ELADIO CABAÑERO | |
Bien sabes tú que hay alguien que se encarga de empozar ríos y amargar los mares, alguien que punza y mezcla en los cantares el brillo horrible, el ¡ay! de una descarga. Así nos van las cosas... A la larga el amor se retira a los lugares donde el tiempo a la nada erige altares ... | |
(Tan conocida y tan extraña) Amanecí una vez cerca del río; venia un ciervo tuyo con la bella cabeza hecha un desorden, miré y colmabas los recipientes del sol. Espadas del otoño y el sereno limón de tu ventana, retaron mi corazón fiado en su ternura. Tapia que gana el empujón del viento, ... | |
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A cántaros se han hecho los mares para un niño; con los besos no dados, el amor verdadero. Hoy sé que por ti he sido capaz, Marisa Sabia, de levantar a pulso, espuerta a espuerta, un cerro o una torre, un chorro de silencio incontenible hasta subir al infinito y verte. ... | |
A Salvador Jiménez(Puesto sobre la mesa el pan premia y bendice.) Poned el pan sobre la mesa, contened el aliento y quedaos mirándolo. Para tocar el pan hay que apurar nuestro poco de amor y de esperanza. Mirad que el pan, entre el mantel, más blanco que el mantel de hilo blanquísimo, ... | |
Adiós, hijo, ya no nos volveremos a ver.(De una carta de mi padre) Como el olvido es malo, nunca olvido; han pasado estos años... Ahora veo que es necesario hablar de despedirnos, de un documento extraño que se firma para dejar de ver a los que amamos. A solas pienso: ... | |
La Mancha: surco en cruz, ámbito, ejido, parador del verano, en cuya anchura un ave humana vuela a media altura, ya tantos años viento azul perdido. Hacia el otoño, surco en el olvido, uva yacente, el campo en su largura recuenta soles, siglos, y madura el paisaje en el tiempo repartido. ... | |
Bella te digo porque así se llaman esas mujeres que han nacido para la vida siempre: dulce y ácida. Tú eres la colorada piel, la fruta, la pierna, el pecho soberano que alzas, pequeña porque así son los naranjos, blanca y morena, 0 sea, cálida. Amiga, ¿es la amistad la que nos manda ... | |
Es todo bien sencillo. Nuestro pueblo con sus tejados, sus barbechos surtos en la orilla del campo, el sol colgante, la torre de la iglesia, nuestras casas, ya estaban desde siempre por lo visto. Todos estaban antes, ¡qué sencillo! Nuestros padres, los suyos, los parientes, aquí estaban; ... | |
Ayer fue amor. (Ayer, amor, ¿qué ha sido de la emoción aquella?). A la mañana amaneció en mi frente un sol venido desde muy lejos, desde tu ventana. Hoy te hablo, amiga, en nombre de estas manos y estos ojos perdidos de hombre ausente que en ti soñó sus sueños más cercanos ... |