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La trae una paloma

Corazón, melifica en ti el acimo
fruto del mundo, y de dolor llagado,
aprende a ser humilde en el racimo
que es de los pies en el lagar pisado.

Por tu gracia de lágrimas el limo
de mi forma será vaso sagrado,
verbo de luz la cárcel donde gimo
con la sierpe del tiempo encadenado.

¡Alma lisiada, negra arrepentida,
arde como el zarzal ardió en la cumbre!
¡Espina del dolor, rasga mi vida

en una herida de encendida lumbre!
¡Dolor, eres la clara amanecida,
y pan sacramental es tu acedumbre!


RAMÓN DEL VALLE INCLÁN




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