JUAN DEL ENCINA | |
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A quién debo yo llamar vida mía, sino a tí, Virgen María? Todos te deben servir, virgen y madre de Dios, que siempre ruegas por nos y tú nos haces vivir. Nunca me verán decir vida mía, sino a ti, Virgen María. Duélete, Virgen, de mí, mira bien nuestro dolor, que este mundo pecador no puede vivir sin ti... | |
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Floreció tanto mi mal, sin medida, que hizo secar mi vida. Floreció mi desventura y secóse mi esperanza; floreció mi gran tristura con mucha desconfïanza; hizo mi bien tal mudanza sin medida, que hizo secar mi vida... |