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25 poemas aleatorios en video | |
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Paisaje
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Bernardo Ortiz de Montellano Por Jaime Sabines | |
Suspira el tiempo goloso en el seno de la tarde, que arrastra fino rebozo por los campos que Dios guarde. Los magueyales matizan con verdes moños la tierra y, a lo lejos, se precisan los contornos de la sierra. La sierra que abre los brazos protegiendo la campiña... | |
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Los pobres en la estación de autobuses
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Ledo Ivo Por Ledo Ivo | |
Los pobres viajan. En la estación de autobuses levantan los pescuezos como gansos para mirar los letreros del autobús. Sus miradas son de quien teme perder alguna cosa: la maleta que guarda un radio de pilas y una chaqueta que tiene el color del frío en un día sin sueños... | |
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Diálogo entre Babieca y Rocinante
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Miguel de Cervantes Por Carmen Feito Maeso y Francisco Portillo | |
Cómo estáis, Rocinante, tan delgado? Porque nunca se come, y se trabaja. Pues ¿qué es de la cebada y de la paja? No me deja mi amo ni un bocado. Andá, señor, que estáis muy mal criado, pues vuestra lengua de asno al amo ultraja. Asno se es de la cuna a la mortaja. ¿Queréislo ver? Miraldo enamorado... | |
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Correspondencia pendiente con Jorge Teillier (fragmento)
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Floridor Pérez Por Floridor Pérez | |
Tu foto de infancia se extravió en el diario. Los duendes del taller me arrebataron ese regalo de tu madre. Desde ahora sólo conservaré la imagen del niño que conocí en un carro de tren detenido en la estación de Lautaro ese verano del 48, mientras don Fernando y don Tomás se transmiten noticias... | |
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He aquí que estamos reunidos
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
He aquí que estamos reunidos en esta casa como en el Arca de Noé: Blanca, Irene, María y otras muchachas, Jorge, Eliseo, Oscar, Rafael... Vamos a conocernos rápidamente y a fornicar y a olvidarnos. El buey, el tigre, la paloma, el lagarto y el asno, todos juntos bebemos... | |
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El grito
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Nuria Parés Por Nuria Parés | |
Nadie eligió su herencia. Ni tú ni yo. Nosotros no elegimos. Fue un desigual reparto. Fue un trallazo, un tajo doloroso y dolorido, un cuchillo de sombras, una herida derramada en hondura y sin alivio... Y aquí estoy, aquí estamos con nuestra herencia en alto... | |
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Otra vez España
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Thelma Nava Por Thelma Nava | |
Tu nombre suena en mis oídos extraño y cercano como el murmullo del mar, ebrio de vida. ¿Cuál es la canción que todos cantan, cuál es la verdadera, la que viene de las minas y es tan grata a nuestro corazón como la tierra fértil, como los viejos libros de caballería... | |
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Los demás compañeros de la celda están dormidos
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Ariel Dorfman Por Ariel Dorfman | |
Tú entras a la única habitaciónde la casa y no pones la luz para no despertara los niños. Te sacas la ropa en la oscuridad y extiendes la mano bajo la frazada hasta sentir el cuerpo tibio y dormido de la más pequeña, la que no conozco, la que nació después... | |
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Cuestión de fe
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José Watanabe Por José Watanabe | |
Cómo sería la luz de la madrugada en que Abraham, el hombre de la cerrada fe, subió al monte Moriah llevando de la mano a su unigénito Isaac? Tiene que haber sido una luz hondamente azul como la de este amanecer: en aquel azul Abraham imaginaba la vibrante sangre de su hijo en el cuchillo... | |
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Cifrado en octubre
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Gonzalo Rojas Por Gonzalo Rojas | |
Y no te atormentes pensando que la cosa pudo haber sido de otro modo, que un hombre como Miguel, y ya sabes a cuál Miguel me refiero, a qué Miguel único, la mañana del Sábado cinco de Octubre, a qué Miguel tan terrestre a los treinta de ser y combatir, a qué valiente... | |
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Paisaje con pescadores
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Eduardo Mileo Por Julieta Díaz | |
Mediodía de lunes. En la costanera los pescadores disfrutan del sosiego. Soleado como Dios el día los arrulla. Les da la bienvenida. Nada desafina pues nadie canta. Los diamantes del sol caídos en el agua reflejan el deseo del sin trabajo... | |
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Poema para una amiga muerta
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Pedro Piccatto Por Washington Benavides | |
Tu muerte en flor, angustia recordada, hoy viene a mí, de qué secreto es escultura y ritmo, apéndice y semblante cuando era de aquí abajo un apagado lila coro de nomeolvides te rodeaba de qué pestaña joyas pupilas o matices era tu resplandor... | |
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José Mantecón del Palacio. Nació en Almería en 1874. Murió en 1902. (fragmento)
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Antonio Machado Por Darío Grandinetti | |
El aire por donde pasas, niña, se incendia, y a la algura de tus ojos relampaguea. Grande Dios mi barco de la nube negra y guarde mi corazón del aire de mi morena. No me mires más, o si me miras avisa cuándo me vas a mirar. ¡Dios mío, si no llegara!... | |
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Te doy, Claudia...
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Ernesto Cardenal Por Ernesto Cardenal | |
Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña. Los he escrito sencillos para que tú los entiendas. Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan, un día se divulgarán tal vez por toda Hispanoamérica. Y si al amor que los dictó, tú también lo desprecias... | |
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Con la flor del domingo
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Con la flor del domingo ensartada en el pelo, pasean en la alameda antigua. La ropa limpia, el baño reciente, peinadas y planchadas, caminan, por entre los niños y los globos, y charlan y hacen amistades, y hasta escuchan la música que en el quiosco de la Alameda de Santa María... | |
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La procesión del entierro
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
La procesión del entierro en las calles de la ciudad es ominosamente patética. Detrás del carro que lleva el cadáver, va el autobús, o los autobuses negros, con los dolientes, familiares y amigos. Las dos o tres personas llorosas, a quienes de verdad les duele, son ultrajadas por los cláxones vecinos... | |
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André Breton cumple cien años y está bien
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Gonzalo Rojas Por Gonzalo Rojas | |
Esa vez que murió Breton nos juntamos todos a bailar. ¡Por Nadja! decíamos tirando al aire las copas contra las estrellas, y él miraba la farsa y daba cuerda a su reloj de polvo:Es que no hay Eternidad, muchachos, es que no hay Eternidad... | |
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Subo al despeñadero...
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Efraín Bartolomé Por Efraín Bartolomé | |
Subo al despeñadero Me paro en la gran piedra: el amplio valle duerme bajo el esplendor Veo esos hilos de agua esos leves arroyos esos bravos torrentes esos ríos menores esos ríos mayúsculos internándose en los huertos de Dios allá donde mi vista llega apenas volando lentamente... | |
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Tengo estos huesos hechos a las penas...
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Miguel Hernández Por Francisco Portillo | |
Tengo estos huesos hechos a las penas y a las cavilaciones estas sienes: penas que vas, cavilación que vienes como el mar de la playa a las arenas. Como el mar de la playa a las arenas, voy en este naufragio de vaivenes, por una noche oscura de sartenes redondas... | |
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decir ahí es una flor difícil...
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Eduardo Milán Por Eduardo Milán | |
decir ahí es una flor difícil decir ahí es pintar todo de pájaro decir ahí es estar atraído por la palabra áspera cardo y por el cardenal cardenal decir ahí es decir todo de nuevo y empezar por el caballo: el caballo está solo ahora está solo no hay ahora oscuro no hay ahora de silencio... | |
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Julito (4)
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Jaime Sabines Por Jaime Sabines | |
Quiero una Tota, digo, a la hora del almuerzo y Julito se apresura a corregirme: No se dice Tota, papá se dice ko-ka-ko-la. Bueno, quiero una Coca Cola. A los tres años y medio, Julito aprende nuestro idioma después de habernos enseñado el suyo... | |
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La primavera, dices...
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Pablo Armando Fernández Por Pablo Armando Fernández | |
La primavera, dices, y escojo madreselvas, geranios y begonias. A casa vuelves con los pies mojados, la falda llena de guisazos ásperos. Begonias sin olor en los cabellos y entre las manos, romerillo y malvas. Dices, el aire, y cierro las ventanas... | |
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Carta de Natasha (2)
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Floridor Pérez Por Floridor Pérez | |
No puedo vivir sin ti, cariño ¿Y por qué vas a vivir sin mí, carajo? me tienes y te tengo y es lo único que tengo no se lo pedí a Frei no se lo pedía a Allende no me lo quitará la Junta Militar... | |
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Nuevo canal interoceánico
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Mario Benedetti Por Darío Grandinetti | |
Te propongo construir un nuevo canal sin esclusas ni excusas que comunique por fin tu mirada atlántica con mi natural pacífico... | |
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Otras bestias
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Eduardo Lizalde Por Eduardo Lizalde | |
Otras bestias declinan siempre al oro del alba, al mediodía furioso, nunca en la noche de augurios persistentes y toses de rifleros suicidas. Ostentosas, diurnas, claras bestias vivientes, se quiebran, pierden pie, se apagan o se oxidan y oscurecen. Y alrededor del que las mira, el que las piensa, caza... | |
