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Hay que morirse de pájaros


de estallido de lirios y crepúsculo,
de risa y canto a manos llenas
y dejarle la gravedad de los bolsillos
a los recaudadores de impuestos,
cederle el paso a los urgentes
trujamanes del alboroto a sueldo.
Empecinarse en la esperanza
de brazos abiertos en la calle.
banquete de marcha ingobernable.
Hay que andar que andando
se llega finalmente.
Los habitantes del rumbo
reparten la alegría como el agua.
Hay que desmorirse de posibles
hasta nacerse de nuevo, refundar
la tierra en nombre de los hijos.
Urge construir la verdadera
la definitiva
casa de las fraternidades.



(Poema seleccionado por el autor)


GABRIEL IMPAGLIONE




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