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Al volver del baile nos estaba esperando una mariposa...

Al volver del baile nos estaba esperando una mariposa. No en la sala, de pie. Ni plegada entre los bombones de la dulcera. Sino en el único sitio en que debía estar: sobre la lámpara; como un dibujo; pero, tan intenso que producía penumbra.

Quedamos azorados. Era negra como el vino o azul como las ciruelas.

No, es blanca, blanca, blanca, dijeron otros. Y no sabemos quiénes, porque no había otros.

Al mirarla, de nuevo, vimos bien la larga vaquita, los cuernos de hilo, el ala de nieve, sobre la que bullían perlas, al mirarla de nuevo, era una blanca hoja de tul.

La mariposa dio un ligerísimo grito.

Y alguien invisible, comentó.



De: La liebre de marzo


MAROSA DI GIORGIO




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