ANA ROSSETTI | |
Cuando una se siente bien, puede prescindir de lo mejor. Eso me parece sabio. Andréa de Nerciat Y esa tan transparente neblina que su lengua extendió sobre mí...labor concupiscente, minuciosa e inútil, pues el bello prosélito ¿me atreveré a decirlo? es que es tan impotente ... | |
Y qué encantadora es tu inexperiencia. Tu mano torpe, fiel perseguidora de una quemante gracia que adivinas en el vaivén penoso del alegre antebrazo. Alguien cose en tu sangre lentejuelas para que atravieses los redondos umbrales del placer y ensayas a la vez desdén y seducción. ... | |
A un traje de pana verde que por ahí anda perturbando a los muchachos | |
Ningún hombre es dueño de su destino. Ninguna mujer es dueña de su corazón.La Rochefoucauld Deslumbrados los ojos, adornados de ti, despertados de súbito, ¡oh visión turbadora! sujeta la mirada cual broche a tu vestido, la cabeza imantada al giro de tus pies, ... | |
Despiadada belleza, me aniquilas. La luz roza en tu carne mi desierto, mi camino de sed, mi pasión incesante de hermosura. A escondidas te admiro. Aterrada contemplo el universo que me excluye de ti. Carente de ternura al caminar irradias y no miras a quienes, de verte, te hermosean. ... | |
Y te adoro, te adoro a ojos cerrados, tú mi extravío, tú todo mi vértigo. En la enciclopedia encrucijada de tus piernas se pierden sin remedio mis ojos. Me turbas. Aun cuando disfrazado repites voces que conozco bien, te elevo y me entrego seducida cuando averiguo todas tus celadas. ... | |
Dulce corazón mío de súbito asaltado. Todo por adorar más de lo permisible. Todo porque un cigarro se asienta en una boca y en sus jugosas sedas se humedece. Porque una camiseta incitante señala, de su pecho, el escudo durísimo, y un vigoroso brazo de la mínima manga sobresale. ... | |
Desprendida su funda, el capullo, tulipán sonrosado, apretado turbante, enfureció mi sangre con brusca primavera. Inoculado el sensual delirio, lubrica mi saliva tu pedúnculo; el tersísimo tallo que mi mano entroniza. Alta flor tuya erguida en los oscuros parques; oh, ... | |
Arcángel desterrado y refugiado en mi anhelo; cada vez que la albahaca se movía a mi vientre tu mano apuñalaba y en el raudo abanico de luces y luciérnagas o en la pared confusa, donde el enfebrecido pájaro de la noche se cernía, aparecías tú. Continua caracola prendida de mi oído; ... | |
El placer es el mejor de los cumplidos.Coco Chanel El más encantador instante de la tarde tras el anaranjado visillo primorosa. Y en la mesita el té y un ramillete, desmayadas rosas, y en la otomana de rayada seda, extendida la falda, asomando mi pie provocativo, aguardo a que tú ... | |
Tan sencillo es matar, pues es el mundo frágil como un vaso de vidrio. Diligentes tijeras o sables alfileres apenas se precisan: pujante y obstinada derramará la sangre su estipendio. Tan sencillo es matar, decapitar libélulas, traspasar inmóviles pupilas de insectos silenciosos y, ... | |
Flores, pedazos de tu cuerpo; me reclamo su savia. Aprieto entre mis labios la lacerante verga del gladiolo. Cosería limones a tu torso, sus durísimas puntas en mis dedos como altos pezones de muchacha. Ya conoce mi lengua las más suaves estrías de tu oreja, y es una caracola. Ella sabe ... | |
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Yo te elegía nombres en mi devocionario. No tuve otro maestro. Sus páginas inmersas en tan terrible amor acuciaban mi sed. Se abrían, dulcemente, insólitos caminos en mi sangre obediente hasta entonces extraviándola, perturbando la blancura espectral de mis sienes de niña ... | |
Yo te elegía nombres en mi devocionario. No tuve otro maestro. Sus páginas inmersas en tan terrible amor acucian mi sed. Se abrían, dulcemente, insólitos caminos en mi sangre -obediente hasta entonces- extraviándola, perturbando la blancura espectral ... | |
Arcángel mío, Compañero mío, Amado que en las columnas atas mis insomnios y derramas por el alba los claveles que te ofreció mi sangre, a cambio de la corona púrpura de tu indómito reino prometido, del lirio de tu cetro; a cambio de hospedarme en el arisco armiño de tu piel. ... | |
Escapémonos, huyamos a los cómplices días de la niñez. Perdámonos inermes por los intensos vértigos de la piel insabida. Confundidos, al no encontrar los nombres para tanto esplendor, inventaremos fórmulas de un idioma secreto: como antes. Extraviémonos por la gran ... | |
Es tan agradable introducirme en su lecho, y que mi mano viajera descanse, entre sus piernas, descuidada, y al desenvainar la columna tersa -su cimera encarnada y jugosa tendrá el sabor de las fresas, picante- presenciar la inesperada expresión de su anatomía que no sabe usar aún, ... | |
Te desconozco tanto y tanto me conmueves, príncipe expatriado de todas mis palabras, que el temor y el anhelo, simultáneos, persiguen tu intacto paraíso. Y escondes la cabeza entre altivas solapas y celoso custodias, del fino brazo azul, bocallaves de un reino resplandeciente y ártico. ... | |
Si alguien sabe de un filtro que excuse mi extravío, que explique el desvarío de mi sangre, le suplico: Antes de que se muera el jazmín de mi vientre y se cumplan mis lunas puntuales y enteras y mis venas se agoten de tantas madrugadas en las que un muslo roza al muslo compañero ... | |
Terminando el rosario a nuestros dormitorios subiremos donde el ángel maligno, que quiere atormentarnos, nos espera. La espalda en la pared, cuidando que las ropas no escondan nuestros ojos mucho tiempo, la fragante franela nos ha vestido al fin. Y sabemos, ... | |
En el rincón secreto, bajo el árbol, despacio, muy despacio, desataste mis trenzas y luego, impetuoso, porque yo sentí frío y terca me negaba, arrancaste mi ropa. Con cíngulo de larga enredadera la deslucida organza que sirviera de colcha a la cuna común, experto me ceñiste. En la callada hora, ... | |
Cada noche me ensaño. Cada noche asesino y desgarro sin tregua esa tierna mejilla que tú amas. Un lienzo es mi vigilia donde su rostro surge y se somete a los fáciles crímenes que los celos inventan. Su muerte no remedia mi carencia de ti, -inconquistable reino, ... | |
Do you really want tu hurt me?Boy Georges Tomar el cáliz, el cáliz de tus manos, adentrarme hasta el fondo, hasta el vestigio último del tormento, no para combatirlo, no para decidir qué desesperación es la más soportable. Pues me abandono en ti, pues de mí me extravío, ... | |
Pongo en tus manos dagas y sortijas, convierto tus ausencias en infidelidades, en ansia irresistible tus retornos. Cada silencio tuyo es aguda lanzada, cada palabra como un afán que acude, mas no te vanaglories: sólo es mío el orgullo si te logré tan cruel y tan querido. ... | |
Dúctil cuero lustroso, su lengua desenrosca por tu espalda y una orquídea se asienta, teje su laberinto de sangriento guipur, cae al suelo: su severo ajedrez en búcaro lo torna. Así cuarenta veces. Cuarenta veces flores desde sus hombros cuelgan. Firmes hombros tan pálidos ... | |
Si a una queja consiento, a una furtiva queja, entrar y deslizarse en el jardín ilícito de las palabras dichas, sé que sólo daré a tu desdén ventaja. Es tan ajena a ti la pasión que suscitas, tan inocente eres de esta cruel ansiedad que en mí se ha despertado, que yo la negaré, oh sí, ... | |
Y la música ardiendo, estallando, araña es de cristal, o una bengala; el limón sobre un vaso teñido de violeta, vigilante; y el blanco pantalón, que en medio de la noche resplandece, arrogante y magnífico como un corcel ... | |
Y la larga experiencia -femeneidad rapaz del ojo- ha descifrado en cierta boca triste o impaciente ademán, o en traslúcida cera de una carne vencida, al tasador más alto. Lentos dedos resbalan, por la cadena, un dije, del escote el confín, yerta gota cayendo, amenazando al torso ... | |
Y ese instante: la puerta traspasada que se cierra apresando, y el peligro contiguo y el abrazo inminente, pues la luz ha prendido por sorpresa la estancia y una ajena presencia, radiante entre las joyas, devuelven las vitrinas. Y quizás la belleza sea sólo ... | |
Y después, las arrugadas sábanas por entre las baldosas serpentean; los cajones volcados, vacíos los estantes y roto el estilete tras obstinado estupro. Mas si él tuvo la fruta del verano y la ilusión de amor casi duró una hora, ... | |
DO lor por estar contigo en cada cosa. Por no dejar de estar contigo en cada cosa. Por estar irremediablemente contigo... en mí. RE cordar que mis monedas no me permiten adquirir. Que mi deseo no es tan poderoso como para taladrar blindajes, ni mi atrevimiento tan hábil ... | |
No juegas ya conmigo, tan orgulloso estás que más allá de ti no necesitas nada. Tú observas incesante, sin embargo te olvidas de que yo te soy tan parecida que te describiría con la fidelidad de un espejo: tan semejante a ti que hasta podrías amarme sin temor a excederte. ... | |
A los pies de la cama, oí el ruido y a mi grito aterrado se encendieron las luces y el alforzado traje de abombado organdí que desde ayer pendía de la lámpara y el viso de rayón, y la enagua crujiente de batista, y el ingrávido velo ya no estaban. El sedoso papel ... | |
Tu cuerpo, desierto de ti, ascéticos los ojos de tus fuentes abismales, descubre sobre qué dureza se ceñirán tus manos. Del placer, los cauces rotos, por tus miembros, te aleccionan, en el violento quehacer que te humedecerá el vientre, manantial imposible a tus resecos labios. ... | |
Dime, en dónde, en qué avenida tus pies, por dónde el rastro, en qué sendero. Tus piernas, esas cintas que el vello deshilacha y en la ojiva, el pubis, manojo de tu vientre, la dovela. Crece en tu torno el gladiolo, llave anal, violador perenne, y tres diosas quieren morder contigo la manzana. ... | |
Por qué mi carne no te quiere verbo, por qué no te conjuga, por qué no te reparte, por qué desde las tapias no saltan buganvillas con tus significados y en miradas de azogue que no reverbera el sol dando de ti noticia, ni se destapan cajas con tu música y su claro propósito, ... | |
qué, para no desalentarse. Para velar el fuego sin que se extinga, sin que devore. Para un tumulto de impaciencia se envaine en la precisión del tiempo, el dolor parta su ímpetu en amaestradas pulsaciones y en la impasibilidad de una máscara se funda, solemne, el desengaño. ... | |
Este es el enigma, la atracción sobrecogedora de conocer, el irresistible afán de echar el ancla en ti, de poseerte. Qué será la perplejidad de ser tú. Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber. Qué, el estupor de ser tú, verdaderamente tú y, con tus ojos, verme. Qué será percibir ... | |
Sigo aún en la música que mi mano en la tuya aprisionaba. Lenta caricia era, era lento desierto, era una larga noche donde tan sólo el tacto fuera idioma y aviso. Cada viernes en Mozart naufragaba. Sigo aún en la música, sigo aún en tu piel que en otoño amé tanto. Las voces de los niños ... | |
Mis ojos, por tu cuerpo reclamados, de su hermosura avisan, amplio torso devastan y en la estrecha cadera contiénense aturdidos. Sin indulgencia alguna muestran al labio hambriento, de cerezas mordientes, la semilla y al igual que con mis dedos el más ardiente roce de tu piel se presagia, ... | |
Ne derelinquas me, ne discedas a me. Ps.,27 Sabes que son mis manos desvalidas y mansas, que tengo trece años y que este largo pelo, enredado vellón que en mi párvulo pecho apenas se acuchilla, es un endeble escudo. Defiéndeme tú pues en la lisa acera rebotan de continuo ... | |
Cada noche implacable, cada noche, la ginebra cimbrea visiones y deseos, y un lamento de intolerante ansia -dice llamarse música- exhausta se sucede. Y el neón carmesí, cordoncillo enredado en la pálida estrella ... | |
Ha sido ya encendida la tiara de la noche, oscura noche, empapada noche, fragancia de abril, jazmín dormido en tu pliegue inguinal. Rosas bullendo dentro de tu vientre, dulces punzadas, la irresistible sed el labio agrieta y desde el patio el magnolio azuza, y sugiere, e impregna ... | |
Una vela separa del candelabro Imperio y la enciende, y la mesa recorre. Sobre el adamascado del mantel el brillo desigual de la cubertería y de las tenues guirnaldas del Limoges. Por entre los calados respaldos Louis se acerca a los vientres tersísimos de las copas y los hace sonar. ... | |
Nunca te tengo tanto como cuando te busco sabiendo de antemano que no puedo encontrarte. Sólo entonces consiento estar enamorada. Sólo entonces me pierdo en la esmaltada jungla de coches o tiovivos, cafés abarrotados, lunas de escaparates, laberintos de parques o de espejos, ... | |
Nunca te tengo tanto como cuando te busco sabiendo de antemano que no puedo encontrarte. Sólo entonces consiento estar enamorada. Sólo entonces me pierdo en la esmaltada jungla de coches o tiovivos, cafés abarrotados, lunas de escaparates, laberintos de parques o de espejos, ... |