VIRGILIO PIÑERA | |
A Lezama, en su muerte Por un plazo que no pude señalar me llevas la ventaja de tu muerte: lo mismo que en la vida, fue tu suerte llegar primero. Yo, en segundo lugar. Estaba escrito. ¿Dónde? En esa mar encrespada y terrible que es la vida. A ti primero te cerró la herida: ... | |
Aunque estoy a punto de renacer, no lo proclamaré a los cuatro vientos ni me sentiré un elegido: sólo me tocó en suerte, y lo acepto porque no está en mi mano negarme, y sería por otra parte una descortesía que un hombre distinguido jamás haría. Se me ha anunciado que mañana, ... | |
La maldita circunstancia del agua por todas partes me obliga a sentarme en la mesa del café. Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer hubiera podido dormir a pierna suelta. Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar doce personas morían en un cuarto ... | |
I Nadie medita la murena. Un tema de la romanidad: yo no sugiero los esclavos, no digo la voracidad. Entre la cabeza y la cola, en ese espacio sin salida la murena se desola. No es un problema de comida. Todo el mundo pontificaba que la murena resolvía un punto de gastronomía. ... | |
Como un pájaro ciego que vuela en la luminosidad de la imagen mecido por la noche del poeta, una cualquiera entre tantas insondables, vi a Casal arañar un cuerpo liso, bruñido. Arañándolo con tal vehemencia que sus uñas se romían, y a mi pregunta ansiosa respondió que adentro ... | |
Como he sido iconoclasta me niego a que me hagan estatua: si en la vida he sido carne, en la muerte no quiero ser mármol. Como yo soy de un lugar de demonios y de ángeles, en ángel y demonio muerto seguiré por esas calles... En tal eternidad veré nuevos demonios y ángeles, ... |