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Tiempo de reír

Hace tiempo sabíamos reír
en una edad sin sombras
apretados
bajo el olor incandescente del cielo.
No fue en el paraíso
donde nuestros labios
aprendieron a moverse
ni hubo magos legendarios
que sacaran de su corazón
aquel sonido.
Pero reíamos
y el mundo cambiaba
en un milímetro a la redonda
totalmente.
Sabíamos reír
y cada hoja o cada mariposa
era una sonrisa por el aire
suelta.
Sucede ahora que a veces
detenidos
por algún accidente
por algún silencio
notamos que nos recorre
la boca
un movimiento
y que la luz se acerca
desviando cada gesto.
Pero no podemos reír
estamos atareados
confundidos moribundos
aplastados enfermos.
El tiempo de reír
fue en otro tiempo.


SAÚL IBARGOYEN




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