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Homenaje a una bailarina

Etérea rosa en el espacio anclada
y en la rama orquestal desvanecida.
Etérea rosa que nació encendida
para ser en el aire dibujada.

En tu cielo febril siempre elevada
y en ondas de la danza sumergida.
Detente para mí, rosa fingida
en la altura del vuelo alucinada.
Quiero volcar tu sombra presurosa
en la palabra, goce y agonía.
Extraña danza que se vuelve rosa.

Para encerrar la gracia de tu orgía
transparente, desnuda, luminosa,
en la inmóvil serena poesía.



De: La palabra callada (1951-1988)


FERNANDO SÁNCHEZ MAYANS




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