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Poemas    
    Editora del fonograma:    
    Voz Viva de México. UNAM    
por Marco Antonio Montes de Oca    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

Penélope


¿Aún son tus manos
Las dulcísimas arañas
Que suben y bajan por los hilos del arpa,
Y no descansan si antes no vacían de todo fruto
El nervioso follaje de la música?

No quiero otra cota de mallas
Ni más red aérea,
Que la tejida por ti como defensa
Contra las cuevas encapuchadas
Con el sudor del calamar.
No quiero tampoco ese porvenir
Tasado en un millón de ojos de oro,
y que relumbra en la agujereada alforja
Donde las metáforas sobrenadan
Como un océano de chispas con alas.

Entre los hombres te dejé
En prenda de que mis himnos iban a volver,
Oh fastuoso rehén por cuya causa
Mis charcos murmuran sus sueños de escalera
y se arrodillan mis raíces,
Cuando destituyo prostituidos trapos con insignias
E implanto vírgenes fuentes que tremolan
Sin tatuaje alguno.

Por eso pregunto si esas manos tuyas,
Que hilaban e hilaban sin cansarse nunca,
Corren todavía en el telar
Como agua por los surcos,
Como descalzos átomos en la pradera inextinguible.

Por eso inquiero por el espigado minuto
Que no tiene los instantes contados;
Por las soberbias predicciones
En trance ya de encarnación:
Por tus manos, Penélope,
Que me aluzaron cuando nada veía
y que esmaltaron de caricias,
Radiosos lunares
Más grandes que los cuerpos.

El suelo está volando.
Ahí donde concluyo mi verdugo también perece.
El porvenir se mide en minas,
No en quilates;
En deslumbramientos,
No en destellos que se interrumpen
En la verdeante alambrada de una zarza.

Tú lo sabes Penélope,
Cuando sus vuelos no san postizos
El hombre se llama ángel;
Cuando su corazón queda zurcido a los portones aldabas,
Hay que llamarlo amante;
Heraldo de sí mismo,
Testigo fijo y de sol a sol
Si el brillor de sus trompetas
Estremece el umbral de lo que va a nacer.



De: Vendimia del juglar



MARCO ANTONIO MONTES DE OCA






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