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Se pide silencio al mar

Esto son mis memorias, mis afanes,
mis confesiones hasta donde puedo,
lances de mucho amor y de algún miedo,
esfuerzos de pigmeo entre titanes.

Me dieron unos peces y unos panes:
unas palabras. Y alguien con el dedo
pronto me amenazó. Estaba en el ruedo
mi carne entre los dientes de los canes.

¿Son otros o los mismos todavía...?
Siguen ladrando... Y él no les hacía
nada... Con palos y con cuerdas pegan.

Enséñame a callar como tu callas,
oh mar, en el silencio de tus playas.
¿Son galgos o podencos los que llegan?


De: Mar viviente

Colaboración poema con voz: María Teresa García-Nieto


JOSÉ GARCÍA NIETO




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