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Estabas conmigo todavía

Estabas conmigo todavía
y eras ausencia ya.
Y venías en tu voz como un eco lejano,
que llega desde el monte o desde el mar.

Venías en tu mirada distante,
en tu indolente ademán,
en tu halo de cosas sin mañana,
que era ya un poco muerte y un poco eternidad.

Venías, sobre todo,
en aquella ansiedad
de los pobres viajeros que parten
sin saber adónde ni por qué se van.

Y te amaba en tu ausencia todavía presente,
como si fueras más
viva y más intacta en el recuerdo,
y más real.



De: Poesía peruana, antología general:
      De la conquista al modernismo


ALBERTO URETA




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