En el espejo he visto el Mar, el Mar sordo.
La cimera cubrÃanle nubes grávidas de borrasca,
la faz en movimiento delirante bullÃa
con un hervor preñado de mútilos cadáveres
cárdenos, a la deriva.
          Cegaba con telones cinéreos la angustia,
propugnando saltar de las órbitas —adamantina—.
          TenÃa de las bridas la voz ululadora
lista a irrumpir como jamás apolÃptica.
          Los ojos eran cóncavos vórtices abisales
donde ya nunca la estrella encenderÃa
ni rielar idÃlico, ni tórridas fogatas.
          En el espejo he visto el Mar sordo
—vago y difuso como en cristales de recuerdo;
—rÃgido y penetrante, —lacerante— como un sueño fallido:
          y le he visto en el DÃa como en la Noche (y en el Crepúsculo
de estrellas desdibujadas y de músicas en esbozo
y de perfumes preludiando las sensuales sonatinas);
          y le he visto en el DÃa (vigÃa desde la cofa)
que escudriña, oteante, el ir y venir en volúmenes
aborregados de las ondas indiferentes)
          y le he visto en la Noche (sutil escucha en el acecho
de voces ultraterrenas, y de próximas, cuya caricia
fuera regalo de sus oÃdos, si no tortura lancinante).
          Pero el Mar es un sÃmbolo? Y es un mito el Océano,
emblemática selva pululadora de fugitivas
sombras, caos mirÃfico, floresta legendaria donde discurren
las vagueantes Náyades y las Titanias inasibles.
          Un mito el Mar? Mirado en el espejo,
refractado en el ávida retina y bebido en su son
y aspirado en sus hálitos salinos y yodados,
—huésped de las Sirenas sortÃlegas
y de las Circes y las Calypsos prestigiösas
de hechizo inabolible? Es un Mito?  Es un SÃmbolo?
          En el espejo he visto el Mar sordo.
          Y le he visto en la Noche y en el Crepúsculo (y en el dÃa):
quieto Mar de viñeta, con la fuga en los mástiles
y la fuga en las velas recogidas
de los barcos inútiles, anclados como esqueletos de pirámides
en las glaucas arenas fijas.
De: Obra poética
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