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Llévame a aquella fuente

Llévame a aquella fuente cristalina
donde juntos bebimos
las purísimas aguas que apagaron
sedes de amor y llamas de deseos.
Llévame de la mano como antaño...
Mas no, que tengo miedo
de ver en el cristal
la sombra de aquel negro
desengaño sin cura ni consuelo
que entre los dos puso el tiempo.


ROSALÍA DE CASTRO




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