LEÓN DE GREIFF | |
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Yo deseo estar solo. Non curo de compaña. Quiero catar silencio. Non me peta mormurio ninguno a la mi vera. Si la voz soterraña de la canción adviene, que advenga con sordina: si es la canción ruidosa, con mi mudez la injurio; si tráe mucha música, que en el Hades se taña o en... | |
Balada de asonancias consonantes o de consonancias disonantes o de simples disonancias | |
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Para el asombro de las greyes planas suelo zurcir abstrusas cantilenas. Para la injuria del coplero ganso torno mis brumas cada vez más densas. Para el mohÃn de los leyente docto marco mis versos de bizarro rictus, (leyente docto: abléptico pedante) tizno mis versos de macabros untos... | |
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No he visto el mar. Mis ojos -vigÃas horadantes, fantásticas luciérnagas; mis ojos avizores entre la noche; dueños de la estrellada comba; de los astrales mundos; mis ojos errabundos familiares del hórrido vértigo del abismo; mis ojos acerados de viking, oteantes; mis ojos vagabundos... | |
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Venido a menos viking, de poeta (¡y en el Trópico!) estoy. Cuando cavilo: ¿será mi estilo, (por llamarle estilo) de ése mi estilo (estilo a la jineta) yo mismo en veces (pocas) me horripilo , barroco estilo, ni motor de escándalos , por descender (si criollo hasta la zeta I de... | |
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En el recodo de todo camino la vida me depare el bravo amor: y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino, de arak o vodka o kirsch, o de ginebra; un verso libre -audaz como el azor-, una canción, un perfume calino, un grifo, un gerifalte un búho, una culebra... (y el bravo amor, el bravo... | |
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Me quedas tú, y me donas la alegrÃa con el dolor, y tu miel deleitable con el acerbo alóe. Me quedas tú, y la luz que tu alma crÃa dentro la tenebrura inenarrable de mi yo solitario: Siempre loe tu don ilusionario. Me quedas tú, y el claro sortilegio de tus ojos rientes: con su... | |
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Solo por vez la luz en tus pupilas fuera admisible ya la lobreguez del mundo sórdido. Y éso que soñé grande cómo fué diminuto! Ah! qué febril afán... Yo venÃa de más allá. Yo venÃa de más allá del cosmos vacuo donde apenas se ven fantasmas intangibles generados por el ensueño... | |
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Héteme al linde del otoño, logrado plenamente, preludio del descenso. La euforia aún conmigo: corazón desalado y espÃritu burlón e iluso al par: Amo aún, sueño aún, divago, pienso... No es oportuno todavÃa descansar. Sino seguir pugnando, con humor e indolencia. No es el... | |
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Llovizna abrillanta-asfaltos de la dormida calleja. Llovizna canta-en-la-reja, llovizna arrulla-a-la-oreja, escala de los asaltos (Julieta habita en los altos.) de Romeo- : historia añeja. Llovizna moja-que-moja trovador de Alda o Mafalda, nocharniego rima-balda cuyo manteo... | |
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Lo que sopló el tifón contra la roca, lo que aventó el simún contra la duna, lo que el viento esparció por la ensenada, no penetró en la bicoca. Ni el odio soterraño. Ni la envidia bajuna, ni la ambición acezante, de embaïdor atuendo, ni el logrero además, al sesgo, sinuöso, penetró... | |
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Seré no el mar horrÃsono, tampoco el mar sereno. Dormida laca al pairo frente a la calma chicha. Seré Francisco fáunico ni angelical Sileno. Noche luctuosa o noche que consteló la dicha. Perfil de camafeo ni aplebeyada ficha penal. Ni fino andrógino ni amplio Falsaff obsceno de jerez... | |
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Noche, piano de ébano: pulsan tus teclas negras, como garfios, los dedos rÃgidos de mi pena, Noche, Noche Morena, oh Noche, oh piano en que Beethoven sollozara un airoso dolente si no un adagio sostenuto! Pulsan, punzan mis dedos tu teclado impasible, tu teclado morboso, hipersensible... | |
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Por gracia de la noche desolada yace ahora el espÃritu en reposo. Como es en balde, no desea nada: definitiva, definitivamente desdeñoso. Por gracia de la noche, que reviste (y, asÃ, nunca), ropajes de negrura, sin esperanza ensueña el alma triste que de nada se cura. En la paz del... | |
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Yo, señor, soy acontista. Mi profesión es hacer disparos al aire. TodavÃa no habré descendido la primera nube. Mas, la delicia está en curvar el arco y en suponer la flecha donde la clava el ojo. Yo, señor, soy acontista. ¡Azores y neblÃes, gerifaltes, tagres, sacres, alcotanes,... | |
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Oh playas verdeantes de algas marinas, sobre las guijas de estridente diamante y flavo cobre. Oh piélagos preñados de la cálida voz de las sirenas. Oh piélagos que nutre denso susurro: trenos de náufragos a la deriva por sus senos procelosos, y que ya dormirán en las ondas serenas... | |
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Juego mi vida, cambio mi vida. De todos modos la llevo perdida... Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo, la dono en usufructo, o la regalo... La juego contra uno o contra todos, la juego contra el cero o contra el infinito, la juego en una alcoba, en el ágora, en un... | |
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Cuado tango la zampoña cuando tango el sacabuche, jamás pienso en quien me escuche ni en quien me allane la moña. Y asà la zampoña taño, pizzico asà la vihuela cantando mi cantinela como trovero de antaño... Yo no pienso en quién me escuche... | |
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Cantaba. Cantaba. Y nadie oÃa los sónes que cantaba. Metido por la noche los hilos teje de su cántiga: hilos de bronce que son los hilos ásperos de su tedio; hilos de sangre de su corazón, hilos de laboriosa araña -hilos de seda- que es el ensueño que se arrebuja bajo su melena flava... | |
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En el espejo he visto el Mar, el Mar sordo. La cimera cubrÃanle nubes grávidas de borrasca, la faz en movimiento delirante bullÃa con un hervor preñado de mútilos cadáveres cárdenos, a la deriva. Cegaba con telones cinéreos la angustia, propugnando saltar de las órbitas adamantina... | |
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Era la PoesÃa como la luz del viento cuando discurre sordo, cuando divaga ciega. SÃmbolo puro del infinito dentro del momento y de lo efÃmero que dura y perdura y que se vá y que nunca llega. Era la PoesÃa como campo reseco tras la siega como el océano después de la borrasca,... | |
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Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso suelo rimar en verso de contorno difuso- mi viaje byroniano por las vegas del Zipa..., tal un ventripotente agrómena la jipa a quien por un capricho de su caletre obtuso se le antoja... |