DANIEL CHIROM | |
Estoy de este lado no sé cómo llegar a tu muerte enamorarte los ojos prenderle fuego a tus palabras. En tu voz veo barcos calcinándose de neblinas y un rumor de sirenas enlutando las anclas que buscan una pregunta en las costillas del océano. Tu oficio es un naufragio, ... | |
Todo recomienza. El que ama se pierde. | |
Aún humea el ojo de los días. En el templo las voces bordan los cielos y las lluvias bendicen lenguas dolientes. Un espíritu se ha levantado desde las fauces del océano y su aliento incendia jardines de piedra. El silencio tañe muérdago, un ojo ríe y cuerpos perdidos hienden la ausencia. ... | |
I Una sombra improvisa rabiosas aventuras en paisajes ninfomaníacos con hombres a cara o cruz curtidos por el sol y el viento. No hace falta abrir la ventana del cuarto mal iluminado para batirse a duelo con los traficantes de esclavos, sólo se necesita la fiebre por la vida, no dejar caer los brazos. ... | |
Ausencia eterna, hiere mi voz, dame la palabra del rubí, un canto del arpa, la belleza del trueno. Que en cada oración encuentre mi reino. Bendita sea tu desnudez enceguecedora, tus frutos luminosos, tu oro extremo. Soy polvo, sangre, hiel y nada en tu oculto lecho. Ausencia eterna, ... | |
Hacia los cuatro vientos, el polvo del camino nos nubló la vista. Descendimos hasta volver. Estamos en todas partes y no somos nadie, sólo la noche nos rescata. Nuestro horizonte es la cruz del sur donde ojos entrecerrados aún tocan música. | |
Muerta la muerta, encendido su olvido su nunca más de yegua desbocada, su noche donde canta la piedra y la nube. La voz de la muerta no muere, agoniza, permanece y sus canciones encantan a los navegantes, a los no nacidos y a los muertos que gritan en silencio para que la muerta escuche ... | |
Por encargo de Ludovico el moro deletreé durante tres años la Ultima Cena. No cometí ningún error, fue mi voluntad que Cristo y sus apóstoles se fueran desintegrando con el tiempo. Cuando la cena sea nuevamente servida otro Ludovico me encargará rehacerla hasta que el vino ... | |
La luna callada canta en el valle. Nadie la escucha salvo Narciso que ha extraviado su lago y la mira. | |
La luna es nueva y el río ya no es el mismo pero tus ojos permanecen iguales; sólo quien viajara hacia el fondo de su mirada descubriría algo más que el paso del tiempo: un animal enfurecido contra la jaula del horizonte. | |
Los sacerdotes egipcios fueron nuestros últimos testigos; perduró la leyenda por boca de Platón. Nueve anillos de agua y nueve de tierra, y de anillo a anillo construimos puentes. Rodeados del favor de los dioses modelamos la alegría de los metales preciosos, cultivamos la perplejidad ... | |
Desconozco los planes del destino. Soy el instante en que la ausencia es arrebatada por un silencio. | |
Oh mujer negra, negro corazón, labios impíos, gracia sombría de árido y seco vientre; mar y nave, barco sin rumbo, hundido y herrumbroso como el castillo del mago; navío sin timón, naufragio. Cuerpo candente, muérdago del deseo, piernas nacaradas del puente, piedra cerrada, muerta, ... | |
Queda la resaca de tanto café y cigarrillo, el lejano fulgor de rubias y martinis más allá de toda madrugada, las calles desiertas, un cuarto solitario, el dolor en la mandíbula. Todo se reduce a balbuceos cuando el cuerpo comienza a comportarse como una pesada carga y los puños ya no responden. ... | |
a Mario Morales Tu capa roja sobre la arena tu rojo haciendo la verónica para que la palabra siga su camino y el sentido quede con los ojos furiosos mirando al público. La escena es siempre la misma y tu miedo aumenta con cada embestida, sabes que nadie sale indemne de la lucha ... | |
Estas ramas son tus manos acariciando el cielo después de cada tormenta. Y esos dedos son llamas encendiendo una noche en la penumbra blanca de tu ocaso. | |
A Antoine Saint-Exupéry I Allí aquí al borde en el camino lejos de casa cerca del cielo una sombra el mar una sombra costa verde agua dulce un sueño una duermevela ojos rasgados ojos pasmados ojos sedientos El viento una encrucijada el viento una estela el viento aire nuevo río ... | |
II Vuela azul asciende volatinero avanza aéreo. El aire te precede la brisa te reclama las nubes te oyen el céfiro te acuna Una ráfaga sostiene tu aliento un vendaval hila tus sueños una brizna teje tu sino un ventarrón ilumina tu planeta. Del Oeste al Este del Este al Oeste enamorado sigiloso ... | |
III Cabalga caballero andante cabalga entre el vértigo del Sur y los campos elíseos entre la Pampa sedienta y los jardines reales. Cabalga mi capitán cabalga que el día es eterno y la noche infinita que el alba es un océano y el despertar un deceso. Enciende las velas el limosnero sangra ... | |
IV Correo del mundo tu príncipe enjoyado desvela poemas en un planeta solitario. La soledad de la guerra la soledad del soldado la soledad del niño la soledad del hermano hieren tu vuelo de jinete solitario. ¿Quién te escucha? ¿Quién te ve? ¿Quién te nombra? Del Atlántico surge un hada ... | |
Y yo canto al cielo que hay en ti, ungido de luna; recuerda en la noche cuando el mundo rodó al mar, recuerda en la noche, recuerda que éramos lo que somos: carceleros de horas y torres, hermanos del viento extranjeros bebedores del rocío, un ojo hacia el que ... | |
V -----------------(recitativo)-----------------------------(coro) Yo soy el ciervo blanco del mar-------------------------profano las playas el viento ácido de los puertos-----------------escucho los secretos el dolmen ... | |
Canta vuela baila bebe el vino transatlántico. Sueña corre ríe susurra un arcano olvidado. Marinero marinado juglar de vuelo alto piloto de tormentas príncipe destronado. Estas playas se desnudan ante tu mirada estas playas se desvanecen ante tu magia. Pan casero tus oraciones ... | |
La infancia un jardín enloquecido. Mirra e incienso tu casa carmín y fuego tu reino. Telares del alba muerden tu deseo, la rosa negra te eleva entre las brumas y enciende las luces del alba. Oh fronteras irredentas hacia las playas corres para bordar las olas que surcarán los mares. ... | |
Un muro de silencio cubre las puertas doradas, cal de la memoria y sal del desencuentro. Tu alfabeto hollado por la luna una plegaria que horada el tiempo. Bebe has visto a Saturno en el leprosario baila el cielo vacía una blanca taza sueña un corazón es una trampa canta ... |