☰ menú
 



Escucha, escúchame, nada de vidrios...

Escucha, escúchame, nada de vidrios verdes o doscientos días
                    de historia, o de libros
abiertos como heridas abiertas, o de lunas de Jonia y cosas así,
sino sólo beber yedra mala, y zarzas, y erizadas anémonas
                     parecidas a flores.

Escucha, dime, siempre fue de este modo,
algo falta y hay que ponerle un nombre,
creer en la poesía, y en la intolerancia de la poesía, y decir
           niña
o decir nube, adelfa,
sufrimiento,

decir desesperada vena sola, cosas así, casi reliquias, casi
                    lejos.

Y no es únicamente por el órgano tiempo que cesa y no
           cesa, por lo crecido, para la sonriente,
para mi soledad hecha esquina, hecha torre, hecha leve notario,
          hecha párvula muerta,
sino porque no hay forma más violenta de alejarse.



De: Una niña de provincias que se vino a vivir en un chagall


BLANCA ANDREU




regresar