Nervio de hombre en cuerpo joven,
coraje y valor en cuerpo acerado
ojos profundos y soñadores,
cariño pronto y apasionado.
Era su amistad: amistad sincera.
Su crÃtica sagaz y profunda,
ideal que no claudica ni doblega
rebeldÃa que llevara hasta la tumba.
Estaba entre los héroes su destino,
vivió con el honor en su conciencia
fue su camino el del martirio,
rebelde anduvo por la senda estrecha.
Y yo, que lo quise tanto,
con el dolor de su ausencia
siento en mi alma el quebrantoÂ…
siento mi vida deshecha.
HermanoÂ… ¡Hermano mÃo!
dolor de mis llagas,
alegrÃa de mis sueños,
cuánto te quise a ti…
cuánto anhelé siempre darte,
fuiste calor de mis tiempos,
recto censor de mis faltas.
Se hundió mi alma en silencio
cuando te sentà perdido…
Era tu rostro tan dulce
que te presentà dormido.
Qué solos nos dejas
viviendo esta vida amargaÂ…
No tendré ya el hermano,
no tendré ya el compañero.
Sólo tristezas me esperan
con esta vida a cuestas.
¡Hermano!Â… Hermano mÃo,
qué solo me dejas
viviendo esta vida dura
de engaños y desencantos.
Cumpliste tu vida, tus sueños,
moriste peleando y de frente.
A mÃ, cuánto dolor me espera
de espalda traidor rastrero.
¡Cuánto te quise, cómo lloré
tus penas y tus tristezas,
cuánto siento no haber sido
tu compañero de siempre
no haberte brindado mi vida!
¡Cuánto sufro el no haber sido
el que cayera a tu lado!
HermanoÂ… ¡Hermano mÃo!
Qué sólo me dejas
rumiando mis penas sordas,
llorando tu eterna ausencia.
De: PoesÃa trunca: PoesÃa latinoamericana revolucionaria
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