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Ahora y en la hora...

Después de todo, nada,
vendrán por mí una noche,
registrarán mi cuarto,
voltearán el ropero, las cobijas,
se lavarán la boca en mi lavado,
romperán fríamente
mi viejo pasaporte,
tirarán los retratos a la calle,
y abrirán las ventanas
para que entre la brisa
de la ciudad más verde del planeta
a lugar tan infecto...

Después de todo, yo no lo veré,
estaré ya a muchísimos kilómetros,
en la granja, sonriendo a las hormigas.
Creyéndome una hormiga. Siendo hormiga.


DAVID ESCOBAR GALINDO




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