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Premoniciones para finalizar el siglo


En lo más crudo del invierno de 1981 encontramos en el único tiesto
          vivo que quedaba en casa
una violeta
minúscula que en pleno día sin sol de sí arrojaba unas sombras
          numerosas que se esparcían por el techo y por todas
las paredes
de la sala, desaprecían por las cuarteaduras y la hendija de las
          maderas, nuestras
niñas
dijeron que se fugrían a los manantiales: no era vivamente todavía la
           voz del hambre ni el diácono de las hroas
que llegaban
en su yegua con sus numerosas navajas barberas a raspar las cabezas
           o cepillar algún mueble cuyas virutas
traerían
a la memoria los años e abundancia en que el caracol echaba de sí
           grandes
multiplicaciones
y la luz nos confundía con aquellos limones grandes como vejigas de
          oro: mucho
nos desalentó
aquella flor y más aún la luz que caía sobre el plato rebañado con sus
           vestigios de otra luz
a la que sucumbieron
las grasas dulces de nuestras mujeres en sus faenas, la cópula dorada
          de nobles panes a la mesa y el enredo de cuatro peces quietos con
          su ojo de techo
en los platos.



(De: Medusario- Muestra de poesía latinoamericana.Selección Roberto Echavarren/José Kozer/ Jacobo Sefamí)


JOSÉ KOZER




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