Tus lindos ojuelos
me matan de amor.
Ora vagos giren,
o párense atentos,
o miren exentos,
o lánguidos miren,
o injustos se aÃren,
culpando mi ardor,
tus lindos ojuelos
me matan de amor.
Si al final del dÃa
emulando ardientes,
alientan clementes
la esperanza mÃa,
y en su halago fÃa
mi crédulo error,
tus lindos ojuelos
me matan de amor.
Si evitan, arteros,
encontrar los mÃos,
sus falsos desvÃos
me son lisonjeros.
Negándome fieros
su dulce favor,
tus lindos ojuelos
me matan de amor.
Los cierras burlando,
y ya no hay amores,
sus flechas y ardores
tu juego apagando;
yo entonces temblando
clamo en tanto horror:
tus lindos ojuelos
me matan de amor.
Los abres riente,
y el Amor renace
y en gozar se place
de su nuevo oriente,
cantando demente
yo al ver su fulgor:
tus lindos ojuelos
me matan de amor.
Tórnalos, te ruego,
niña, hacia otro lado,
que casi he cegado
de mirar su fuego.
¡Ay! tórnalos luego,
no con más rigor
tus lindos ojuelos
me maten de amor.
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