☰ menú
 



Aporte

Lo que la mar arroja
no son únicamente iniquidades.
De cuando en cuando
el tiempo se amotina
para corporeizar nuestros ensueños...
y entonces llega a nuestras playas
un gigante dormido,
un desmayado cuerpo de profeta
por el que todos claman,
que casi todos esperaban,
que cada hombre alguna vez
encontró en los escombros
de su ruinosa fantasía.



De: Entreacto


CARMEN ALARDÍN




regresar