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Carta a una hermana que vive en un país lejano


                     ...Y fui enviado al sur de la villa de Wei
                     -tapizada de bosquecillos de laureles-
                      y tú al norte de Raku-hoku,
                      hasta tener en común, solamente, pensamientos y recuerdos.

                                                                           “Carta del desterrado,” Li Po










Todavía recuerdo nuestros primeros juegos:
Las muñecas de papel y los desfiles.
Y a Teresa, la muñeca que nos caía mal:
Teresa-pone-la-mesa.

La vida no retrocede y deseo conocerte.
Re-conocerte.
Es decir, volver a conocerte.
Habrá, sin embargo, cosas tuyas que conserves.
Me interesa saber de tus lugares,
tus amigos, tan extraños a los míos
que hablan en otra lengua y buscan otros caminos.

Danbury, Hamden y Middletown,
Hartford y Meriden. Todos lugares
tan familiares a ti y a tus recuerdos.
A través de la sangre he vivido dos vidas,
múltiples vidas.

Los cocoteros ya están cosechando en el jardín
y el verano tiene rojas las gencianas del cerco.
Son hermosos y azules estos días,
transparentes y frescos.
Mis lugares amados son también los tuyos.
Sobre miles de kilómetros mis palabras te tocan
como el pájaro que ahora veo posarse sobre un coco.

Prolongado ha sido el tiempo y la distancia.
Pero en uno de estos días luminosos
     (los rosales están repletos de capullos)
o de aquellos más lejanos del invierno
     (en todas las carreteras hay laureles florecidos,
     marañones y mangos y corteces amarillos)
con el último sol o en el primer aguaje
recogeremos los frutos
de la espera.






De Isla Negra
Selección de Gabriel Impaglione


DAISY ZAMORA




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