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Comunicado


La muerte del pequeño Ahmed,

la de sus padres,

no fue asesinato.

La sóla llama de estallido

que calcinó los huesos

hasta hacerlos ceniza inhallable

no sirve como prueba del delito.

Nadie escupió metralla sobre esa casa.

Fue un daño colateral.

El Primer Mundo, fraternalmente,

dará otra oportunidad

al joven marine.

Aquí

o en cualquier otra parte del planeta.





Selección del autor


GABRIEL IMPAGLIONE




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