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Reflejado en el fondo de una cuchara


Aprendes una lengua erosionada. Tiendes la trampa
para resbalar en el lacre, un broche imposible de violentar,
soy el que olvida la razón en el límite morado del azar.
Reflejarme, proyectarme en el pálpito hueco de la huida,
el ansia que maneja el carro de fuego que me arrastra.

Animal quieto que espera remontarse en una línea
que pende de su ejecución, la fábula de la araña,
un plato que rechaza su sabor, su alto abolengo.
Te estrujo al acercarme, al separarme, cierre de sede
que repite su clave en el fondo borroso de la cuchara.



De: Cabeza de ébano


RODOLFO HÄSLER




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