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Una plaza

                                       en Lima


La fachada barroca detuvo en un momento,
que ya es de siglos, toda su masa en movimiento.
Duerme la iglesia. Duerme la plazuela tranquila.
Para que no despierte la palmera vigila.
La ciudad sus rumores vuelve arrullo sedeño.
Una mujer de manto cruza, como un ensueño.



De: Epigramas americanos


ENRIQUE DÍEZ-CANEDO




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