CÉSAR VALLEJO | |
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Hoy no ha venido nadie a preguntar; ni me han pedido en esta tarde nada. No he visto ni una flor de cementerio es tan alegre procesión de luces. Perdóname, Señor: qué poco he muerto! En esta tarde todos, todos pasan sin preguntarme ni pedirme nada. Y no sé qué se olvidan ... | |
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Amanece lloviendo. Bien peinada la mañana chorrea el pelo fino. Melancolía está amarrada; y en mal asfaltado oxidente de muebles hindúes, vira, se asienta apenas el destino. Cielos de puna descorazonada por gran amor, los cielos de platino, torvos de imposible. Rumia la majada y se subraya ... | |
Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos; y cuál mi idealista corazón te llora. Mis cálices todos aguardan abiertos tus hostias de otoño y vinos de aurora. Amor, cruz divina, riega mis desiertos con tu sangre de astros que sueña y que llora, ¡Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos que temen ... | |
Subes centelleante de labios y ojeras! Por tus venas subo, como un can herido que busca el refugio de blandas aceras. Amor, en el mundo tú eres un pecado! Mi beso es la punta chispeante del cuerno del diablo; mi beso que es credo sagrado! Espíritu es el horópter que pasa ¡puro en su blasfemia! ... | |
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Vengo a verte pasar todos los días, vaporcito encantado siempre lejos... Tus ojos son dos rubios capitanes; tu labio es un brevísimo pañuelo rojo que ondea en un adiós de sangre! Vengo a verte pasar; hasta que un día, embriagada de tiempo y de crueldad, vaporcito encantado siempre lejos, ... | |
Considerando en frío, imparcialmente, que el hombre es triste, tose y, sin embargo, se complace en su pecho colorado; que lo único que hace es componerse de días; que es lóbrego mamífero y se peina... Considerando que el hombre procede suavemente del trabajo y repercute jefe, ... | |
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¡Cuídate, España, de tu propia España! ¡Cuídate de la hoz sin el martillo, cuídate del martillo sin la hoz! ¡Cuídate de la víctima a pesar suyo, del verdugo a pesar suyo y del indiferente a pesar suyo! ¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo, negárate tres veces, y del que te negó, ... | |
¡De puro calor tengo frío, hermana Envidia! Lamen mi sombra leones y el ratón me muerde el nombre, ¡madre alma mía! ¡Al borde del fondo voy, cuñado Vicio! La oruga tañe su voz, y la voz tañe su oruga, ¡padre cuerpo mío! ¡Está de frente mi amor, nieta Paloma! De rodillas, mi terror ... | |
Luna! Corona de una testa inmensa, que te vas deshojando en sombras gualdas! Roja corona de un Jesús que piensa trágicamente dulce de esmeraldas! Luna! Alocado corazón celeste ¿por qué bogas así, dentro de copa llena de vino azul, hacia el oeste, cual derrotada y dolorida popa? ... | |
Siento a Dios que camina tan en mi, con la tarde y con el mar. Con él nos vamos juntos. Anochece. Con él anochecemos. Orfandad... Pero yo siento a Dios. Y hasta parece que Él me dicta no sé que buen color. Como un hospitalario, es bueno y triste; mustia un dulce desdén de enamorado; ... | |
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El acento me pende del zapato; le oigo perfectamente sucumbir, lucir, doblarse en forma de ámbar y colgar, colorante, mala sombra. Me sobra así el tamaño, me ven jueces desde un árbol, me ven con sus espaldas ir de frente, entrar a mi martillo, pararme a ver a una niña y, al pie ... | |
Más acá, más acá. Yo estoy muy bien. Llueve; y hace una cruel limitación. Avanza, avanza el pie. Hasta qué hora no suben las cortinas essas manos que fingen un zarzal? Ves? Los otros, qué cómodos, qué efigies. Más acá, más acá! Llueve. Y hoy tarde pasará otra nave cargada ... | |
Para Alejandro Gamboa Se bebe el desayuno...húmeda tierra de cementerio huele a sangre amada. Ciudad de invierno...La mordaz cruzada de una carreta que arrastrar parece una emoción de ayuno condenada! Se quisiera tocar todas las puertas, y preguntar por no sé quién; ... | |
Amada, en esta noche tú te has crucificado sobre los dos maderos curvados de mi beso; y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado, y que hay un viernesanto más dulce que ese beso. En esta noche rara que tanto me has mirado, la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso. ... | |
Solo al dejar de ser, Amor es fuerte! Y la tumba será una gran pupila, en cuyo fondo supervive y llora la angustia del amor, como en un cáliz de dulce eternidad y negra aurora. Y los labios se encrespan para el beso, como algo lleno que desborda y muere; y, en conjunción crispante, ... | |
Ello es que el lugar donde me pongo el pantalón, es una casa donde me quito la camisa en alta voz y donde tengo un suelo, un alma, un mapa de mi España. Ahora mismo hablaba de mí conmigo, y ponía sobre un pequeño libro un pan tremendo y he, luego, hecho el traslado, ... | |
Y el Alma se asustó a las cinco de aquella tarde azul desteñida. El labio entre los linos la imploró con pucheros de novio para su prometida. El pensamiento, el gran General se ciñó de una lanza deicida. El Corazón danzaba, más, luego sollozó: ¿la bayadera esclava estaba herida? ... | |
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Entre el dolor y el placer median tres criaturas, de las cuales la una mira a un muro, la segunda usa de ánimo triste y la tercera avanza de puntillas; pero, entre tú y yo, sólo existen segundas criaturas. Apoyándose en mi frente, el día conviene en que, de veras, hay mucho de exacto ... | |
Escarnecido, aclimatado al bien, mórbido, hurente, doblo el cabo carnal y juego a copas, donde acaban en moscas los destinos, donde comí y bebí de lo que me hunde. Monumental adarme, féretro numeral, los de mi deuda, los de mi deuda, cuando caigo altamente, ... | |
Niños del mundo, si cae España digo, es un decir- si cae del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía! ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡qué viejo vuestro ... | |
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Miré el cadáver, su raudo orden visible y el desorden lentísimo de su alma; le vi sobrevivir; hubo en su boca la edad entrecortada de dos bocas. Le gritaron su número: pedazos. Le gritaron su amor: ¡más le valiera! Le gritaron su bala: ¡también muerta! Y su orden digestivo ... | |
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Yo nací un día que Dios estuvo enfermo. Todos saben que vivo, que soy malo; y no saben del diciembre de ese enero. Pues yo nací un día que Dios estuvo enfermo. Hay un vacío en mi aire metafísico que nadie ha de palpar: el claustro de un silencio que habló a flor de fuego. Yo nací un día que Dios ... | |
Esta noche desciendo del caballo, ante la puerta de la casa, donde me despedí con el cantar del gallo. Está cerrada y nadie responde. El poyo en que mamá alumbró al hermano mayor, para que ensille lomos que había yo montado en pelo, por rúas y por cercas, niño aldeano; ... | |
Llegué a confundirme con ella, tanto...! Por sus recodos espirituales, yo me iba jugando entre tiernos fresales, entre ss griegas manos matinales. Ella me acomodaba después los lazos negros y bohemios de la corbata. Y yo volvía a ver la piedra absorta, ... | |
El placer de sufrir, de odiar, me tiñe la garganta con plásticos venenos, mas la cerda que implanta su orden mágico, su grandeza taurina, entre la prima y la sexta y la octava mendaz, las sufre todas. El placer de sufrir...¿Quién? ¿a quién? ¿quién, las muelas? ¿a quién la sociedad, ... | |
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Esta tarde llueve, como nunca; y no tengo ganas de vivir, corazón. Esta tarde es dulce. ¿Por qué no ha de ser? Viste gracia y pena; viste de mujer. Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo las cavernas crueles de mi ingratitud; mi bloque de hielo sobre su amapola, más fuerte ... | |
Voluntario de España, miliciano de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón, cuando marcha a matar con su agonía mundial, no sé verdaderamente qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo, lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo a mi pecho que acabe, al que bien, ... | |
Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir: ya lo decía. Casi toqué la parte de mi todo y me contuve con un tiro en la lengua detrás de mi palabra. Hoy me palpo el mentón en retirada y en estos momentáneos pantalones yo me digo: ¡Tanta vida y jamás! ... | |
Quiero escribir, pero me sale espuma, quiero decir muchísimo y me atollo; no hay cifra hablada que no sea suma, no hay pirámide escrita, sin cogollo. Quiero escribir, pero me siento puma; quiero laurearme, pero me encebollo. No hay toz hablada, que no llegue a bruma, no hay dios ... | |
Hasta cuándo estaremos esperando lo que no se nos debe...Y en qué recodo estiraremos nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo la curz que nos alienta no detendrá sus remos. Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones por haer padecido... ... | |
La cólera que quiebra al hombre en niños, que quiebra al niño en pájaros iguales, y el pájaro, después, en huevecillos; la cólera del pobre tiene un aceite contra dos vinagres. La cólera que al árbol quiebra en hojas, la hoja en botones desiguales y al botón, en ranuras telescópicas; ... | |
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Todos han muerto. Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el burgo. Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: Buenos días, José! Buenos días, María! Murió aquella joven rubia, ... | |
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Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse, y hay ganas de morir, combatido por dos aguas encontradas que jamás han de istmarse. Hay ganas de un gran beso que amortaje a la Vida. que acaba en el áfrica de una agonía ardiente, suicida! Hay ganas de...no tener ganas, Señor: ... | |
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: tú no tienes Marías que se van! Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada ... | |
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Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; ... | |
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Los mineros salieron de la mina remontando sus ruinas venideras, fajaron su salud con estampidos y, elaborando su función mental cerraron con sus voces el socavón, en forma de síntoma profundo. ¡Era de ver sus polvos corrosivos! ¡Era de oír sus óxidos de altura! Cuñas de boca, ... | |
Mi padre duerme. Su semblante augusto figura un apacible corazón; está ahora tan dulce... si hay algo en él de amargo, seré yo. Hay soledad en el hogar; se reza; y no hay noticias de los hijos hoy. Mi padre se despierta, ausculta la huida a Egipto, el restañante adiós. ... | |
Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo ¡No mueras; te amo tanto! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron, dos y repitiéronle: ¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él, veinte, ... | |
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Vierte el humo doméstico en la aurora su sabor a rastrojo; y canta, haciendo leña, la pastora un salvaje aleluya! Sepia y rojo. Humo de la cocina, aperitivo de gesta en este bravo amanecer. El último lucero fugitivo lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor, ¡oh celeste zagal trasnochador! ... | |
Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, de querer, de besar al cariño en sus dos rostros, y me viene de lejos un querer demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza, al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito, a la que llora por el que lloraba, al rey del vino, ... | |
Oh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo número. Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cómo arranca las diarias aherrojadas extremidades. Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aquí, ... | |
Ahora, entre nosotros, aquí, ven conmigo, trae por la mano a tu cuerpo y cenemos juntos y pasemos un instante la vida a dos vidas y dando una parte a nuestra muerte. Ahora, ven contigo, hazme el favor de quejarte en mi nombre y a la luz de la noche tenebrosa en que traes a tu alma ... | |
Amada: no has querido plasmarte jamás como lo ha pensado mi divino amor. Quédate en la hostia, ciega e impapable, como existe Dios. Si he cantado mucho, he llorado más por ti ¡oh mi parábola excelsa de amor! Quédate en el seo, y en el mito inmenso de mi corazón! Es la fe, la fragua donde ... | |
De todo esto yo soy el único que parte. De este banco me voy, de mis calzones, de mi gran situación, de mis acciones, de mi número hendido parte a parte, de todo esto yo soy el único que parte. De los Campos Elíseos o al dar vuelta la extraña callejuela de la Luna, mi defunción se va, ... | |
Pequeño responso a un héroe de la República (IX) (España...) | |
Un libro quedó al borde de su cintura muerta, un libro retoñaba de su cadáver muerto. Se llevaron al héroe, y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento; sudamos todos, el ombligo a cuestas; caminantes las lunas nos seguían; también sudaba de tristeza, el muerto. Y un libro, en la batalla ... | |
Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París y no me corro- talvez un jueves, como es hoy, de otoño. Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, ... | |
Sé que hay una persona que me busca en su mano, día y noche, encontrándome, a cada minuto, en su calzado. ¿Ignora que la noche está enterrada con espuelas detrás de la cocina? Sé que hay una persona compuesta de mis partes, a la que integro cuando va mi talle cabalgando ... | |
¿Qué me da, que me azoto con la línea y creo que me sigue, al trote, el punto? ¿Qué me da, que me he puesto en los hombros un huevo en vez de un manto? ¿Qué me ha dado, que vivo? ¿Qué me ha dado, que muero? ¿Qué me da, que tengo ojos? ¿Qué me da, que tengo alma? ... | |
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Pasamos juntos. El sueño lame nuestros pies qué dulce; y todo se desplaza en pálidas renunciaciones sin dulce. Pasamos juntos. Las muertas almas, las que, cual nosotros, cruzaron por el amor, con enfermos pasos ópalos, salen en sus lutos rígidos y se ondulan en nosotros. . ... | |
Lirismo de invierno, rumor de crespones, cuando ya se acerca la pronta partida; agoreras voces de tristes canciones que en la tarde rezan una despedida. Visión del entierro de mis ilusiones en la propia tumba de mortal herida. Caridad verónica de ignotas regiones, donde a precio de éter ... | |
Y, en fin, pasando luego al dominio de la muerte, que actúa en escuadrón, previo corchete, párrafo y llave, mano grande y diéresis, ¿a qué el pupitre asirio? ¿a qué el cristiano púlpito, el intenso jalón del mueble vándalo o, todavía menos, este esdrújulo retiro? ¿Es para terminar, mañana, ... | |
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Tiempo Tiempo. Mediodía estancado entre relentes. Bomba aburrida del cuartel achica tiempo tiempo tiempo tiempo. Era Era. Gallos cancionan escarbando en vano. Boca del claro día que conjuga era era era era. Mañana Mañana. El reposo caliente aun de ser. Piensa el ... | |
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Hay un lugar que yo me sé en este mundo, nada menos, adonde nunca llegaremos. Donde, aun si nuestro pie llegase a dar por un instante será, en verdad, como no estarse. Es ese sitio que se ve a cada rato en esta vida, andando, andando de uno en fila. Más acá de mí mismo y de mi par ... | |
Quemadura del segundo en toda la tierna carnecilla del deseo, picadura de ají vagoroso, a las dos de la tarde inmoral. Guante de los bordes borde a borde. Olorosa verdad tocada en vivo, al conectar la antena del sexo con lo que estamos siendo sin saberlo. Lavaza de máxima ablución. ... | |
999 calorías Rumbbb Trrraprrr rrach chaz Serpertínica u del biscochero engirafada al tímpano. Quién como los hielos. Pero no. Quién como lo que va ni más ni menos. Quién como el justo medio. 1,000 calorías. Azulea y ríe su gran cachaza el firmamento gringo. Baja el sol empavado . ... | |
Quién hace tanta bulla y ni deja testar las islas que van quedando. Un poco más de consideración en cuanto será tarde, temprano, y se aquilatará mejor el guano, la simple calabrina tesórea que brinda sin querer, en el insular corazón, salobre alcatraz, a cada hialóideagrupada. ... | |
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Mentira. Si lo hacía de engaños, y nada más. Ya está. De otro modo, también tú vas a ver cuánto va a dolerme el haber sido así. Mentira. Calla. Ya está bien. Como otras veces tú me haces esto mismo, por eso yo también he sido así. A mí, que había tanto atisbado si de veras llorabas, ... | |
Forajido tormento, entra, sal por un mismo forado cuadrangular. Duda. El balance punza y punza hasta las cachas. A veces doyme contra todas las contras, y por ratos soy el alto más negro de las ápices en la fatalidad de la Armonía. Entonces las ojeras se irritan divinamente, y solloza la sierra ... | |
La esfera terrestre del amor que rezagose abajo, da vuelta y vuelta sin parar segundo, y nosotros estamos condenados a sufrir como un centro su girar. Pacífico, inmóvil, vidrio, preñado de todos los posibles. Andes frío, inhumanable, puro. Acaso. Acaso. Gira la esfera en el pedernal del tiempo, ... | |
Caracterizados los puntos más altos, los puntos del amor de ser mayúsculo, bebo, ayuno, absorbo heroína para la pena, para el latido lacio y contra toda corrección. ¿Puedo decir que nos han traicionado? No. ¿Qué todos fueron buenos? Tampoco. Pero allí está una buena voluntad, sin duda, ... | |
En la celda, en lo sólido, también se acurrucan los rincones. Arreglo los desnudos que se ajan, se doblan, se harapan. Apéome del caballo jadeante, bufando líneas de bofetadas y de horizontes; espumoso pie contra tres cascos. Y le ayudo: Anda, animal! Se tomaría menos, siempre menos, ... | |
Es de madera mi paciencia, sorda, vegetal. Día que has sido puro, niño, inútil, que naciste desnudo, las leguas de tu marcha, van corriendo sobre tus doce extremidades, ese doblez ceñudo que después deshiláchase en no se sabe qué últimos pañales. ... | |
Madre, voy mañana a Santiago, a mojarme en tu bendición y en tu llanto. Acomodando estoy mis desengaños y el rosado de llaga de mis falsos trajines. Me esperará tu arco de asombro, las tonsuradas columnas de tus ansias que se acaban la vida. Me esperará el patio, ... | |
Dobla el dos de Noviembre. Estas sillas son buenas acogidas. La rama del presentimiento va, viene, sube, ondea sudorosa, fatigada en esta sala. Dobla triste el dos de Noviembre. Difuntos, qué bajo cortan vuestros dientes abolidos, repasando ciegos nervios, sin recordar la dura fibra ... | |
Estamos a catorce de Julio. Son las cinco de la tarde. Llueve en toda una tercera esquina de papel secante. Y llueve más de abajo ay para arriba. Dos lagunas las manos avanzan de diez en fondo, desde un martes cenagoso que ha seis días está en los lagrimales helado. ... | |
La Muerte de rodillas mana su sangre blanca que no es sangre. Se huele a garantía. Pero ya me quiero reír. Murmúrase algo por allí. Callan. Alguien silba valor de lado, y hasta se contaría en par veintitrés costillas que se echan de menos entre sí, a ambos costados; se contaría en par también, ... | |
Quién sabe se va a ti. No lo ocultes. Quién sabe madrugada. Acaríciale. No le digas nada. Está duro de lo que se ahuyenta. Acaríciale. Anda! Cómo le tendrías pena. Narra que no es posible todos digan que bueno, cuando ves que se vuelve y revuelve, animal que ha aprendido a irse No? Sí! ... | |
Este piano viaja para adentro, viaja a saltos alegres. Luego medita en ferrado reposo, clavado con diez horizontes. Adelanta. Arrástrase bajo túneles, más allá, bajo túneles de dolor, bajo vértebras que fugan naturalmente. Otras veces van sus trompas, lentas ansias amarillas de vivir, ... | |
Murmurando de inquietud, cruzo, el traje largo de sentir, los lunes de la verdad. Nadie me busca ni me reconoce, y hasta yo he olvidado de quién seré. Cierta guardarropía, sólo ella, nos sabrá a todos en las blancas hojas de las partidas. Esa guardarropía, ella sola, al volver de cada facción, ... | |
Me desvinculo del mar cuando vienen las aguas a mí. Salgamos siempre. Saboreemos la canción estupenda, la canción dicha por los labios inferiores del deseo. Oh prodigiosa doncellez. Pasa la brisa sin sal. A lo lejos husmeo los tuétanos oyendo el tanteo profundo, ... | |
La tarde cocinera se detiene ante la mesa donde tú comiste; y muerta de hambre tu memoria viene sin probar ni agua, de lo puro triste. Mas, como siempre, tu humildad se aviene a que le brinden la bondad más triste. Y no quieres gustar, que ves quien viene filialmente a la mesa en que comiste. ... | |
Ciliado arrecife donde nací, según refieren cronicones y pliegos de labios familiares historiados en segunda gracia. Ciliado archipiélago, te desislas a fondo a fondo archipiélago mío! Duras todavía tus articulaciones al camino, como cuando nos instan, y nosotros no cedemos por nada. ... | |
Tengo ahora 70 soles peruanos. Cojo la penúltima moneda, la que suena 69 veces púnicas. Y he aquí, al finalizar su rol, quémase toda y arde llameante,llameante, redonda entre mis tímpanos alucinados. Ella, siendo 69, dase contra 70; luego escala 71, rebota en 72. Y así se multiplica ... | |
Zumba el tedio enfrascado bajo el momento improducido y caña. Pasa una paralela a ingrata línea quebrada de felicidad. Me extraña cada firmeza, junto a esa agua que se aleja, que ríe acero, caña. Hilo retemplado, hilo, hilo binómico ¿por dónde romperás, nudo de guerra? ... | |
Me da miedo ese chorro, buen recuerdo, señor fuerte, implacable cruel dulzor. Me da miedo. Esta casa me da entero bien, entero lugar para este no saber dónde estar. No entremos. Me da miedo este favor de tornar por minutos, por puentes volados. Yo no avanzo, señor dulce, recuerdo valeroso, ... | |
Esperanza plañe entre algodones. Aristas roncas uniformadas de amenzas tejidas de esporas magníficas y con porteros botones innatos. ¿Se luden seis de sol? Natividad. Cállate, miedo. Cristiano espero, espero siempre de hinojos en la piedra circular que está en las cien esquinas de esta suerte tan vaga ... | |
Se acabó el extraño, con quien, tarde la noche, regresabas parla y parla. Ya no habrá quien me aguarde, dispuesto mi lugar, bueno lo malo. Se acabó la calurosa tarde; tu gran bahía y tu clamor; la charla con tu madre acabada que nos brindaba un té lleno de tarde. Se acabó todo al fin: ... | |
He conocido a una pobre muchacha a quien conduje hasta la escena. La madre, sus hermanas qué amables y también aquel su infortunado tú no vas a volver . Como en cierto negocio me iba admirablemente me rodeaban de un aire de dinasta florido. La novia se volvía agua, ... | |
Este cristal aguarda ser sorbido en bruto por boca venidera sin dientes. No desdentada. Este cristal es pan no venido todavía. Hiere cuando lo fuerzan y ya no tiene cariños animales. Mas si se le apasiona, se melaría y tomaría la horma de los sustantivos que se adjetivan de brindarse. ... | |
Pienso en tu sexo. Simplificado el corazón, pienso en tu sexo, ante el ijar maduro del día. Palpo el botón de dicha, está en sazón. Y muere un sentimiento antiguo degenerado en seso. Pienso en tu sexo, surco más prolífico y armonioso que el vientre de la Sombra. Aunque la Muerte ... | |
El encuentro con la amada tanto alguna vez, es un simple detalle, casi un programa hípico en violado, que de tan largo no se puede doblar bien. El almuerzo con ella que estaría poniendo el plato que nos gustara ayer y se repite ahora, pero con algo más de mostaza; el tenedor absorto, ... | |
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Y no me digan nada, que uno puede matar perfectamente, ya que, sudando tinta, uno hace cuanto puede, no me digan... Volveremos, señores, a vernos con manzanas; tarde la criatura pasará, la expresión de Aristóteles armada de grandes corazones de madera, ... | |
¡Y si después de tantas palabras, no sobrevive la palabra! ¡Si después de las alas de los pájaros, no sobrevive el pájaro parado! ¡Más valdría, en verdad, que se lo coman todo y acabemos! ¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! ¡Levantarse del cielo hacia la tierra por sus propios desastres ... | |
Silencio. Aquí se ha hecho ya de noche, ya tras del cementerio se fue el sol; aquí se está llorando a mil pupilas: no vuelvas; ya murió mi corazón. Silencio. Aquí ya todo está vestido de dolor riguroso; y arde apenas, como un mal kerosene, esta pasión. Primavera vendrá. Cantarás ... |