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Nocturnos (3)

Me asomo a los ladridos.

¿Qué hace este árbol despierto?

Las sombras no se apartan,
se aprietan a sus cuerpos.

No me agrada esta calma,
este silencio muerto,
sin carne,
puro hueso.

A través de la veta, mineral, de una nube,
aparece la luna.

Ya me lo sospechaba.

¿Qué hacer?
                    ¿Qué hacer?

La miro.
                    Quiero ulular.
                                        No puedo.


OLIVERIO GIRONDO




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