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Judit

                        I

Esta tarde pidió un baño
y sus mejores vestidos.
Crucé las cintas y recogí su olor
en mis manos nudosas.
Trencé su pelo, corrientes de agua
entre las venas. Bebí un poco
para apagar el miedo.
Cargué la comida y el vino
y salí tras ella. Columnas
de humo rodeaban la ciudad.

                         II

He visto muchas muertes,
y la miro a ella, a sus dedos,
más finos que las venas
que atraviesan.
Le sujeto como a los animales
en el corral, la víspera
de la fiesta,
y recuerdo el parto de Judit.
Cuánto ruido, cuánta materia,
cómo se alza
por encima del humo
y grita
su principio y su fin.

                           III

Sube la montaña ligera,
como si huyera de mí. No veo su cara.
Vi cómo se arrancaba las pulseras, se
frotó la boca con las manos y las cuentas
golpearon sus pechos. Huye, ligera,
sin más fardo que las imágenes de la sangre.
Ahora
su cuello pide olivos jóvenes, aceitunas entre
los dientes, leche en los pezones.
La sigo como puedo. La carga es pesada.
Recojo la muerte, envuelvo la cabeza de la muerte.
Ya no recuerdo
por qué.






De El extraño


ESTHER ZARRALUKI




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