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179 poemas con la letra "y"

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Otoi que j′eusse aimée... de José Emilio Pacheco
Y ahora una digresión Consideremos esa variante del amor que nunca puede llamarse amor Son aislados instantes sin futuro En la ciudad donde estaré tres días nos encontramos Hablamos cien palabras Pero un brillo en los ojos un silencio o el roce de las manos que se despiden prende ...
Vida súbita de Alejandro Aura
Y de qué vivió, preguntan asombrados: vivió de vida natural, vivió de encantamiento, de un fuerte golpe, de un pulmón que le salió magnífico. Tenía horas y horas para volar, para bailar, para morirse de la risa. Daba cosa mirarlo tan contento como si no esperara nada. Tenía unos pies...
Los hombres del alba de Efraín Huerta
Y después, aquí, en el oscuro seno del río más oscuro, en lo más hondo y verde de la vieja ciudad, estos hombres tatuados: ojos como diamantes, bruscas bocas de odio más insomnio, algunas rosas o azucenas en las manos y una desesperante ráfaga de sudor. Son los que tienen ...
Grande es el odio (2) de Eduardo Lizalde
Y el miedo es una cosa grande como el odio. El miedo hace existir a la tarántula, la vuelve cosa digna de respeto, la embellece en su desgracia, rasura sus horrores. Qué sería de la tarántula, pobre, flor zoológica y triste, si no pudiera ser ese tremendo surtidor de miedo, ...
Y el reptil era mujer... de Lucero Alanís de Gurrola
Y el reptil era mujer contra la mujer vive en el espejo de mundos donde la que se ve es la misma que se niega su lengua enrosca masculinas formas en adormecida voluntad acecha tras el árbol a otras hembrashasta alejarlas de sus adanes devaluados De: Tarde en el tiempo ...
La feria de Julio Torri
Y estando a — Y estando amarrando un gallo Se me re — Se me reventó el cordón Yo no sé Si será mi muerte un rayo... Los mecheros iluminan con su luz roja y vacilante rimeros de frutas, y a contraluz proyectan negras las siluetas...
Cuerpo a la vista de Octavio Paz
Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo: tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar, tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales, prisioneros en llamas, tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada, sitios en donde el tiempo...
Cuerpo a la vista de Octavio Paz
Y las sombras se abrieron otra vez y mostraron un cuerpo: tu pelo, otoño espeso, caída de agua solar, tu boca y la blanca disciplina de sus dientes caníbales,prisioneros en llamas, tu piel de pan apenas dorado y tus ojos de azúcar quemada, sitios en donde ...
Con otras palabras de Carmen Alardín
Y no regreses nunca por el mismo camino. Espera que los vientos remuevan las montañas y que la selva cambie su máscara de oxígeno. No vuelvas al conjuro de las mismas palabras. Que el Levántate y anda no sea un movimiento de tumbas que se abren. Espera que se cierre la muralla ...
El sembrador de estrellas de Enrique González Martínez
Y pasarás, y al verte se dirán: ¿Qué camino va siguiendo el sonámbulo?.... Desatento al murmullo irás, al aire suelta la túnica de lino, la túnica albeante de desdén y de orgullo. Irán acompañándote apenas unas pocas almas hechas de ensueño. . . .Mas al fin de la selva, al ver ...
Y pensar que pudimos de Ramón López Velarde
Y pensar que extraviamos la senda milagrosa en que se hubiera abierto nuestra ilusión, como perenne rosa. Y pensar que pudimos, enlazar nuestras manos y apurar en un beso la comunión de fértiles veranos. Y pensar que pudimos, en una onda secreta de embriaguez, ...
Y pienso que la vida. . . de Enrique González Martínez
Y pienso que la vida se me va con huida inevitable y rápida, y me conturbo, y pienso en mis horas lejanas, y me asalta un inmenso afán de ser el de antes y desandar la vida. ¡Oh los pasos sin rumbo por la senda perdida, los anhelos inútiles, el batallar intenso! ¿Cómo flotáis ahora, blancas nubes ...
Y que haya cuerpos... de Adriana Díaz Enciso
Y que haya cuerpos. Vivos, abiertos yacientes y ávidos aún entre la bruma de la melancolía. Que haya siempre cuerpos, en habitaciones suaves que respiren, en calles arboladas y entre flores. Cuerpos capaces del desnudo completo, limpio, perfecto. ...
Tu nombre, poesía de Gilberto Owen
Y saber luego que eres tú barca de brisa contra mis peñascos; y saber luego que eres tú viento de hielo sobre mis trigales humillados e írritos: frágil contra la altura de mi frente, mortal para mis ojos, inflexible a mi oído y esclava de mi lengua. Nadie me dijo el nombre de la rosa, ...
Barco de papel de Carmen Alardín
Y si supieras sólo la mitad de lo que le he contado hoy a mi alma, ya no protegerías mis pupilas del gusano del mundo, ni serpearías entre largas sombras de lirios y ventanas. Yo no he lanzado la primera piedra ni he construido flotas vengativas por conquistar el mar; Pero yo en cambio,
Celos y muerte de Booz de Gilberto Owen
Y sólo sé que no soy yo el durmiente que sueña un cedro Huguiano, lo que sueñas, y pues que he nacido de muerte natural, desesperado, paso ya, frenesí tardío, tardía voz sin ton ni son. Me miro con tus ojos y me veo alejarme, y separar las aguas del Mar Rojo de nuestros cuerpos ...
Y todas las cosas que a mi amor contemplaban... de Homero Aridjis
Y todas las cosas que a mi amor contemplaban el sonido y la lluvia los parques y la imagen se asomaron en ella Y todos los seres que en el tiempo eran árboles abrieron sus pestañas a los frutos del día y el sol fue su mirada reencontrada en el mar Y era un verano de diamante y de polvo ...
Sonetos bíblicos (I) Job de Concha Urquiza
Y vino y puso cerco a mi morada y abrió por medio della gran carrera Fray Luis de León Trad. Del Libro de Job Él fue quien vino en soledad callada, Y moviendo sus huestes al acecho Puso lazo a mis pies, fuego a mi techo Y cerco a mi ciudad amurallada. ...
La vuelta de la aldea de José Rosas Moreno
Ya el sol oculta su radiosa frente; melancólico brilla en occidente su tímido esplendor; ya en las selvas la noche inquieta vaga y entre las brisas lánguido se apaga el último cantar del ruiseñor. ¡Cuánto gozo escuchando embelesado ese tímido acento apasionado que en mi niñez oí! ...
Celebración de la memoria (XII) de Jorge Ruiz Dueñas
Ya en e viento el águila pescadora torna a su naturaleza Un grifo solar vigila el secreto de las islas
Allá ella, abandonada de Alejandro Aura
Ya entiendo: la ciudad vivirá más que yo que la he amado. Allá ella, abandonada. Su corazón será un inmenso cacto, cubierto de primores y de muertos. 5 Sin embargo me iré a hacer otras ciudades; por un leve tiempo dejarás de importarme; aunque me vaya te estaré haciendo...
Llorarte es bueno de Sabeli Ceballos Franco
Ya he llorado hasta sentirme viva Me he comido de dolor hasta los dientes Llorarte, sí pero lamiendo el mundo Amarte, sí y llorar de amor por eso Llorar sin religión sobre una biblia de lágrimas He pensado demasiado en lo que te falta y me sobra Lloro sin querer, como si hubiesen motivos ...
Paisaje de Maricruz Patiño
Ya lleva el viento su canción por el valle y en la rama estalla una flor de plumas con su canto batir de alas en el silencio de la campana Son casi las seis y en el árbol los pájaros tienen una fiesta. De: Del mundo y otros cielos. 2004
La palabra palabra de Marisa Trejo Sirvent
Ya no podemos poetas fingir demencia inventar frases célebres, tratar de ser auténticos, taladrar las palabras cada vez más vacías, sin la fuerza que tiene la palabra palabra. Palabra que es inútil terror, araña, bomba, siglo veinte.. Tuxtla Gutiérrez, 1983. ...
Mejor el respiro de Sonia Silva Rosas
Ya no quiero dormir, no deseo buscar entre los rescoldos de la noche la máscara del día siguiente ni darle tranquilidad a mi espíritu; para mí la paz es ajena, no la conozco, nunca la he visto y no pretendo encontrarla cerrando mis párpados. ¿Qué de bueno puede tener eso de permanecer ...
La sombra de Octavio Paz
Ya por cambiar de piel o por tenerla nos acogemos a lo oscuro, que nos viste de sombra la carne desollada. En los ojos abiertos cae la sombra y luego son los ojos los que en la sombra caen y es unos ojos líquidos la sombra. ¡En esos ojos anegarse, no ser sino esos ojos que no ven, ...
Ya para despedirme de Sor Juana Inés de la Cruz
Ya que para despedirme, dulce idolatrado dueño, ni me da licencia el llanto ni me da lugar el tiempo, háblente los tristes rasgos, entre lastimosos ecos, de mi triste pluma, nunca con más justa causa negros. Y aun ésta te hablará torpe con las lágrimas que vierto, porque va borrando el agua ...
Más que lento de Xavier Villaurrutia
Ya se alivia el alma mía trémula y amarilla; ya recibe la unción apasionada de tu mano... Y la fría rigidez de mi frente dulcemente entibiada ya se siente... Yo no sé si mi mal indefinido se decolora o se desviste, pero ya no hace ruido. Yo no sé si la luz que todo anega, ...
Yo amaba de mis ojos... de Patricia Medina
Yo amaba de mis ojos ese vínculo de aguas que cambiaban el rumbo: del fango a los cristales. Algo andaba de prisa en mi mirada: aquel doble presagio de los niños nombrándose en las cosas por los cuartos baldíos y su pericia en los ríos temblorosos de la carne. ...
Canción de Rosario Castellanos
Yo conocí una paloma con las dos alas cortadas; andaba torpe, sin cielo, en la tierra, desterrada. La tenía en mi regazo y no supe darle nada. Ni amor, ni piedad, ni el nudo...
Aquel tren de Eduardo Langagne
Yo era un niño En el tren a Chihuahua el paisaje era un frágil futuro arenoso y sin gente La paciencia rodaba en el alma con ruido de hierro Un túnel oscuro veía mis temores marcaba las líneas ocultas del agrio destino ...
Aquel tren de Eduardo Langagne
Yo era un niño En el tren a Chihuahua el paisaje era un frágil futuro arenoso y sin gente La paciencia rodaba en el alma con ruido de hierro Un túnel oscuro veía mis temores marcaba las líneas ocultas del agrio destino En una estación de madera una niña desértica puso sus ojos...
Si acaso... de Julio César Aguilar
Yo nada pido, nada estoy diciendo, no, es nada lo que quiero al decir lo que digo; mínimamente es nada esto que estoy diciendo. Si acaso, la conciencia de no saberme muerto, de pretender subir por rumbo misterioso a ese gran misterio de la palabra dicha. Yo nada pido, ...
Lo pregunto de Nezahualcóyotl
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto: ¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra? No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. No para siempre en la tierra: sólo un poco...
Lo pregunto de Nezahualcóyotl
Yo Nezahualcóyotl lo pregunto: ¿Acaso deveras se vive con raíz en la tierra? No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de oro se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. ...
Un celoso refiere el pensar que todos padecen de Sor Juana Inés de la Cruz
Yo no dudo, Lizarda, que te quiero, aunque sé que me tienes agraviado, mas estoy tan amante y tan airado que afectos que distingo no prefiero. De ver que odio y amor te tengo, infiero que ninguno estar puede en sumo grado pues no le puede el odio haber ganado sin haberle perdido amor ...
De cuerpo presente de Alí Chumacero
Yo no estaré presente. La ilusoria marea irrumpirá letal y fría, en olas conmovidas todavía, Anegada de ceniza la memoria. Fuego abatido, cólera desierta, la urna en sábanas al fin vencida olvidará su resplandor: La vida ayer a su cuidado amante muerta. Indiferente...
Yo no lo sé de cierto de Jaime Sabines
Yo no lo sé de cierto, pero supongo que una mujer y un hombre algún día se quieren, se van quedando solos poco a poco, algo en su corazón les dice que están solos, solos sobre la tierra se penetran, se van matando el uno al otro. Todo se hace en silencio...
Algunos de Jaime García Terrés
Yo no sé muchos nombres de volcanes o selvas; esta parte del mundo para mí representa unas doscientas almas (digo doscientas por decir) que miran a lo lejos de distinta manera cada una con cierto dejo de común azoramiento. Oigo silbar el viento rústico, no rehúyo cantar...
Esta desmemoria mía de Jaime García Terrés
Yo no tengo memoria para las cosas que pergeño. Las olvido con una torpe facilidad. Y se despeña mi prosa por abismos fascinantes, y los versos esfuman su tozudez como si nada. A veces ni siquiera recuerdo los favores de la bastarda musa pasajera, ni los ayes nerviosos del...
Los sueños escondidos de Marisa Trejo Sirvent
Yo quería hablar de ti al recordarte de un bosque o de una playa, de la arena y el musgo rozando nuestra pie. Me hubiera gustado decir que hicimos sonar un caracol gigante y que el sol caía sobre el mar mientras hacías el amor. Pero ni modos, No se pudo. Yo quería hablar de todas esas cosas . ...
Retrato de señora junto la mar de Juan Domingo Argüelles
Yo sé que no podrás ayudar a tu hijo, como ayer, a tratar las palabras como si fuera hoy el primer día que las descubre y las pronuncia: no podrás evitarme la ingrata piedra del lugar común con que tropiezo y caigo como todos tropiezan y todos caen ante la risa infame de la solemnidad. ...
Sollozos de Fabio Morábito
Yo siempre llego tarde a los entierros, cuando los ojos de los concurrentes se han secado y algunos ya olvidaron la cara del difunto, qué edad tenía, de qué murió. Entonces llego yo con mi llanto anacrónico, con el negro de mi luto en todo su candor aún, reparto abrazos como...
Elegía de Gabriel Zaid
Yo soltaba los galgos del viento para hablarte. A machetazo limpio, abrí paso al poema. Te busqué en los castillos a donde sube el alma, por todas las estancias de tu reino interior, afuera de los sueños, en los bosques, dormida, o tal vez capturada por las ninfas del río, ...
A solas de Luis G. Urbina
Yo soy muy pobre, pero un tesoro guardo en el fondo de mi baúl: una cajita color oro que ata un brillante listón azul. La abro ¿qué tiene?.... Hojas de rosas, secas reliquias de un viejo amor, alas sin polvo, de mariposas, mirtos, gardenias y tuberosas..... ¡Muchos recuerdos en cada flor! El amuleto ...
Cantares de Guillermo Prieto
Yo soy quien sin amparo cruzó la vida En su nublada aurora, niño doliente, Con mi alma herida, El luto y la miseria sobre la frente; Y en mi hogar solitario y, agonizante, Mi madre amante. Yo soy quien vagabundo cuentos fingía, Y los ecos del pueblo que recogía Torné en cantares; Porque era el pueblo ...
Prisma de Manuel Maples Arce
Yo soy un punto muerto en medio de la hora, equidistante al grito náufrago de una estrella. Un parque de manubrio se engarrota en la sombra, y la luna sin cuerda me oprime en las vidrieras. Margaritas de oro deshojadas al viento. La ciudad insurrecta de anuncios luminosos ...
Autorretrato de Rosario Castellanos
Yo soy una señora: tratamiento arduo de conseguir, en mi caso, y más útil para alternar con los demás que un título extendido a mi nombre en cualquier academia. Así, pues, luzco mi trofeo y repito: yo soy una señora. Gorda o flaca según las posiciones de los astros, ...
Sin título de Guillermo Prieto
Yo te amo, sí, te adoro, aunque mi labio mil y mil veces te llamó perjura, aunque la copa horrenda del agravio me brindó los placeres tu hermosura, te ama mi corazón; Cuando mi mano destrozar quiso la feroz coyunda que a vil humillación me ató algún día, el débil corazón se resistía, Y aunque luché ...
México de mi vida de Griselda Álvarez Ponce de León
Yo te miro en un niño de la calle, cofre arriba limpiando un parabrisa con la carita ayuna de sonrisa, (ni una razón a que la risa estalle). El vidrio diáfano ¡qué no se raye! . Mientras el porvenir del sin camisa: violado por cualquiera, droga, prisa, ganador de la vida en bocacalle. ...