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Grande y sabio

Alcé los ojos: tu mirada, entonces,
          brilló intensa en mis lágrimas,
como un rayo de sol que ardiente cae
          sobre trémulas aguas.
Te dejé de mirar, por parecerme
          que te causaba pena,
aunque yo, contemplándola, sentía
          satisfacción secreta.
Volví a mirarte cuando ya a mis labios
          atrajo una sonrisa:
llorando estabas tú, pero tus lágrimas
          eran lágrimas mías.
Grande es tu corazón, porque consuela
          con el triste sufriendo:
tu corazón es sabio porque sabe
llorar males ajenos.

(Fuente: Luzmaría Jiménez Faro)


CONCEPCIÓN ESTEVARENA




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