JULIO LLINÁS | |
Si el mundo fuera cuerdo, si lo fuera digo, es un decir- acaso yo sabría, después de tantos años, de tantos accidentes, catástrofes, combates, humillaciones, navajazos, intoxicaciones, pánicos, muertes, esperanzas, caídas de caballos, de dientes, de cabellos, y esa legión de oscuridades, ... | |
Escapaba hacia los grandes templos, catedrales del Gin, santuarios del comercio la política, puentes y cárceles, delicias. Y el astillero sagrado de la Ciencia. Abandonaba algunas plantas amistosas y una morada invisible. Amaba el brillo de esas fieras que se descubren en el canto ... | |
Los ojos blancos, la piel paralizante: me buscaréis en vano entre mis bestias. Mi roja música ha triunfado. (Ah la frenética infancia junto al médano y la esmeralda polar, surcando nuestra casa). Me encotraréis en lo más hondo del bosque, temblando al grito de la lava, sirviendo ... | |
Señora de alta pluma, la noble Tierra se ha secado bajo el orín de tus preciosas amenazas. Mi terror es verte en los paisajes, sobre un caballo afeminado, desdichada y gloriosa como una lengua herida. Soplando un hálito de sangre en las jornadas de gran paz, sobre las hondas ... | |
El niño rompe sus juguetes en busca de la alondra. la oveja con ruedas, el caballo de lechero, el oso negro de la tía Blanca, el tíovivo con música, la locomotora alemana y hasta el fonógrafo infantil con aquella marcha espantosa norteamericana. Lo rompes todo, le dice su padre. ... | |
Junto a las rocas, la negra sal radiante. ¡Oídos! Crujen las pieles de la Tierra gastadas por el sueño bajo una calma infernal. ¿Dónde está el hombre que renace en las cenizas de una gran poesía, la mano de oro que bautiza y desarrolla las ciencias naturales? Palabras, Serpientes ... | |
No llores, América No llores, América, no llores por la sangre vertida en las esquinas del Sur, no llores por los hijos de tus mercenarios, no llores por tus bombas, tus cohetes, tu napalm, tus viajes a la luna, tus calles de navaja, tus dólares amargos, tus negros de precinto con sus bastones ... | |
Telemacus Desde la isla de pájaros de lentes y corbata de lazo, la tonta dama francesa de cincuenta metros gobierna la ciudad de bocadillos de pastrami y coca cola en los carteles de Times Square. Sin vagabundos o putas no hay ciudad, dice Telemacus Malone, que nutre las palomas ... | |
El hombre que habla y devora sus palabras, teje una fábula en su Tierra. Y el aire invade los verbos de su raza. Así cayó esta zarpa en mi inocencia. Así creció mi orgullo en este mundo. | |
País, ¿quién es feroz sino tu niño acurrucado en la pureza del desierto? País, ¿quién ha quemado tu carne de luz negra, quién es el príncipe en tu fiesta de rencores podridos por el sol? Yegua sagrada de los grandes vientos, sé bondadosa y terrible, ¡oh roja! ¡oh despedázanos ... | |
No hemos tenido suerte, amigo mío, aunque haya quienes digan que siempre la tuvimos. Cuando miramos hacia atrás y recordamos las calles de ese París que se ha ido con nosotros, no sabemos ya qué hemos tenido, no sabemos siquiera si hemos tenido alguna cosa o si todo ha sido solamente ... |