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GABRIELA MISTRAL

 

   Apegado a mí Apegado a mí de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Velloncito de mi carne, que en mi entraña yo tejí, velloncito friolento, ¡duérmete apegado a mí! La perdiz duerme en el trébol escuchándole latir: no te turben mis alientos, ¡duérmete apegado a mí! Hierbecita temblorosa asombrada de vivir, no te sueltes de mi pecho: ¡duérmete apegado...

 

   Arrullo patagón Arrullo patagón de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Nacieron esta noche por las quebradas liebre rojiza, vizcacha parda. Manar se oyen dos leches que no manaban, y en el aire se mueven colas y espaldas. ¡Ay, quién saliese, ay, quién acarreara en brazo y brazo la liebre, la vizcacha! Pero es la noche...

 

   Balada Balada de Gabriela Mistral   


En la voz de Rosa Furman    

primeros versos

Él pasó con otra. ¡Yo le vi pasar! Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros le vieron pasar! Él va amando a otra por la tierra en flor. Ha abierto el espino, pasa una canción. Y él va amando a otra por la tierra en flor! Él besó a la otra a orillas del mar...

 

   Besos Besos de Gabriela Mistral   


En la voz de Manuel López Castilleja    

primeros versos

Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada hay besos que se dan con la memoria. Hay besos silenciosos, besos nobles hay besos enigmáticos, sinceros hay besos que se dan sólo las almas hay besos por prohibidos, verdaderos...

 

   Canción quechua Canción quechua de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Donde fue Tihuantisuyo, nacían los indios. Llegábamos a la puna con danzas, con himnos. Silbaban quenas, ardían dos mil fuegos vivos. Cantaban Coyas de oro y Amautas benditos. Bajaste ciego de soles, volando dormido, para hallar viudos los aires de llama y de indio...

 

   Íntima Íntima de Gabriela Mistral   


En la voz de Alejandra Flores    

primeros versos

Tú no oprimas mis manos Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho polvo y sombra en los entretejidos dedos. Y dirías: No puedo amarla, porque ya se desgranaron como mieses sus dedos. Tú no beses mi boca. Vendrá el instante lleno de luz menguada, en que estaré sin labios sobre...

 

   La cajita de Olinalá La cajita de Olinalá de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Cajita mía de Olinalá palo-rosa jacaranda. Cuando la abro de golpe da su olor de Reina de Sabá. ¡Ay, bocanada tropical clavo, caoba y el copal! La pongo aquí la dejo allá por corredores viene y va. Hierve de grecas como un país nopal, venado Codorniz. Los volcanes de gran cerviz...

 

   La casa La casa de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

La mesa, hijo, está tendida, en blancura quieta de nata, y en cuatro muros azulea, dando relumbres, la cerámica. Esta es la sal, éste el aceite y al centro el Pan que casi habla. Oro más lindo que oro del Pan no está ni en fruta ni en retama, y da su olor de espiga y horno una dicha...

 

   La manca La manca de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Que mi dedito lo cogió una almeja, y que la almeja se cayó en la arena, y que la arena se la tragó el mar. Y que del mar la pescó un ballenero, y que el ballenero llegó a Gibraltar, y que en Gibraltar cantan pescadores: Novedad de tierra sacamos del mar, novedad de un dedito de...

 

   La memoria divina (fragmentos)   


Por Cecilia Salerno    

primeros versos

Si me dais una estrella, y me la abandonáis, desnuda ella entre la mano, no sabré cerrarla por defender mi nacida alegría. Yo vengo de una tierra donde no se perdía. Si me encontráis la gruta maravillosa, que como una fruta tiene entraña purpúrea y dorada...

 

   La tierra La tierra de Gabriela Mistral   


En la voz de Milagros de la Vega    

primeros versos

Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si estás alegre, hijo mío, juega con ella... Se oyen cosas maravillosas al tambor indio de la Tierra: se oye el fuego que sube y baja buscando el cielo, y no sosiega. Rueda y rueda, se oyen los ríos en cascadas que no se cuentan...

 

   Meciendo Meciendo de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

El mar sus millares de olas mece divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche mece los trigos. Oyendo a los vientos amantes, mezo a mi niño. Dios Padre sus miles de mundos mece sin ruido...

 

   Miedo Miedo de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan; se hunde volando en el Cielo y no baja hasta mi estera; en el alero hace el nido y mis manos no la peinan. Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan. Yo no quiero que a mi niña la vayan a hacer princesa. Con zapatitos de...

 

   Ronda de la ceiba ecuatoriana Ronda de la ceiba ecuatoriana de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

En el mundo está la luz, y en la luz está la ceiba, y en la ceiba está la verde llamarada de la América! ¡Ea, ceiba, ea, ea! Árbol-ceiba no ha nacido y la damos por eterna, indios quitos no la plantan y los ríos no la riegan...

 

   Ronda de segadores Ronda de segadores de Gabriela Mistral   


En la voz de Gabriela Mistral    

primeros versos

Columpiamos el santo perfil del pan, voleando la espiga de Canaán. Los brazos segadores se vienen y se van. La tierra de Argentina tiembla de pan. A pan segado huele el pecho del jayán a pan su padrenuestro, su sangre a pan. Alcanza a la cintura el trigo capitán...

 

   Tres árboles   


Por Horacio Salinas    

primeros versos

Tres árboles caídos quedaron a la orilla del sendero. El leñador los olvidó, y conversan, apretados de amor, como tres ciegos. El sol de ocaso pone su sangre viva en los hendidos leños ¡y se llevan los vientos la fragancia de su costado abierto!...

 

   Vergüenza Vergüenza de Gabriela Mistral   


En la voz de María Teresa Aviña    

primeros versos

Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa como la hierba a que bajó el rocío, y desconocerán mi faz gloriosa las altas cañas cuando baje el río. Tengo vergüenza de mi boca triste, de mi voz rota y mis rodillas rudas; ahora que me miraste y que viniste, me encontré pobre y me palpé...