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Territorio del hombre

El hombre constituye su propio territorio lo que equivale a decir en buenas cuentas que el territorio del hombre es el hombre multiplicado por todos los seres que habitan el planeta. Pero el hombre debe ser el descubridor de su propio territorio debe abrir los ojos las manos el corazón y cada una de sus células al territorio que lleva dentro de sí como una invisible señal de ceniza porque el territorio necesita flores necesita árboles necesita corazones necesita verdad necesita pan necesita un mismo sol y una misma lluvia para mojarnos todos como una sola semilla que brota desde sí y entonces el hombre debe ser flor debe ser árbol debe ser corazón debe ser verdad debe ser pan debe ser sol debe ser lluvia derramándose sobre los territorios del hombre.

Sin embargo el hombre vive marginado por leyes de territorialidad y los ojos dejan de ser ojos para transformarse en candados y las manos dejan de ser manos para transformarse en gritos y el alma es un grillo cantando solo por las noches y nadie escucha y los cinco sentidos se precipitan hacia el no territorio como un volcán ciego erupcionando recuerdos y futuros en una clase magistral de silencio domesticado como un canguro nuevo
mientras desde la tierra encanecida de repente como una erupción mínima nace la flor de un nuevo alfabeto para el hombre.







(De: Los territorios, Ancud, 1982)




CARLOS TRUJILLO




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