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Te alisas, amor, las alas...

Te alisas, amor, las alas, tus cálidas plumas.
El oro de la tarde está muy quieto;
Pero la angustia es mucho cielo,
muchas celestes llamas
huyendo de tus ojos.
Otros países hay de niebla y lejanía,
otras comarcas pudriéndose de frutos,
otros espacios indecibles, amor;
pero la angustia es mucho rostro,
muchos labios diciendo y no diciendo,
mucho vuelo amargamente encadenado.



De: La gruta de la sirena


JAVIER SOLOGUREN




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