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palabra virtual

La flor de lis    
    Editora del fonograma:    
    El cuenco de plata    
por Marosa Di Giorgio    
Página web de El Cuenco de Plata    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

De súbito, estalló la guerra...


De súbito, estalló la guerra. No sabía si era de día o de noche.

Nunca estuvo nada tan oscuro ni tan claro.

Hay un ruido tremendo en el horizonte y sube una estrella de diez pisos y se estrella.

Y vienen los guerreros a caballo o en cometa. Las cometas son rojas, amarillas y rosadas. Son rosadas o rayadas. En forma de lechuga y mariposa. Algunas no traen pasajero; pero igual, se apean, pavorosamente.

No sabemos qué hacer, y sacamos las trenzas falsas, los vestidos con lentejuelas y brillantes, de las guerras.

Los guerreros van por todas partes, giran en torno de la casa; con un hacha trozan las sandías. De cada una salta un chorro de rubíes y corales; cruzan el almácigo de calas; cada uno saca una y la usa cual teléfono; da órdenes que van lejos.

El abuelo vive, inmóvil, dicta leyes de otras guerras; pero, mi padre nada puede.

Los gallos, tremolantes, tiritantes, vuelan al revés, con la espalda para el suelo.

Y, al fin, todo pasa. Caballos al galope, raudos, se van rumbo al norte y rumbo al sur.

Sólo queda un aire de violines de la guerra.

Mamá, más allá, prepara té y leche.

La esperamos. En puntas de pie. Con los guerreros vestidos irisados.



MAROSA DI GIORGIO






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