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Temprano dolor

Precocidad maldita, dijera —bajo el parral,
en el patio dominado por lucero— el anciano
interpretando mi tensa vigilia.

Las luces vegetales eran niños durmiendo
arriba, en redondas gravedades negras.

Precocidad maldita, tenía razón.
El otoño ya me estaba doliendo.




De: Visiones y agonías


HÉCTOR ROSALES


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