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Parábola

Aquel que dijo:-¡Saquen a la rosa
del poema, y condénenla al exilio!-,
se fue a dormir después con el auxilio
de su fiel inconsciencia victoriosa.

La rosa, entonces, se vistió de prosa,
y entró de nuevo al secular concilio,
de la mano secreta de Virgilio,
sin miedo a la intemperie veleidosa.

Y el que dormía, vago y satisfecho
de haber salvado el arte de un desecho
de la edad del escrúpulo dorado,

sintió crecer la sombra de su pecho,
ya muerto en vida en el desnudo lecho,
por un olor de rosa amortajado.



(Fuente:Poesía salvadoreña del Siglo Veinte,antología publicada
en Suiza.
Selección: María Poumier-Francia
Especialista en la historia y la literatura
latinoamericana- Traductora)


DAVID ESCOBAR GALINDO




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