☰ menú
 



Dejé la luz a un lado... (Rima XLIII)

Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
         clavada en la pared.

¿Qué tiempo estuve así? No sé; al dejarme
la embriaguez horrible de dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
         reía el sol.

Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o qué pasó por mí;
sólo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.



De: Rimas, leyendas y narraciones


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER




regresar