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Oración (Para un extranjero) (XVII)

Alguien ha entrado al mar como a una casa,
humaredas de espuma le entorpecen el habla,
lo ciegan,
llenan su corazón de harina negra.

Si el pescador era propiedad de la tierra
el ahogado pertenece al mar,
y es inútil disputarle a las aguas esas verdad pesada.

Como el rostro del que entró para siempre
al espejo del agua,
en un país que desconoce.

En el muelle,
la muchacha de la bufanda azul espera.

La memoria es a veces como una piedra enorme
en los brazos de un niño.






De: Oración (para un extranjero)


JORGE BOCCANERA




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