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Martín Adán - Poemas    
    Editora del fonograma:    
    Popular y Porvenir     
por Martín Adán    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

Tú adelante vas con paso vivo...


Tú adelante vas, con paso vivo
Y la muerte que te sigue adondequiera,
Tú fatal como el agua de derivo,
Al almo mundo que es la luz entera...
Sin estricto ciprés ni desbordada
Rosa ni sombra alguna la quimera.
Tú adelante vas, ¡ay!, porque en cada
Forma late el Origen y a tu obscura
Noche echó su chispa ya alborada...
Tu breve vida, que dura, que dura...
La agonía que te ahoga y resuella,
Que es vivaz muerte que tu paso apura...
Astro siniestro tu creciente estrella,
De tu hoy la inacabable madrugada,
Donde, tú cegato, buscas la huella
Humanal de algún dios... y no ves nada.
¿A aquel cielo que quepa tu respiro
O al tesoro de en la ínsula extraña?...
¡Ay!, tú siempre con vuelo del vampiro
Y con avidez de la musaraña...
¡A eternidad de eviterno, Poeta,
Tiempo tuyo que sea casa tuya,
Casa capaz!... ¿ninguna la perfecta?
Y vagas tú por entre duro y bulla
De la ciudad que en ti alcanzó su asiento,
Llevado tú por una voz no cuya.
Vas y vives así vivir, ya lento,
Ya raudo, ya en burdel, ya en oficina,
Como can que procura su alimento.
Y todo, voluntad, asaz, divina...
Real al ver... muro en la morada...
Cruel el cisne... bajo la rosa, espina...
Y a todo ya la mente desatada,
La que rebusca en pos de aquel su tacto...
La bestia pronta que no sabe nada,
Que nada sabe sino por el acto...
Y luz de madrugada cenicienta...
De rescoldo lívido, desmedido,
La Muerte, que te impide y que te tienta
Como lo haría cactus florecido...
¿En dura concreción de luz primera
Flor increíble, en cima y en abismo,
Esplenderá, Cactus, tu primavera,
Tu ser por alegría, tú yo mismo.
¿Yo, vivo eterno ya cuando yo muera?...
Y en fango de constante madrugada,
Tu verso brota, súbito y fungoso...
Tu propio amanecer que bulle en cada
Real creándote lo real pasmoso...
Sombra ardiendo, tenaz... ese murmullo...
Ese alarido... eso oído en vano.
Diáfano y trágico, ese verso tuyo...
Un lirio de agua intruso en tu pantano...
Alba y penumbra que se expande... sube
Quizás... pero tú pintas en tu muro,
A fuego y con espátula, tu nube...
Esa nube feliz del verso puro,
Nave del rayo que por él se irisa...
¿Vivir ya tu peligro... tu seguro...
Tú, Poeta, volando con la driza?
¡Ay, acá cada forma es con un nombre,
Y es cada nombre simple y como exento;
Acá, Poeta, donde cabe el hombre
Común con su cuadrado pensamiento!
Y así, al azar de poesía inquieta,
Descuidado de real y de sujeto,
Vas inventando el Mundo tú, Poeta,
Libre él ya de confín y de secreto.
Y vuela ya tu voz a voz no oída,
Tu invocación de en plática desierta:
A muerte que te falta y que es tu vida:
—“Tú, Muerte, tú mi vida, tú mi puerta...”
Ciego, buscas a Amor amando a tientas,
Y te quedas allí donde te evades
De ti mismo: tú siempre representas
Lo trágico de todas las mitades.
Y tú repites tu torpe, tu vano
Batir de tiburón en albufera...
Perfecto el tiburón... el deshumano...
Breve la mente... larga la carrera...
No otra el alma que el cuerpo sin desgano.
Y esa tu actualidad, que desparece...
Y esa gana de eterno y desmedido
Que crece en ti como la uña crece,
Afuera del recuerdo y del olvido...
Y el mundo real y su imaginería,
Ese hueso real que tu alma encierra...
Sí, tú vas adelante todavía
Por sobre huesos hondos en la Tierra.



De: Diario de Poeta



MARTÍN ADÁN






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