tiene que haber sido una luz hondamente azul como la de este amanecer: en aquel azul Abraham imaginaba la vibrante sangre de su hijo en el cuchillo… |
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El devoto
En la voz de José Watanabe
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En este profundo depósito de catedral, hieráticos como una triste cuadrilla de obreros de yeso los santos esperan al restaurador. En un altar y otro fueron deteriorándose, atacados por las moscas, las polillas y los abusos de la fe. Aquí ya no son San Francisco, San Valentín, San... |
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El lenguado
En la voz de José Watanabe
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Soy lo gris contra lo gris. mi vida depende de copiar incansablemente el color de la arena, pero ese truco sutil que me permite comer y burlar enemigos me ha deformado. He perdido la simetría de los animales bellos, mis ojos y mis narices han virado hacia un mismo lado del rostro... |
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El lenguado
En la voz de José Watanabe Colaboración: Ernesto Hermoza
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Soy lo gris contra lo gris. mi vida depende de copiar incansablemente el color de la arena, pero ese truco sutil que me permite comer y burlar enemigos me ha deformado. He perdido la simetría de los animales bellos, mis ojos y mis narices han virado hacia un mismo lado del rostro. soy un pequeño… |
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En el desierto de olmos
En la voz de José Watanabe
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El viejo talador de espinos para carbón de palo cuelga en el dintel de su cabaña una obstinada lámpara de querosene, y sobre la arena se extiende un semicírculo de luz hospitalaria. Este es nuestro pequeño espacio de confianza. Más allá de la sutil frontera, en la oscuridad, nos... |
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Hombre adentrado en el bosque
En la voz de José Watanabe
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Está sentado sobre un pino caído. Entre el balanceo de los árboles observa el espejear de la esfera de aluminio que corona la torre puntiaguda del Pabellón del Cáncer. Difícil símbolo la esfera. El hombre baja la mirada. Su alrededor es más amable: los pétalos de la Cati en Llamas... |
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La jurado
En la voz de José Watanabe Colaboración: Ernesto Hermoza
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Dolorosas mudanzas de entrecasa han convertido el cuarto de la difunta en este desordenado escritorio donde leo poemas de cien jóvenes y con ignorancia califico. En la pared queda una suave mancha de grasa donde la difunta apoyaba su coronilla de madre. Desde allí viene a leer conmigo... |
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La mantis religiosa
En la voz de José Watanabe
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Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de mis ojos. Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del Chanchamayo y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas, confiando... |
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La oruga
En la voz de José Watanabe
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Te he visto ondulando bajo las cucardas, penosamente, trabajosamente, pero sé que mañana serás del aire. Hace mucho supe que no eras un animal terminado y como entonces arrodillado y trémulo te pregunto: ¿sabes que mañana serás del aire? ¿te han advertido que esas dos molestias aún... |
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José Zacarías Tallet |
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Arte poética
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Tú, José Antonio, oficialmente culto, y un cincuenta por ciento de antologista de rapsodas criollos; corifeo de artistas ultra-nuevos e intelectual, pues te paseas entre ellos, de seguro que sabes de estas cosas más de un poco. Hace cerca de un siglo, un bardo melenudo que ostentaba una simiesca patillita... |
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Charada
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Eran cuatro caballos y los cuatro de lana, eran cuatro caballos debajo de la cama. En el zurrón llevaba las alas un pastor, en el zurrón llevaba las alas y eran dos. Saltaba por el campo un grillo malojero, saltaba por el campo con zancos verdinegros... |
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El equilibrista
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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¡Siempre en la cuerda floja, mi pequeño burgués! Oscilas a la diestra, oscilas a la izquierda: ¡Me tiro, no me tiro ! ¡A la una, a las dos, a las tres! Y sigues en la cuerda floja, ex baróndescontento y satisfechodel ochenta y tres, treinta y tres! Te sacan el sollate, como al ganapán más hambriento y miserable... |
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Elegía diferente
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Carlos, mi amigo Carlos, hoy hace varios años que te has muerto. (Mi corazón se encoge ante la persistencia tenaz de tu recuerdo.)Tú no has muerto del tifus ni de la meningitis, como dicen los médicos; Tú te has muerto de asco, de imposible o de tedio... |
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Estrofas azules
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Estrellita que te escondiste tras las nubes de mi fatuidad, en mi lóbrega noche sin alba, ¿nunca volverás a brillar? Gota de agua que resbalaste sobre mi pecho de pedernal, mis labios resecos de angustia, ¿te negarás a refrescar? Báculo fuerte que en el camino arrojó lejos mi vanidad... |
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La rumba
En la voz de Balbino Blanco Sánchez
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¡Zumba, mamá, la rumba y tambó! ¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó! ¡Zumba, mamá, la rumba y tambó! ¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó! ¡Cómo baila la rumba la negra Tomasa! ¡Cómo baila la rumba José Encarnación! Ella mueve una pierna, ella mueve la otra, él se estira, se encoge,... |
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La rumba
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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¡Zumba, mamá, la rumba y tambó! ¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó! ¡Zumba, mamá, la rumba y tambó! ¡Mabimba, mabomba, mabomba y bomgó! ¡Cómo baila la rumba la negra Tomasa! ¡Cómo baila la rumba José Encarnación! Ella mueve una pierna, ella mueve la otra... |
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Letrilla del café
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Vamos, niña linda a sembrar café: pantalón ceñido (que se marquen bien), la rústica bota en el leve pie, la blusa ligera, pañuelo francés, la cabeza airosa para proteger; la mochila al hombro. ¡A sembrar café! Siembra que te siembra ¡qué bien se te ve... |
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Poema de la vida cotidiana
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Hazme el favor, recorre conmigo Montenegro desde el andante quedo hasta el tonante allegro, (¡que me gustan las rimas rebuscadas!) toda la escala sórdida de las cotidianeces. Pues tú, mejor que nadie, eres el compañero idóneo de mi ruin dolor pasivo, ya que la vida, penas te regaló con creces... |
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Proclama
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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Gente mezquina y triste, que al par sabéis de las rebeldías vergonzantes e incógnitas y de las renunciaciones cobardes y heroicas, escuchad la voz de uno que habla por vosotras. Yo soy el poeta de una casta que se extingue, que lanza sus estertores últimos... |
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Ya
En la voz de José Zacarías Tallet Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno
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¿Estoy a guardar el carro? ¿Ya? Ha sido fugaz carrera larga, raudo correr sin freno. ¿Estoy al guardar el carro? ¿Ya? Claro que no sería ningún malogramiento. Pero palabra que, desde lo más hondo de mi ser, en el alma lo lamento. Estoy ante la puerta del garage de retorno de un viaje... |
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José Zorrilla |
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Dueña de la negra toca
En la voz de Fernando Guillén
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Dueña de la negra toca, la del morado monjil, por un beso de tu boca diera a Granada Boabdil. Diera la lanza mejor del Zenete más bizarro, y con su fresco verdor toda una orilla del Darro. Diera la fiesta de toros y, si fueran en sus manos, con la zambra de los moros el valor de los... |
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Josep Carner |
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L’escarrassada
En la voz de Núria Espert
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Oh dona que fas via només per corriol i carrerany que semblen secrets de pagesia, oh mai no desitjada sota l ull d or del dia, és d escarr s ta feina i el teu vestit de dol. Solcada, arreu voreges els solcs del camperol. L aire és feixuc. Cap fressa l albada no congria.... |
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Josep Maria de Sagarra |
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El cementiri dels mariners
En la voz de Núria Espert
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Quan la passada del vent afina la tarda tèbia del mes d agost, penges com una morta gavina dalt de la pedra grisa del rost. Des de les blanques parets estretes veus una mica de mar només; i encara et poses tot de puntetes, blanc cementiri dels mariners. Ningú que als vespres a tu s atansa... |
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Josep Maria López-Picó |
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D’un xiprer
En la voz de Josep Miquel Velloso
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Ta vida és un desig d agilitat; voldria ser gentil i és massa forta. Ta vida és un desig llarg i callat; és com l espectre d una flama morta...
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Juan Álvarez Gato |
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Dime, Señora
En la voz de Dámaso Alonso, Eulalia Galvarriato, Eulalia Soldevilla, Luis Miguel y Rosalía Payno
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Dime, Señora, di, cuando parta de esta tierra, si te acordarás de mí. Cuando ya sean publicados mis tiempos en mal gastados y todos cuantos pecados yo mezquino cometí, si te acordarás de mí. En el siglo duradero del juicio postrimero, do por mi remedio espero los dulces ruegos de ti,... |
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Juan Arolas |
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Se más feliz que yo
En la voz de Adolfo Marsillach
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Sobre pupila azul, con sueño leve, tu párpado cayendo amortecido se parece a la pura y blanca nieve que sobre las violetas reposó: yo el sueño del placer nunca he dormido: se más feliz que yo. Se asemeja tu voz en la plegaria al canto del zorzal de indiano suelo que sobre la pagoda... |
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Juan Bañuelos |
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Brazo de mar
En la voz de Juan Bañuelos
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Más quieta y casta que una justa balanza, o encendida como un puño apretado, sobre la osamenta del día estalla tu sangre que solloza sorprendida. Tierna o terrible, como el pájaro o la espada, he aquí que no puedo estrecharte. Estás prohibida, mujer, ferocidad de muerta; pared que canta para inventar su sombra... |
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Contrafuga de la muerte
En la voz de Juan Bañuelos
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Si vamos a tender un cable de exorcismo, si vamos a alquilar los versos para bodas, primeras comuniones, funerales y bautizos, recojo mis papeles. Y me voy. Si vamos a leer como leemos, palabras al amado fantasma y otros espejismos, entonces me retiro. Nosotros esperamos el tren que arrastra su sombra... |
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Densa luz del trópico
En la voz de Juan Bañuelos
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Hay burbujas de frutas en el olor del día. El verdeoscuro de la tarde entra a zancadas por el patio y se funde con el pequeño remolino que en medio del jardín hace girar las hojas como astros de un sistema solar sobre la ropa tendida. Contemplamos la jarra de agua y a un lado el cuchillo plateado con su filo de remordimientos... |
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Donde los dioses son más viejos que los astros
En la voz de Juan Bañuelos
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Pronto de corazón, descalzo, como en mi infancia rodeado de sabinos, como el hombre se inclina sobre el vientre de la esposa y se escucha él mismo nacer, oh hachas de la cólera, esto no es un sueño. Desmemoriadas mis manos pesan sobre esta llaga asida, y sobre el limo limo soy y lo recuerdo... |
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Donde sólo se habla del amor
En la voz de Juan Bañuelos
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A los hombres, a las mujeres que aguardan vivir sin soledad, al espeso camaleón callado como el agua, al aire arisco (es el aire un pájaro atrapado), a los que duermen mientras sostengo mi vigilia, a la mujer sentada en la plaza vendiendo su silencio. En fin, diciendo ciertas cosas... |
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Enero era la hierba
En la voz de Juan Bañuelos
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El sur está en mis lágrimas mientras la lluvia piensa en mis ausentes. Las alas del más pequeño pájaro se pierden en la boca del viento y tú, mi hora augural, desciendes tímida entre tantos recuerdos. Aquí están todos. Vienen reunidos por el tiempo, cojeando entra la niebla y entre quejidos lentos... |
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Es un buen día para morir
En la voz de Juan Bañuelos
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Un ominoso escarnio de puñales encapota los ojos del suburbio. Tiembla el tiempo y el patio y en el turbio lodazal suenan tiros policiales. Sangre, polvo, terror, caries dentales desafían la muerte. Y el disturbio deslizándose en un cuchillo gurbio en la esquina madrea sus vocales. Sombras. Ráfagas... |
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Fondo de agua
En la voz de Juan Bañuelos
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Descendemos. Debajo de mi piel tú cantas y en la última curva de mis venas con un tropel de polen te despides. Un día estás en mis ojos bajo un ruido de llamas, otro día duermes como la niebla junto a mi sombra agazapada. Si supieras que llegas y en tu mano está a punto de abrirse esa puerta del hombre y la mañana... |
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Habitante amoroso
En la voz de Juan Bañuelos
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Apenas la noche ha cerrado su sombra completa. Lo que suena después no es el río Ni las hojas del aire ni el pez de la niebla. Es la hambrienta distancia que llega rompiendo las aguas y el monte que cede al recuerdo y te nombra. Lo que el tiempo nos niega, lo que arranca el deseo, lo que acecha a mis venas... |
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Hojamarga
En la voz de Juan Bañuelos
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Hija del campo y de la luz/ vientre de piedra sollamada/ nunca se elevó tan bajo tu hambre/ tu sombra sin su cuerpo/ la impostura/ la ceniza de tus trojes quemadas/ el látigo/los nadies de la sed... -qué sé yo qué!- Y a punto de salpicar está la sangre estando fraternal estaba y... |
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Los caminos de toda carne
En la voz de Juan Bañuelos
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Si a la mitad del camino de tu vida aparece una mujer joven y se entrega a ti jadeante y despierta en tus brazos el peso insonoro voluptuoso de tierra de otros cuerpos que sin más resucitan y después lentamente se inclina y te besa desnudo recorriendo tu cuerpo y dice al final buenas noches te amo |
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Mutaciones
En la voz de Juan Bañuelos
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Un Coyote Emplumado es más que un lobo sin manada es menos que un árbol sin raíces es más que el aire sin ninguna fronda menos que esa puerta que la cierra el viento es más que un río arrastrando troncos y animales menos que un ciervo yugulado en la espesura es más que cualquier... |
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No consta en actas
En la voz de Juan Bañuelos
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Oh, bebedor de la noche, ¿por qué te disfrazas ahora? ¿Todo es igual acaso? ¿Tengo que repetir lo que el augur grabó en el silencio de la piedra curtida por el viento? ...esparcidos están los cabellos, destechadas las casas, enrojecidos sus muros. Gusanos pululan por calles y plazas... |
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Noticia
En la voz de Juan Bañuelos
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Cada día al llegar a la oficina Saludamos con ese ademán Dejado a la costumbre, Nos miramos la risa polvorienta, Queremos que alguien hable por teléfono Y callamos. Los días van escribiendo en nosotros, Nos sellan como actas de juzgado Y luego hablamos de ellos Como si fueran personas conocidas... |
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Perversidad de la separación
En la voz de Juan Bañuelos
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Desautorizomi ternura / vuélvansemis ojos turbulencia / pido castigo ejemplar a mis palabras. al alba quito la escalera para que ninguna luz suba a las ventanas / que sea irreflexivacomo un perromi bondad que en los charcos sean glorificados mis instintos que la vida tropiece y... |
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Redoble bajo una ceiba
En la voz de Juan Bañuelos
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Padre anciano, Obrero y gran señor, Sesenta y nueve ramas se han secado En tu arbolado corazón. Padre, es claro. Yo acecho tu bastión: Me abro paso entre cedros y álamos Cuando, de pronto, soy la multitud hambrienta de una calle Aherrojada en cilicios de terror. Padre obrero, Obrero y gran señor... |
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Sitios
En la voz de Juan Bañuelos
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Andenes agobiados por la carga y descarga de mercancías que suenan como cráneos. Techos de nubes como tifones aún dormidos. Uno descansa al horizonte como un vaso de aguardiente sobre una mesa lacónica y de cedro. Aquél devana una madeja de liendres instantáneas. El ojo cambia... |
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Un albañil llega a su casa
En la voz de Juan Bañuelos
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Mírenme. Estoy borracho. 0 estoy casi borracho. Descalzo. Amanece. Remordimiento Recién llegado al aguardiente. Ahora sabemos que una piedra sin sonido Pesa en nuestras ropas. Acato lo que me dice mi madre. No estoy seguro pero es cierto Que el vecino también Ha llegado a casa tarde... |
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Juan Boscán |
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Coplas a la tristeza
En la voz de Manuel Dicenta
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Tristeza, pues yo soy tuyo, tú no dejes de ser mía; mira bien que me destruyo sólo en ver que el alegría presume de hacerme suyo. ¡Oh tristeza, que apartarme de contigo es la más alta crueza que puedes usar conmigo! No huyas ni seas tal que me apartes de tu pena; soy tu tierra... |
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Juan Cunha |
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Lejos la ciudad lejos
En la voz de Héctor Rosales
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Lejos la ciudad lejos Lejos su absurda rueda dura girando sin sentido Ah la ciudad sin pájaros libres ni horizontes Y tan sólo en lo más alto de las torres un poco de ansia del cielo La ciudad que es una hélice vacía enloquecida de movimiento Ah la ciudad que cierra el alma con sus frías sucias manos... |
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Juan Daniel Perrotta |
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Chela
En la voz de Juan Daniel Perrotta
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Ella dice que aprendió bien las lecciones del Maestro y se hace cargo de su doble rol de trabajadora ama de casa Sale del trabajo toma un taxi llama a la nena por el celular para que tome los globulitos con Cyna todo estará bien Está contenta de comprar una edición en rústica de Alice Bailey... |
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Esa mujer
En la voz de Juan Daniel Perrotta
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Esa mujer me puede me seduce Su mirada ausente lejana no evoca otros hombres no me mide no pretende ni espera nada Esa mujer de piernas como escarbadientes perdida entre mis brazos es pacífica y luminosa Dibuja sonrisas Está ajena al ántrax a los top ten prefabricados Ella habla con... |
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La poesía no es lo más
En la voz de Juan Daniel Perrotta
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Faltan diez minutos para la una de la mañana y estás sediento de escritura Te motivas como puedes para escribir un poema porque te resulta no tan simple ahora Ya no más diez poemas por día elegir cuál sobrevive y cuál no Pero es típico a cierta edad se supone que con uno es... |
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Sobre la costilla de Adán y otras nimiedades
En la voz de Juan Daniel Perrota
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Hay quienes creen que el hombre necesita una mujer -está la tercera posición pero no viene al caso- Algunos votan por una santa mujer otros opinan que no estaría mal una fémina que se dedique al arte de las que te hacen todos los dibujos Habrá los que se inclinen por una gallina de... |
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Vacío
En la voz de Juan Daniel Perrotta
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Mónica se acuesta en mi cama habla por el celular recorriendo macros con su interlocutora mientras yo miro sus pechos Se acomoda el cabello mojado juega con los auriculares del walkman perfuma mis sábanas para que su Duende me excite por la noche Mónica tiene pirañas en los ojos un... |
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Juan de Salinas |
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En alabanza de la rosa en competencia del jazmín
En la voz de Manuel Dicenta
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El que eligió en el jardín el jazmín, no fue discreto, que no tiene olor perfeto si se marchita el jazmín. Mas la rosa hasta su fin, porque aun su morir se alabe, tiene olor más dulce y suave, fragancia más olorosa: luego mejor es la rosa y el jazmín menos süave... |
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Juan de Timoneda |
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Ah galanas, no os caséis...
En la voz de Nuria Espert
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Ah galanas, no os caséis por más que el galán os ame que el buey suelto, bien se lame. Mirad que os digo verdad, qué más el cuerno del toro, pues sabéis que libertad, no se paga con tesoro. No troquéis placer por lloro por más que el... |
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Juan del Encina |
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Vida mía
En la voz de Dámaso Alonso, Eulalia Galvarriato, Eulalia Soldevilla, Luis Miguel y Rosalía Payno
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¿A quién debo yo llamar vida mía, sino a tí, Virgen María? Todos te deben servir, virgen y madre de Dios, que siempre ruegas por nos y tú nos haces vivir. Nunca me verán decir vida mía, sino a ti, Virgen María. Duélete, Virgen, de mí, mira bien nuestro dolor, que este mundo pecador... |
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Villancico
En la voz de María Ángeles Herranz
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Floreció tanto mi mal, sin medida, que hizo secar mi vida. Floreció mi desventura y secóse mi esperanza; floreció mi gran tristura con mucha desconfïanza; hizo mi bien tal mudanza sin medida, que hizo secar mi vida... |
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Juan Domingo Argüelles |
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A la salud de los enfermos
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Para mi hijo Está bien, te lo diré: no pensaba en la muerte, pues si he bajado a los infiernos era por ver la maravilla que hasta hace poco era la vida. Entre el azufre y el espanto probé otra vez de aquella culpa para poder seguir viviendo. Y ya he pagado mi tributo. Lo que viví... |
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Al filo de su cuerpo
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Tiene el cabello negro y los ojos que, desde ahora, son mis ojos. Despierto y la contemplo, o tal vez duermo y sueño al filo de su... |
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Al lector
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Aquí están los rencores. Los escribí pensando en ti. Creí por un momento que eran flores que amanecían en abril. Pero al poner la mano me han herido, ¡puta, si me han herido!, me han lastimado hasta sangrar, hasta aullar de dolor, hasta quejarme inmensamente en la noche del lobo... |
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Avenida Héroes
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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La ola de Dios del mar de Dios azota. En la playa de Dios, clavado, hundido, hijo y padre de Dios, migaja suya, azotado y cansado y malherido. JAIME SABINES I Aquí estaban los muertos dijo mi padre y el rugido del viento... |
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Como el mar que regresa (I y II)
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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I El mar siempre regresa; sus montañas saladas se alejan, pero vuelven; abren las cicatrices de la arena; rebosan de infinito los ojos que lo miran. El mar regresa siempre porque siempre está solo; vuelve a buscar las playas. Regresa. Sabe que te hallará porque los que están solos... |
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Cuaderno de bitácora
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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...tener un lugar en la vida, un destino entre los hombres. ALVARO DE CAMPOS Mi padre ha abierto el libro de su corazón y me habla de la furia y el resplandor del mar. Yo lo escucho y el cuarto en la noche del sueño se llena de las olas más inmensas; las gaviotas no duermen, lo sé... |
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De éstos hablo
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Mientras los buitres trazan círculos alrededor del sol, como planetas, los poetitas con sus versos tiernas romanzas acompasan; buscan el más elaborado de los silencios y ordenan a sus tripas que no gruñan; los buitres no quisieran comer carne tan flaca, tan desabrida como yeso, tan... |
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De los trabajos
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Con piedras y maderas hago mi casa bajo el sol, la visto de ventanas para que el sol entre a habitarla. Cierro sus puertas luego de que ha partido el ocaso. Mi casa cruje bajo la lluvia que ha venido a mirarla. Mi casa es una tumba cálida en donde vivo yo mi muerte. Mi casa es el... |
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Del origen
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Tiembla el hielo del sol y la calle se llena con su rojez. El aire se congela y es piedra. En la mitad del día el corazón se agolpa y la sangre levanta su torrente de espuma. Caen, lentas, las nubes calcinadas y comienzan a rodar en la vereda. El mundo aquí es el principio del mundo,... |
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En la ola más alta
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Solamente la música, la melodía que viene y va como mi boca, ávida, de pezón en pezón, de un monte a la otra cima; solamente la música, tu música, me hace dormir, feliz, mece mi corazón y lo estremece y después lo serena y lo detiene, y lo quema y lo apaga, lo hace ceniza, ¡oh,... |
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Entrada en materia
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Al mar dije que no. Dije también ya no más cielo, ya no más canto al manantial ni al eco grácil y purísimo de sus aguas que bajan de la más alta inmensidad. Ahora solamente nombraré la desgracia, dije y le puse nombre. Para que arda más la herida le puse sal y miel silvestre, y que... |
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Epitafio para Anaïs Nin
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Dejo en su tumba unas cuantas palabras húmedas y silenciosas como un gato. Para la tumba de Anaïs Nin. Para su pelo que nunca conocí y sus muslos que un día fueron hermosos, lo aseguro. Para sus sueños donde solía hablar despacio en lo redondo de una oreja, cuando subía a la... |
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La torcaza
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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La torcaza volaba y tú la contemplabas. Era luz en la luz del mediodía, calor en el calor de la mañana, aire en el aire y tú la contemplabas. Tú la veías y eras libre, porque la libertad de ver se aprende, porque ser libre de mirar se aprehende como el río a cantar aprende de los... |
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Oración de la noche (I al XIX)
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Otra vez para ella, la que sabe por qué I Ella, la más salaz, sangra en la luna, y sabe del honor de merecer la gracia de los dioses y el castigo de ser mujer. II Ella, la más salaz, bebe esta gracia y goza el paraíso del infierno: entre las llamas arde, se consume, y es esta... |
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Otra vez
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Lo mejor del amor es la distancia y el encuentro otra vez, cuando ya nada tengo que decirte y los dos recordamos aquellos años que se han ido, aquel tiempo feroz que temblaba en tus manos y esa imagen de ayer (recordarla es vivirla) marcada para siempre en la memoria, impresa a fuego... |
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Otra vez, al lector
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Tú me pedías poesía como quien frutos desespera del olmo viejo del camino. Cada mañana amanecía y el árbol peras no arrojaba. Cuando vivir no es necesario escribe el cerdo, lee el puerco y se emocionan los marranos. Escucha bien: no hay moraleja: es otra voz la... |
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Pequeña crónica de la fundación de una ciudad
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Sobre esta piedra, junto a este árbol retorcido ya harto de la vida ellos fundaron la ciudad. Tal vez vinieron, ellos, tras las cosas; tras las casas vendrían otros, los postreros. Luego vendrían los amores y los primeros nombres de la vida, tenues apenas, inseguros, pero certeros ya... |
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Retrato de señora junto la mar
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Yo sé que no podrás ayudar a tu hijo, como ayer, a tratar las palabras como si fuera hoy el primer día que las descubre y las pronuncia: no podrás evitarme la ingrata piedra del lugar común con que tropiezo y caigo como todos tropiezan y todos caen ante la risa infame de la... |
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Un tigre de papel
En la voz de Juan Domingo Argüelles
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Toco la piel del tigre y el tigre vibra, ronronea, se hace el dormido bajo la palma de mi mano, como un trompo que zumba: mitad madera, mitad punta acerada. Hablo de un libro: en su espesura encuentro la fauna de mis días, los árboles que a diario me cobijan y los saurios y helechos... |
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Juan Gelman |
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A mi madre
En la voz de Juan Gelman
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Recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces / aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer... |
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A mi madre
En la voz de Juan Gelman
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Recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces / aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer ... |
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Arte poética
En la voz de Juan Gelman
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Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío, como un amo implacable me obliga a trabajar de día, de noche, con dolor, con amor, bajo la lluvia, en la catástrofe, cuando se abren los brazos de la ternura o del alma, cuando la enfermedad hunde las manos. A este oficio me obligan los... |
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Arte poética
En la voz de Juan Gelman
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Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío, como un amo implacable me obliga a trabajar de día, de noche, con dolor, con amor, bajo la lluvia, en la catástrofe, cuando se abren los brazos de la ternura o del alma, cuando la enfermedad hunde las manos... |
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Canción de los tres ahorcados
En la voz de Juan (Tata) Cedrón
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Fuimos locos fuimos impuros nos manchamos el corazón. Fuimos canallas de ojos duros una canción una canción. Tuvimos sed tuvimos hambre agujeros en el pulmón. Nos ahorcamos con un alambre una canción una canción. Le hicimos hijos a la suerte... |
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Cerezas
En la voz de Juan Gelman
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esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa en el revés de un éxtasis/hace dos o tres besos fue mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo izquierdo cuando le dan de amar/ y un beso antes todavía/ pisaba el mundo corrigiendo la noche con un pretexto cualquiera/en... |
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Cerezas
En la voz de Juan Gelman
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esa mujer que ahora mismito se parece a santa teresa en el revés de un éxtasis/hace dos o tres besos fue mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo izquierdo cuando le dan de amar/ y un beso antes todavía/ pisaba el mundo corrigiendo la noche con un pretexto cualquiera... |
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Comentario VI
En la voz de Juan Gelman
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esta secreta unión que pasa en un punto muy interior del alma/ que debe ser donde estás vos/y donde tales son el deleite y la gloria y demás criaturas que pasan/conunidas como aguas de cielo que van a río entrando a mar/o manos que por lados contrarios se hacen una/ o sustento que me... |
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Comentario VI
En la voz de Juan Gelman
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esta secreta unión que pasa en un punto muy interior del alma/ que debe ser donde estás vos/y donde tales son el deleite y la gloria y demás criaturas que pasan/conunidas como aguas de cielo que van a río entrando a mar/o manos que por lados contrarios se hacen una... |
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Confianzas
En la voz de Juan Gelman
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se sienta a la mesa y escribe con este poema no tomarás el poder dice con estos versos no harás la Revolución dice ni con miles de versos harás la Revolución dice y más: esos versos no han de servirle para que peones maestros hacheros vivan mejor coman mejor o él mismo coma... |
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Costumbres
En la voz de Tito Hass
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no es para quedarnos en casa que hacemos una casa no es para quedarnos en el amor que amamos y no morimos para morir tenemos sed y paciencias de animal... |
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el 24 de agosto de 1976...
En la voz de Federico Bonasso
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el 24 de agosto de 1976 mi hijo marcelo ariel y su mujer claudia, encinta, fueron secuestrados en buenos aires por un comando militar. como decenas de miles de otros casos, la dictadura militar nunca reconoció oficialmente a estos desaparecidos . habló de los ausentes para siempre... |
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el 24 de agosto de 1976...
En la voz de Federico Bonasso
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el 24 de agosto de 1976 mi hijo marcelo ariel y su mujer claudia, encinta, fueron secuestrados en buenos aires por un comando militar. como decenas de miles de otros casos, la dictadura militar nunca reconoció oficialmente a estos desaparecidos... |
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El juego en que andamos
En la voz de Juan Gelman
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Si me dieran a elegir, yo elegiría esta salud de saber que estamos muy enfermos, esta dicha de andar tan infelices. Si me dieran a elegir, yo elegiría esta inocencia de no ser un inocente, esta pureza en que ando por impuro. Si me dieran a elegir, yo elegiría este amor con que odio,... |
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Glorias (fragmento)
En la voz de Federico Bonasso
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¿Era rubia la pulpera de Santa Lucía? ¿Tenía los ojos celeste? ¿Y cantaba como una calandria la pulpera? ¿Reflejaban los ojos la gloria del día? ¿Era la gloria del día inmensa luz? Son preguntas inútiles para este invierno no se las puede echar al fuego para que ardan no sirven para... |
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Glorias (fragmento)
En la voz de Federico Bonasso
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¿Era rubia la pulpera de Santa Lucía? ¿Tenía los ojos celeste? ¿Y cantaba como una calandria la pulpera? ¿Reflejaban los ojos la gloria del día? ¿Era la gloria del día inmensa luz? Son preguntas inútiles para este invierno no se las puede echar al fuego... |
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hablarte o deshablarte, dolor mío...
En la voz de Federico Bonasso
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hablarte o deshablarte/dolor mío/ manera de tenerte/destenerte/ pasión que muda su castigo como hijo que vuela por quietudes/por arrobamientos/voces/sequedades/ levantamientos de la ser/paredes donde tu rostro suave de pavor estalla de furor/a dioses/alma que me penás el mientras/la... |
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hablarte o deshablarte, dolor mío...
En la voz de Federico Bonasso
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No sé por qué veredas de dulzura el aire va corriendo hacia tu encuentro hay algo en la mañana que por dentro un rio de sonidos te murmura parecería un himno de ternura que en tu profundidad hallara centro o que buscando protección adentro las palabras encuentren atadura... |
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Himno de la victoria
En la voz de Juan Gelman
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(en ciertas circunstancias) en madrugada en pleno su esplendor quién sino yo como ginebras destruyendo a sus víctimas amadas para dar luz a la indecisa claridad de sus mesas quién sino yo con papelitos lujosas descripciones hechas para callar o la palabra mesa las mentiras los... |
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Juguetes
En la voz de Juan Gelman
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hoy compré una escopeta para mi hijo hace ya tiempo que me la venía pidiendo y comprendiendo mi hijo que no hay plata que alcance pero pidiéndola proponiendo los sitios de la cocina de la pieza donde recién traída la escopeta esperaba que él saliera del sueño donde estaba esperándola... |
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La muchacha del balcón
En la voz de Juan Gelman
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La tarde bajaba por esa calle junto al puerto Con paso lento, balanceándose, llena de olor, Las viejas casas palidecen en tardes como ésta, Nunca es mayor su harapienta melancolía Ni andan más tristes de paredes, En las profundas escaleras brillan fosforescencias... |
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Lamento por Gallagher Bentham
En la voz de Juan Gelman Colaboración: Círculo de Poesía
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cuando gallagher bentham murió se produjo un curioso fenómeno: a las vecinas les creció el odio como si hubiera aumentado la papa feroces y rapaces comenzaron a insultar su memoria como si el deber obligación o tarea de gallagher bentham fuera ser inmortal... |
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Lamento por la tórtola de Butch Butchanam
En la voz de Juan Gelman
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el pobre butch butchanam pasó sus años últimos cuidando a una tórtola ciega y sin querer ver a nadie en solidaridad con el pájaro al que amaba y cuidaba y a veces aleteaba en su hombro dejando caer un dulce sonido a naranjos azules girando por el cielo a demonios de pie sobre un... |
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Las maravillas y miserias del amor
En la voz de Juan Gelman
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Las maravillas y miserias del amor. Sus oscuros fulgores, sus catástrofes. Caminar por el filo de la pérdida. Dar lo que no se tiene. Recibir lo que no se da. El amor a la poesía, a la madre, a la mujer, a los hijos, a los compañeros que cayeron por una esperanza, a la belleza... |
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Las maravillas y miserias del amor
En la voz de Juan Gelman
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Las maravillas y miserias del amor. Sus oscuros fulgores, sus catástrofes. Caminar por el filo de la pérdida. Dar lo que no se tiene. Recibir lo que no se da. El amor a la poesía, a la madre, a la mujer, a los hijos, a los compañeros que cayeron por una esperanza... |
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Madrugada (fragmento)
En la voz de Juan Gelman
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Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta. Ella respira por nosotros. Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad. Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes de merecer esta esperanza. Hemos abierto las... |
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Madrugada (fragmento)
En la voz de Juan Gelman
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Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta. Ella respira por nosotros. Somos los que encendimos el amor para que dure, para que sobreviva a toda soledad. Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes de merecer esta esperanza... |
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María la sirvienta
En la voz de Juan Gelman
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Se llamaba María todo el tiempo de sus 17 años, era capaz de tener alma y sonreír con pajaritos, pero lo importante fue que en la valija le encontraron un niño muerto de tres días envuelto en diarios de la casa. Qué manera era esa de pecar de pecar, decían las señoras acostumbradas a... |
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Mi Buenos Aires querido
En la voz de Juan Gelman
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Sentado al borde de una silla desfondada, mareado, enfermo, casi vivo, escribo versos previamente llorados por la ciudad donde nací. Hay que atraparlos, también aquí nacieron hijos dulces míos que entre tanto castigo te endulzan bellamente. Hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a... |
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Mi Buenos Aires querido
En la voz de Cecilia Roth
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Sentado al borde de una silla desfondada, mareado, enfermo, casi vivo, escribo versos previamente llorados por la ciudad donde nací. Hay que atraparlos, también aquí nacieron hijos dulces míos que entre tanto castigo te endulzan bellamente... |
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Niños
En la voz de Juan Gelman Colaboración: Alberto Blanco
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un niño hunde la mano en su fiebre y saca astros que tira al aire / y ninguno ve yo tampoco los veo / yo sólo veo un niño con fiebre que tiene los ojos cerrados y ve animalitos que pasan por el cielo pacen en su temblor yo no veo esos animalitos / yo veo al niño que ve animalitos y me pregunto por qué… |
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Nota XII
En la voz de Carmen Feito Maeso
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los sueños rotos por la realidad los compañeros rotos por la realidad/ los sueños de los compañeros rotos ¿están verdaderamente rotos/perdidos/nada/ se pudren bajo tierra?/¿su rota luz diseminada a pedacitos bajo tierra?/¿alguna vez los pedacitos se van a juntar?... |
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Ofelia
En la voz de Juan Gelman
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esta ofelia no es la prisionera de su propia voluntad ella sigue a su cuerpo espléndido como un golpe de vino en medio de los hombres su cuerpo estilo renacimiento lleno de sol de Italia pasa por buenos aires ofelia yo en tus pechos fundaría ciudades y ciudades de besos hermosas... |
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Oí tu voz en mi ventana...
En la voz de Federico Bonasso
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Oí tu voz en mi ventana mi ventana no da a tu voz apenas si da al mundo ¿cómo vino tu voz? un pájaro nevado come trigo en el murmullo del sol De: Bajo la lluvia... |
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Oí tu voz en mi ventana...
En la voz de Federico Bonasso
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Oí tu voz en mi ventana mi ventana no da a tu voz apenas si da al mundo ¿cómo vino tu voz? un pájaro nevado come trigo en el murmullo del sol De: Bajo la lluvia ajena |
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Opiniones
En la voz de Juan Gelman
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Un hombre deseaba violentamente a una mujer, a unas cuantas personas no les parecía bien, un hombre deseaba locamente volar, a unas cuantas personas les parecía mal, un hombre deseaba ardientemente la Revolución y contra la opinión de la gendarmería trepó sobre muros secos de lo... |
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Otras partes (fragmento)
En la voz de Juan Gelman
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¿oíste/ corazón?/ nos vamos con la derrota a otra parte/ con este animal a otra parte/ los muertos a otra parte/ que no hagan ruido/ callados como están/ ni se oiga el silencio de sus huesos/ sus huesos son animalitos de ojos azules/ se sientan mansos a la mesa/ rozan dolores sin... |
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Otras partes (fragmento)
En la voz de Juan Gelman
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¿oíste/ corazón?/ nos vamos con la derrota a otra parte/ con este animal a otra parte/ los muertos a otra parte/ que no hagan ruido/ callados como están/ ni se oiga el silencio de sus huesos/ sus huesos son animalitos de ojos azules/ se sientan mansos a la mesa... |
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Poco se sabe
En la voz de Darío Grandinetti
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Yo no sabía que no tenerte podía ser dulce como nombrarte para que vengas aunque no vengas y no haya sino tu ausencia tan dura como el golpe que me di en la cara pensando en vos... |
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Preguntas
En la voz de Tito Hass
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Ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites, y me despiertas en la mitad del día para acostarme en tu recuerdo y eres furia de mi paciencia para mí, dime qué diablos hago, por qué te necesito, quien eres, muda, sola, recorriéndome... |
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Referencias, datos personales
En la voz de Juan Gelman
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A mí me han hecho los hombres que andan bajo el cielo del mundo buscan el brillo de la madrugada cuidan la vida como un fuego. Me han enseñado a defender la luz que canta conmovida me han traído una esperanza que no basta soñar y por esa esperanza conozco a mis hermanos. Entonces rio... |
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Referencias, datos personales
En la voz de Carmen Feito Maeso
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A mí me han hecho los hombres que andan bajo el cielo del mundo buscan el brillo de la madrugada cuidan la vida como un fuego. Me han enseñado a defender la luz que canta conmovida me han traído una esperanza que no basta soñar y por esa esperanza conozco a mis hermanos... |
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Ruiseñores de nuevo
En la voz de Juan Gelman
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en el gran cielo de la poesía/mejor dicho/ en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos/astrosdioses/mortales está cantando el ruiseñor de keats/siempre/ pasa rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva desan juan/ a la teresa se le dobla el dolor y su caballo... |
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Ruiseñores de nuevo
En la voz de Juan Gelman
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en el gran cielo de la poesía/mejor dicho/ en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos/astrosdioses/mortales está cantando el ruiseñor de keats/siempre/ pasa rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva desan juan/ a la teresa se le dobla el dolor... |
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Sefiní
En la voz de Darío Grandinetti
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Basta por esta noche cierro la puerta me pongo el saco guardo los papelitos donde no hago sino hablar de ti mentir sobre tu paradero cuerpo que me has de temblar... |
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Teoría sobre Daniela Rocca
En la voz de Juan Gelman
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he aquí que daniela un día conversó con los ángeles ligeramente derrumbados sobre sus senos góticos fatigados del trance pero lúcidos lúbricos y daniela advertía sus símiles contrarios las puertas que se abren para seguir viviendo las puertas que se cierran para seguir viviendo en... |
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Una mujer y un hombre
En la voz de Juan Gelman
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Una mujer y un hombre llevados por la vida, una mujer y un hombre cara a cara habitan en la noche, desbordan por sus manos, se oyen subir libres en la sombra, sus cabezas descansan en una bella infancia que ellos crearon juntos, plena de sol, de luz, una mujer y un hombre atados por... |
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Juan Gil - Albert |
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Nocturno
En la voz de Juan Rejano
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Noche de las estrellas te estremeces con un fluido oscuro. En tus arpegios de soledad escucho la hermosura de la existencia. ¡Oh lumbres fugitivas en cuyo seno mora irreparable la verdad! Qué sombrías esperanzas abres a quien te mira recostado desde la dulce tierra y se incorpora con... |
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Palabras a los muertos
En la voz de Pedro María Sánchez
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Oh muertos, desconocidos hombres que pueblan mi mundo de fantasmas, y que errantes sobre nuestros caminos de la vida, pesan como los árboles frutales, abrumados, hacia el suelo profundo. No será ya posible evitar vuestro espectro que asoma con ahínco detrás de los tapiales de la yedra... |
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Juan Gonzalo Rose |
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Las cartas secuestradas
En la voz de Ernesto Bianco
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Tengo en el alma una baranda en sombra. A ella, diariamente, me asomo matutino, a preguntar si no ha llegado carta; y cuántas veces la tristeza celebra con mi rostro sus óperas de nada. Una carta Que me escriba una carta la que me hizo los ojos negros y la letra gótica... |
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Juan José Alcolea |
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El lado izquierdo
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Aquí en el lado izquierdo, donde duele la herida con más fuerza y el ruido de la muerte es más intenso: me ha crecido una flor esta mañana. Aquí en el lado izquierdo, donde, a veces, la sombra me entreteje con sus ramas de hiedra y de silencio: me ha crecido una flor esta mañana. No... |
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Esta turbia corriente
En la voz de Carmen Feito Maeso
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I Una turbia corriente me devora Y al tiempo sugerente me convida Llenándome de luz por la ancha herida Que busca en mi confín hora tras hora. Esta turbia corriente arrasadora Que fluye con el agua de mi vida, Esta turbia corriente, esta medida, Me pide la palabra sin demora. Yo cedo... |
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Llueve
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Está languideciendo lentamente la luz por esta tarde en que se apoya noviembre en el cristal de mi ventana. Llueve. Con esa mansedumbre de una madre que al pecho tiene el hijo que amamanta, está lloviendo azul toda la tarde sobre la piel del patio y la azotea. Los pensamientos llevan... |
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Nada parece igual al que se queda...
En la voz de Carmen Feito Maeso
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Nada parece igual al que se queda asido al maderamen de la vida en la agenda postrera del naufragio, porque las horas, hambrientas del sabor de la ceniza, acaban de cegarnos los vitrales que el tiempo nos abrió para una historia. Era silencio y tiempo de llorar. Todas las bocas... |
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Juan José Domenchina |
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Destierro
En la voz de Juan Rejano
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Es la noche sin fin, la desvelada noche, que con sus filos de cuchilla implacable recorta en amarilla muerte, nuestra silueta enajenada. Vivir, cuando vivir no vale nada, equivale a sembrar, con la semilla infecunda, el dolor, que tanto humilla; de una existencia rota y postergada. Y... |
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En las cenizas de mi voz apuro... (20 de diciembre)
En la voz de Juan Rejano
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En las cenizas de mi voz apuro un rescoldo de lumbre que no es mío. Estoy al sol y solo con mi frío de sombra deslizada por un muro. Pendo, como de un garfio, de mi duro perfil, que el sol incrusta en un baldío rencor de cal y canto... |
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Mis plantas, estas plantas... (18 de diciembre)
En la voz de Juan Rejano
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Mis plantas, estas plantas de impreciso paso sin huella, errantes por el suelo... Ayer anduve firme, y hoy no suelo sentirme las pisadas cuando piso. Anduve firme cuando Dios lo quiso. En mi solar dejaba sin recelo bien asentado el pie que en vilo, en vuelo hoy va, entre dos... |
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Una vez más tu piel... (31 de diciembre/1 de enero de 1944)
En la voz de Juan Rejano
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...camisa de culebra en el camino... J. J. D. Una vez más tu piel, tu desprendida piel de reptil, se pudre en el sendero, junto al descamisado pordiosero que nos viene a vender la nueva vida. Con plantas sin raíces, mal prendida a la derrota de su derrotero, va el paso peregrino del... |
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Juan L. Ortiz |
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Cantemos, cantemos...
En la voz de Cristina Banegas Colaboración: Emilio Cartoy Díaz
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Sobre el vapor de sangre, sutil, sutilísimo, cantemos. Cantemos y esperemos. Sobre el azoramiento pálido, casi fúnebre, de las orillas de los arroyos, que se han quedado sin montes, cantemos. Sobre la muerte que han embebido estas colinas... |
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Juan Liscano |
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Reflexión
En la voz de Conchita Fernández
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Detrás de la máscara de rey de las piraterías está el espejo y también está detrás de la máscara del seductor que añeja su adolescencia y tras de las abigarradas máscaras rutinariaslas del héroe la víctimael estoico el justo Entonces aparece a la intemperie la seca reflexión de su cara en el espejo de su sombra... |
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Juan Lozano y Lozano |
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Y nunca te canté...
En la voz de Héctor Rosales
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¡Y nunca te canté! Con graves palabras me dirás: Yo no te inspiro . No, no es que falte inspiración, tú sabes, es que las cosas que a decirte aspiro son de aquellas tan hondamente suaves que, menos que una voz, son un suspiro... |
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Juan Marín |
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Yankilandia
En la voz de Francisco Portillo
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En Chicago chorizos de esterlinas, libertades de piedra en New York. Conquistaron las tierras y los mares, partieron continentes a patadas, Gorgas, Roosevelt y Ford. Muchas estrellas en el cielo a secas que rociara en champagne Clemenceau; catorce puntos Woodrow Wilson sueña puestas las manos en los Evangelios... |
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Juan Meléndez Valdés |
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A unos ojos lindos
En la voz de Fernando Guillén
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Tus lindos ojuelos me matan de amor. Ora vagos giren, o párense atentos, o miren exentos, o lánguidos miren, o injustos se aíren, culpando mi ardor, tus lindos ojuelos me matan de amor. Si al final del día emulando ardientes, alientan clementes la esperanza mía... |
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El amor mariposa (Oda Anacreóntica II)
En la voz de María Ángeles Herranz
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Viendo el Amor un día que mil lindas zagalas huían de él medrosas por mirarle con armas, dicen que de picado les juró la venganza y una burla les hizo, como suya, extremada. Tornóse en mariposa, los bracitos en alas y los pies ternezuelos en patitas doradas... |
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Juan Pablo Forner |
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A Filis
En la voz de Adolfo Marsillach
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Amor, Filis mía, que enojado vio la dureza ingrata de tu corazón. Vibrando la flecha con nuevo rigor, herirte dispuso, mas, ¡ay!, no acertó. Al pecho asestaba, y el vibrado arpón tocó tu garganta, y en mi pecho dio. Tú libre quedaste; yo, herido de amor... |
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Juan Ramón Jiménez |
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A la poesía
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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ÁRBOL JOVEN Y ETERNO, CASTILLO DE BELLEZA (En el libro Árbol añoso , de Narciso Alonso Cortés) Sí: en tu cerca ruin, que desordena ya abril con su pasión verdecedora, al sol más libre, ¡oh árbol preso!, dora tu cúpula broncínea, blanda y plena. Por ti es fuerte tu cárcel; por ti... |
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A mi alma
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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Siempre tienes la rama preparada para la rosa justa; andas alerta siempre, el oído cálido en la puerta de tu cuerpo, a la flecha inesperada. Una onda no pasa de la nada, que no se lleve de tu sombra abierta la luz mejor. De noche, estás despierta en tu estrella, a la vida desvelada... |
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Adolescencia
En la voz de Rafael de Penagos
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En el balcón, un instante nos quedamos los dos solos. Desde la dulce mañana de aquel día, éramos novios. El paisaje soñoliento dormía sus vagos tonos, bajo el cielo gris y rosa del crepúsculo de otoño. Le dije que iba a besada; bajó, serena, los ojos y me ofreció sus mejillas, como quien pierde un tesoro... |
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Al mar anochecido
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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¡Si su belleza en mí morir pudiera como en ti, mar, se borran los colores que el sol divino te dejó, en las flores de luz de toda su jentil carrera! Mas ¿qué es la muchedumbre, pasajera eterna, de este oleaje de dolores, para tal resplandor de resplandores, alba sola de toda... |
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Al soneto con mi alma
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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Como en el ala el infinito vuelo, como en la flor está la esencia errante, lo mismo que en la llama el caminante fulgor, y en el azul el solo cielo; como en la melodía está el consuelo, y el frescor en el chorro, penetrante, y la riqueza noble en el diamante, así en mi carne está el... |
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Angelus
En la voz de Laura Castanedo Música: Mario Castelnuovo-Tedesco Arreglos y guitarra: Alberto Ubach
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Mira, Platero, qué de rosas caen por todas partes: rosas azules, rosas blancas, sin color... Diríase que el cielo se deshace en rosas. Mira cómo se me llenan de rosas la frente, los hombros, las manos... ¿Qué haré yo con tantas rosas? ¿Sabes tú, quizás, de dónde es esta blanda flora,... |
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Aquella tarde...
En la voz de Carmen Feito Maeso y Francisco Portillo
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Aquella tarde, al decirle que me alejaba del pueblo, me miró triste, muy triste, vagamente sonriendo. Me dijo: ¿Por qué te vas? Le dije: Porque el silencio de estos valles me amortaja como si estuviera muerto. ¿Por qué te vas? He sentido que quiere gritar mi pecho, y en estos... |
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Aquella tarde...
En la voz de Carmen Feito Maeso y Francisco Portillo
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Aquella tarde, al decirle que me alejaba del pueblo, me miró triste, muy triste, vagamente sonriendo. Me dijo: ¿Por qué te vas? Le dije: Porque el silencio de estos valles me amortaja como si estuviera muerto. ¿Por qué te vas? He sentido que quiere gritar mi pecho... |
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El nombre conseguido de los nombres
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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Si yo, por ti, he creado un mundo para ti, dios, tú tenías seguro que venir a él, y tú has venido a él, a mí seguro, porque mi mundo todo era mi esperanza. Yo he acumulado mi esperanza en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito; a todo yo le había puesto nombre y tú has tomado... |
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El pozo
En la voz de Laura Castanedo Música: Mario Castelnuovo-Tedesco Arreglos y guitarra: Alberto Ubach
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¡El pozo!... Platero, ¡qué palabra tan honda, tan verdinegra, tan fresca, tan sonora! Parece que la palabra la que taladra, girando, la tierra oscura, hasta llegar al agua fría. Mira: la higuera adorna y desbarata el brocal. Dentro, al alcance de la mano, ha abierto, entre los... |
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El viaje definitivo
En la voz de Rafael de Penagos
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Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto, con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes, el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario... |
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Espacio (Fragmento)
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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Los dioses no tuvieron más sustancia que la que tengo yo. Yo tengo, como ellos, la sustancia de todo lo vivido y de todo lo por vivir. No soy presente sólo, sino fuga raudal de cabo a fin. Y lo que veo a un lado y otro, en esta fuga, rosas, restos de alas, sombra y luz, es sólo mío,... |
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Espacio (Fragmento)
En la voz de Juan Ramón Jiménez
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Como yo he nacido en el sol y del sol he venido aquí a la sombra ¿soy del sol, como el sol alumbro? Y mi nostaljia, como la de la luna, es haber sido sol de un sol un día y reflejarlo sólo ahora. Pasa el iris cantando como canto yo. Adiós iris, iris, volveremos a vemos que el amor es uno y solo y vuelve cada día... |
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Flor que vuel | |