Todo es señal: la sombra del cerezo,
el rumor de la hiedra, la frigidez del arce,
la infantil sosería de la lima,
el manantial perfume de la menta,
todo es señal, todo es revelación.
Todo brota, respira, se alza, se abre
hacia la luz, extiende
sus brazos, sus afanes,
florece, se engalana,
se desnuda después de su belleza
y ya es fruto jugoso, sabroso, obra bien hecha
centrada en la simiente que el otoño
arranca en vendavales
y hunde el invierno en lodo, en frío, en muerte,
en un blanco silencio
sin fisuras.
Pero todo renace en primavera:
semillas, troncos, ramas,
y verdea y florece,
y nos habla a los ojos y al olfato y al tacto.
Todo es señal, todo se nos revela.
Tratemos de entender.
(De Flores del tiempo
Editorial Point de lunettes
Sevilla, 2003)