☰ menú
 


listado de poemas en audio por primeros versos letra b

a-b-c-d-e-f-g-h-i-j-k-l-m-n-o-p-q-r-s-t-u-v-w-x-y-z

32 poemas con la letra "b"

1

Los gorriones de Alberto Blanco
Bajan de nueva cuenta hasta el jardín bajan en grupo, solos, en parejas en busca de semillas o de pan, de agua fresca, de frutos o de insectos pero los amilana una mirada. Siguiendo loa atávicos auspicios de su naturaleza, los gorriones alzan el vuelo y tímidos se posan en los cables de luz...
La Lola de Federico García Lorca
Bajo el naranjo lava pañales de algodón. Tiene verdes los ojos y violeta la voz. ¡Ay, amor, bajo el naranjo en flor! El agua de la acequia iba llena de sol, en el olivarito cantaba un gorrión. ¡Ay, amor, bajo el naranjo en flor! Luego, cuando la Lola gaste todo el jabón, vendrán los torerillos...
Bajo la dulce lámpara de Pablo García Baena
Bajo la dulce lámpara, el dedo sobre el atlas entretenía al muchacho en ilusorios viajes y un turbador perfume de aventuras salpicaba de sangre el mar antiguo de los corsarios. Los galeones, como flotantes cofres de tesoros, eran abordados por las naos piratas...
Beaumont, Tex. de Efraín Huerta
Bajo la luz de la luna, en Beaumont, Texas, los blancos a la derecha, los negros a la izquierda...
Amémonos de Juana de Ibarbourou
Bajo las alas de este laurel florido, Amémonos. El viejo y eterno lampadario De la luna ha encendido su fulgor milenario Y este rincón de hierba tiene calor de nido. Amémonos. Acaso haya un fauno escondido Junto al tronco del dulce laurel hospitalario Y llore al encontrarse sin amor...
Tu alma de Julio Flórez
Bajo las morbideces de tu seno donde en el nácar el coral incrusta sus botones de púrpura, sereno, hierve tu corazón en sangre augusta! Y bajo el terso y límpido alabastro de tu frente de invicta Citerea, vibra y deslumbra el luminoso rastro del relámpago excelso de la idea!...
Bajo mis manos crece... de Jaime Sabines
Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches. Tu vientre suave, manso, infinito. Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo, bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche. Me doy cuenta de que tus pechos crecen también, llenos de ti, redondos y cayendo. Tú tienes algo...
Bajo una lluvia fría de polígono... de Luis García Montero
Bajo una lluvia fría de polígono, con un cielo drogado de tormenta y nubes de extrarradio. Porque este amor de llaves prestadas nos envuelve en una intimidad provisional, paredes que no hacen compañía y objetos como búhos en la sombra. Son las sábanas más tristes de la tierra...
Barco carbonero... de Rafael Alberti
Barco carbonero, negro el marinero. Negra, en el viento, la vela. Negra, por el mar, la estela. ¡Qué negro su navegar! La sirena no le quiere. El pez espada le hiere. ¡Negra su vida en la mar!...
Nana del niño muerto de Rafael Alberti
Barquero yo de este barco, sí, barquero yo. Aunque no tenga dinero, sí, barquero yo. Rema, niño, mi remero. No te canses, no. Mira ya el puerto lunero, mira, miraló...
Dentadura de Luisa Futoransky
Batallas sangrientas, perdidas de antemano por cada una de mis muelas y mis dientes un mapa con banderilleo de privaciones y cercenamiento cuyas trazas se pierden en las mismas, reiteradas escaleras que conducen a idénticos tronos de aprensión, oprobio y pánico...
La copa del amor de Delmira Agustini
Bebamos juntos en la copa egregia! Raro licor se ofrenda a nuestras almas, ¡Abran mis rosas su frescura regia a la sombra indeleble de tus palmas! Tú despertaste mi alma adormecida en la tumba silente de las horas; a ti la primer sangre de mi vida ¡en los vasos de luz de mis auroras!...
A contraluz de André Cruchaga
Bebo los latidos de la ceniza En el velorio de los sueños Roto póstumo Deshaciendo oráculos Destruyendo arcos Subastando lágrimas Bronces desvaídos Anillos como gargantas Nunca fueron hechos los sueños Sin paciencia Sin ríos Sin espigas Nunca faltó un grano de luz...
A lo mismo de Sor Juana Inés de la Cruz
Bello compuesto en Laura dividido, alma inmortal, espíritu glorioso, ¿por qué dejaste cuerpo tan hermoso? ¿Y para qué tal alma has despedido? Pero ya ha penetrado en mi sentido que sufres el divorcio riguroso porque el día final puedas gozoso volver a ser enteramente unido...
Besa el aura que gime blandamente... (Rima IX) de Gustavo Adolfo Bécquer
Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube de Occidente, y de púrpura y oro la matiza; la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza, y hasta el sauce inclinándose a su peso al río que lo besa, vuelve un beso...
Un beso nada más de Manuel María Flores
Bésame con el beso de tu boca, cariñosa mitad del alma mía: un solo beso el corazón invoca, que la dicha de dos... me mataría. ¡Un beso nada más!... Ya su perfume en mi alma derramándose la embriaga y mi alma por su beso se consume y por mis labios impaciente vaga...
A la mariposa de Carolina Coronado
Bien hayan, mariposa, las bellas alas como el aire leves, que inquieta y vagarosa entre las flores mueves, ostentando tu púrpura preciosa. De blanda primavera bien haya la callada y fiel vecina, la dulce compañera del alba cristalina, perdida entre la flor de la pradera...
Su trenza de Amado Nervo
Bien venga, cuando viniere, la Muerte: su helada mano bendeciré si hiere... He de morir como muere un caballero cristiano. Humilde, sin murmurar, ¡oh Muerte!, me he de inclinar cuando tu golpe me venza; ¡pero déjame besar, mientras expiro, su trenza! ¡la trenza que le corté y que, piadoso, guardé...
Bienaventurado el hombre (Salmo 1) de Ernesto Cardenal
Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni asiste a sus mítines ni se sienta a la mesa con los gánsters ni con los Generales en el Consejo de Guerra Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano ni delata a su compañero de colegio...
Madrigal de Blanca-nieve de Rafael Alberti
Blanca-nieve se fue al mar. ¡Se habrá derretido ya! Blanca-nieve, flor del norte, se fue al mar del mediodía, para su cuerpo bañar. ¡Se habrá derretido va! Blanca-nieve, Blanca-y-fría, ¿por qué te fuiste a la mar para tu cuerpo bañar? ¡Te habrás derretido ya!...
El fantasma de Salvador Díaz Mirón
Blancas y finas, y en el manto apenas visibles, y con aire de azucenas, las manos -que no rompen mis cadenas. Azules y con oro enarenados, como las noches limpias de nublados, los ojos que contemplan mis pecados. Como albo pecho de paloma el cuello, y como crin de sol barba y cabello...
Las cuatro negras de Colón de Enrique Díez-Canedo
Blanco y azul, rosa y verde; nada que ajuste y concuerde sino en la desarmonía. Son estas cuatro matronas como banderas chillonas, cuya extraña algarabía tiene alardes inauditos, tiene cadencias bestiales. Son banderas de señales que hablan, no a señas, a gritos...
Boca muda de Ketty Alejandrina Lis
Boca muda ¿boca-fauces al acecho? no no muda muda labios en doma y aplanados brazos como las ramas de un sauce se confunden y beben la savia de sí mismos todo musgo las piernas. Impresiones digitales ¿lenguaje del código genético? ¿cifra de herencia de otras vidas?...
Mala ráfaga de Rafael Alberti
Boyeros del mar decían: Bueyes rojos, raudas sombras, ya oscuro, ¿hacia dónde irían? (¡Fuego en la noche del mar!) Carabineros del viento tampoco, no lo sabían: ¿Adónde esos bueyes rojos, raudas sombras, volarían? (¡Ardiendo está todo el mar!)...
Branquias quisiera tener... de Rafael Alberti
Branquias quisiera tener porque me quiero casar. Mi novia vive en el mar y nunca la puedo ver. Madruguera, plantadora, allá en los valles salinos. ¡Novia mía, labradora de los huertos submarinos! ¡Yo nunca te podré ver jardinera en tus jardines albos del amanecer!...
Breve fue ese tiempo... (Poema XXIII) de Luis Raúl Calvo
Breve fue ese tiempo de tiernas voces como las aguas cristalinas reposan en secreto. Cada tanto, ellas reaparecen en las madrugadas de vigilia para alejar a las sórdidas criaturas que nos instigan. A veces, también acude en auxilio el mago de la infancia, con su vieja sentencia...
La lluvia de Jorge Luis Borges
Bruscamente la tarde se ha aclarado Porque ya cae la lluvia minuciosa. Cae o cayó. La lluvia es una cosa Que sin duda sucede en el pasado. Quien la oye caer ha recobrado El tiempo en que la suerte venturosa Le reveló una flor llamada rosa Y el curioso color del colorado...
Brusco olor del azufre... de José Emilio Pacheco
Brusco olor del azufre, repentino color verde del agua bajo el suelo. Bajo el suelo de México se pudren todavía las aguas del Diluvio. Nos empantana el lago; sus arenas movedizas atrapan, impidiendo la posible salida. Lago muerto en su féretro de piedra, sol de contradicción...
Que nadie sepa de Marita Troiano
bueno que cuando estás conmigo soy otra diferente a la que saben los vecinos mi perro el resto de la gente que nadie sepa esto pero debo decirte en monólogo dramático con sentimiento trágico sin falsos testimonios que existe un caos creado en mi saturnidad ésta de oficios sórdidos...
Bueno... ahí terminó lo que te traía... de Pablo Neruda
Bueno... ahí terminó lo que te traía: mi poesía, para ti, para este día, para esta tarde, para esta noche y te la dejo para mañana. No sé si te dejará pensativa ésta poesía que anda por todas partes: Saca tierra, lluvia, frutos y tierra, lluvia, frutos, luchas, esperanzas....
Buenos días... ¿Puedo pasar?... de Pablo Neruda
Buenos días... ¿Puedo pasar? Me llamo Pablo Neruda, soy poeta. Vengo llegando ahora del norte, del sur, del centro, del mar, de una mina que visité en Copiapó. Vengo llegando de mi casa de Isla Negra y te pido permiso para entrar en tu casa, para leerte mis versos, para que conversemos...
Un hombre se ha extraviado de Germán Pardo García
Busco a un hombre de amargos ojos verdes, sombrías manos y palabras lentas. Se extravió en el terror de una ciudad nebulosa y fantástica, cuando iba por una calle sórdida si salida y sin nombre, como las que los locos atraviesan en la glacial clausura de sus sueños...