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25 poemas aleatorios en video | |
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Paisaje con pescadores
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Eduardo Mileo Por Julieta Díaz | |
Mediodía de lunes. En la costanera los pescadores disfrutan del sosiego. Soleado como Dios el día los arrulla. Les da la bienvenida. Nada desafina pues nadie canta. Los diamantes del sol caídos en el agua reflejan el deseo del sin trabajo... | |
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Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimiento a las Musas
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Sor Juana Inés de la Cruz Por Ofelia Medina | |
En perseguirme, mundo, qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas? Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me causa más contento poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas... | |
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Esta será mi venganza
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Ernesto Cardenal Por Ernesto Cardenal | |
Esta será mi venganza: Que un día llegue a tus manos el libro de un poeta famoso y leas estas líneas que el autor escribió para ti y tú no lo sepas... | |
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Mi perro ha muerto
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Jorge Meretta Por Jorge Meretta | |
Mi perro ha muerto en el jardín y por su lengua se desombra a otro amanecer. Cuando se muere un perro el silencio es humo de un tren de aullidos que descarrilan en la tierra y lo que sigue es frío para temblar con él desocupado de piel, descobijado de casa. Oigo a los muertos crecer... | |
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El agua desdichada
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Efraín Bartolomé Por Efraín Bartolomé | |
Todo quiere ser aguaQuiere licuarse la montaña entera Las atalayas hunden en el río sus leves pies calcáreos Quemados por la boca espumeante del calor loscactos arden amando ya su polvosu ceniza que un día descenderá sobre las aguas Se quieren agua el lirio y la sombra y la piedra... | |
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Acción de gracias
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Carlos Germán Belli Por Carlos Germán Belli | |
No, no sé bien si me veré en los altos de una farmacia frente al Mar del Sur, en una noche de Setiembre tibio; en cambio amanecido a las orillas de una laguna en medio del desierto, exactamente nueve meses antes (que Huacachina así se llama el punto); no se cual será la visión postrera... | |
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Elogio de la sombra
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Jorge Luis Borges Por Eduardo Lizalde | |
La vejez (tal es el nombre que los otros le dan) puede ser el tiempo de nuestra dicha. El animal ha muerto o casi ha muerto. Quedan el hombre y su alma. Vivo entre formas luminosas y vagas que no son aún la tiniebla. Buenos Aires, que antes se desgarraba en arrabales hacia la llanura incesante… | |
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Cuento de dos jardines (fragmentos)
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Octavio Paz Por Octavio Paz | |
Una casa, un jardín, no son lugares: giran, van y vienen. Sus apariciones abren en el espacio otro espacio, otro tiempo en el tiempo. Sus eclipses no son abdicaciones: nos quemaría la vivacidad de uno de esos instantes si durase otro instante. Estamos condenados a matar al tiempo: así morimos… | |
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Oda a la cama (fragmento)
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Pablo Neruda Por Pablo Neruda | |
De cama en cama en cama es este viaje el viaje de la vida. El que nace, el herido y el que muere, el que ama y el que sueña vinieron y se van de cama en cama, vinimos y no vamos en este tren, en esta nave, en este río común a toda vida, común a toda muerte... | |
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Lobo
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Marosa Di Giorgio Por Marosa Di Giorgio | |
Cuando nació, apareció el lobo. Domingo al mediodía, luz brillante, y la madre vio a través de los vidrios, el hocico picudo, y en la pelambre, las espinas de escarcha, y clamoreó; más, le dieron una pócima que la adormecía alegremente. El lobo asistió al bautismo y a la comunión... | |
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Platero
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Juan Ramón Jiménez Por Carmen Feito Maeso y Francisco Portillo | |
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negros. Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico... | |
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No soy nadie… (fragmento)
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Alfredo Fressia Por Alfredo Fressia | |
No soy nadie. Estoy tendido en la cama, finjo leer mientras Alfredo escribe frente a la computadora. Hace casi dos horas que está escribiendo. Se ha ido encorvando con los años y, para ver mejor, o por ansiedad frente al texto, aproxima la cabeza a la pantalla. Hace pensar en un insecto gigantesco... | |
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Paisaje
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Bernardo Ortiz de Montellano Por Jaime Sabines | |
Suspira el tiempo goloso en el seno de la tarde, que arrastra fino rebozo por los campos que Dios guarde. Los magueyales matizan con verdes moños la tierra y, a lo lejos, se precisan los contornos de la sierra. La sierra que abre los brazos protegiendo la campiña... | |
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Masa
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César Vallejo Por Leonardo Sbaraglia | |
Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo ¡No mueras; te amo tanto! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron, dos y repitiéronle: ¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo... | |
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Sombra de los días a venir
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Alejandra Pizarnik Por Ariadna Gil | |
Mañana me vestirán con cenizas al alba, me llenarán la boca de flores. Aprenderé a dormir en la memoria de un muro, en la respiración de un animal que sueña... | |
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Qué se ama cuando se ama
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Gonzalo Rojas Por Gonzalo Rojas | |
Qué se ama cuando se ama? ¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa... | |
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Lamento por Gallagher Bentham
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Juan Gelman Por Juan Gelman | |
cuando gallagher bentham murió se produjo un curioso fenómeno: a las vecinas les creció el odio como si hubiera aumentado la papa feroces y rapaces comenzaron a insultar su memoria como si el deber obligación o tarea de gallagher bentham fuera ser inmortal... | |
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La prosa es bella
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Eduardo Lizalde Por Eduardo Lizalde | |
La prosa es bella —dicen los lectores—. La poesía es tediosa: no hay en ella argumento, ni sexo, ni aventura, ni paisajes, ni drama, ni humorismo, ni cuadros de la época. Eso quiere decir que los lectores tampoco entienden la prosa... | |
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El poeta pide a su amor que le escriba
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Federico García Lorca Por Cecilia Salerno | |
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal, la piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte... | |
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Excelente lenguaje, excelente...
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Eduardo Milán Por Eduardo Milán | |
Excelente lenguaje, excelente, puro, blanquísimo, una flor: azucena. Los pájaros cantan en pájaro. Los castores comen en castor. Los humanos hablan en humano, mano a mano, tocan sus voces en la conversación. ¿Brillante? Se dice brillante. New York se dice New York... | |
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Cielo blanco
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Hamlet Lima Quintana Por Hamlet Lima Quintana | |
No veo el cielo madre, sólo un pañuelo blanco no sé si aquella noche yo te estaba pensando o si un perfil de sombras me acunaba en sus brazos pero entré en otra historia con el cielo cambiado. No me duele la carne que se fue desgarrando... | |
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Pero ya basta...
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Efraín Bartolomé Por Efraín Bartolomé | |
Pero ya basta He aquí al dinamitero Este es el sobrestante Este es el tractorista que despeñó su máquina junto a un alud de rocas más grandes que el tractor Partiremos ese cerro cabrones! Que caigan esos árboles esas rocas esa peña mayor Que se abra el cerro!... | |
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Canto a su amor desaparecido (fragmento)
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Raúl Zurita Por Raúl Zurita | |
Ahora Zurita me largó ya que de puro verso y desgarro te pudiste entrar aquí, en nuestras pesadillas; ¿tú puedes decirme dónde está mi hijo? A la Paisa A las Madres de la Plaza de Mayo A la Agrupación de Familiares de los que no aparecen A todos los tortura, palomos del amor, países chilenos y asesinos... | |
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Más alto
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Floridor Pérez Por Floridor Pérez | |
Anoche Dios soñó conmigo. Fui la paja en su ojo zumbé en sus santas narices o pulga en el oído. Y Dios con bendita paciencia dormía el sueño de los justos mientras yo me desvelaba por despertar, antes que Él pestañara mueva un dedo o de un solo soplido... | |
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Romance de la pena negra
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Federico García Lorca Por Carmen Feito Maeso y Francisco Portillo | |
Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad... | |
