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Calor

El cuerpo se antigua:
se le enfermó la muerte.
Transpira desconocido
como un deseo dentro de un santo.
El aire mira como un mudo.
No saben dónde irse las ventanas.

El espesor del presente
se ha emocionado con tus huesos.
Tus nervios brillan afuera.

Al final salta la sed como un escorpión
y bebe
        pero el agua ya no es de este mundo.






De: El amanecido


LEOPOLDO CASTILLA




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