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La actitud de confianza en la capacidad para reformar la realidad, propia del Renacimiento, se transforma en una visión pesimista, en la que la miseria del pueblo, la relajación de la sociedad y la ruina de la Monarquía hacen que la mirada se vuelva hacia dentro.
El autor barroco desconfía de un mundo que le parece inconsistente, y se repliega en su interior, intentando encontrar la verdad moral. Sus elucubraciones se tornan angustiadas y extremosas. La temática responde al estado de conciencia de decadencia. La poesía expresa la fugacidad, la caducidad, la inestable fortuna, la mudanza. En definitiva, la labor inexorable del tiempo -"ninguna cosa dura o sea eterna"-; el hombre sólo puede intervenir para dilatar el plazo. El mundo es problemático, y los poetas lo miran con recelo; la naturaleza es engañosa, y la beldad, mentirosa. Un sentimiento de infelicidad aletea en gran parte de la lírica de este período.
Góngora, Lope, Quevedo, Salinas, Rioja o Calderón de la Barca pondrán sus ojos en la realidad que les rodea y se enfrentarán, en ocasiones, agriamente a ella. En todos ellos predomina un sentido individualista que les aleja del Renacimiento; no es momento de utópicas empresas, sino de meditación solitaria. De: FONOTECA LITERARIA. Antología poética. Por Pilar González de Mendoza. Alhambra Longman S. A., España. 1990. |
LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE | |
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Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno; y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente. Coma en dorada vajilla el Príncipe mil cuidados, como píldoras dorados... | |
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Las flores del romero, niña Isabel, hoy son flores azules, mañana serán miel. Celosa estás, la niña, celosa estás de aquel dichoso, pues, le buscas, ciego, pues no te ve, ingrato, pues te enoja y confiado, pues no se disculpa hoy de lo que hizo ayer... | |
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Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido, el sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente al lilio bello; mientras a cada labio, por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano... |
FÉLIX LOPE DE VEGA | |
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Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno escuras? ¡Oh. cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío... | |
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Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso... |
JUAN DE SALINAS | |
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El que eligió en el jardín el jazmín, no fue discreto, que no tiene olor perfeto si se marchita el jazmín. Mas la rosa hasta su fin, porque aun su morir se alabe, tiene olor más dulce y suave, fragancia más olorosa: luego mejor es la rosa y el jazmín menos süave... |
FRANCISCO DE RIOJA | |
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Pura, encendida rosa, émula de la llama que sale con el día, ¿cómo naces tan llena de alegría si sabes que la edad que te da el cielo es apenas un breve y veloz vuelo? y no valdrán las puntas de tu rama, ni tu púrpura hermosa a detener un punto la ejecución del hado presurosa. El... |
PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA | |
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Ruiseñor que volando vas, cantando finezas, cantando favores, ¡oh, cuánta pena y envidia me das! Pero no, que si hoy cantas amores, tú tendrás celos y tú llorarás. ¡Qué alegre y desvanecido cantas, dulce ruiseñor, las venturas de tu amor olvidado de tu olvido! En ti, de ti... |
FRANCISCO DE QUEVEDO | |
Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos... | |
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No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?... | |
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Poderoso caballero es don Dinero. Madre, yo al oro me humillo, él es mi amante y mi amado, pues de puro enamorado de continuo anda amarillo; que pues, doblón o sencillo, hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero... | |
Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió | |
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Ah de la vida! ... ¿Nadie me responde? ¡Aquí de los antaños que he vivido! La Fortuna mis tiempos ha mordido; las Horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni adónde, la salud y la edad se hayan huído! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde... | |
Signifícase la propia brevedad de la vida sin pensar y con padecer, salteada de la muerte | |
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Fue sueño ayer; mañana será tierra! ¡Poco antes, nada; y poco después, humo! ¡Y destino ambiciones, y presumo apenas punto al cerco que me cierra! ... |