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palabra virtual

Trabajo Ilegal    
    Editora del fonograma:    
    Voz Viva de México. UNAM    
por Oscar Oliva    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

El sufrimiento armado (2)


Frente a la tumba del comandante Marco Antonio Yon Sosa,
en Tuxtla Gutiérrez, escucho el crepúsculo
resquebrajándose.
Un conejo salta por entre los matorrales.
¿Cómo es su apariencia?
"Gris es su pelaje y es hermoso,
y largas son sus orejas."
¿Cómo se ven sus ojos?
"Es rojo el fuego de su mirada;
y anda como jorobado el conejo.”

Camina, camina; haz el camino de tu casa.

Un pájaro se queja como el crujido de un palo al romperse;
después el cementerio calla como escuchando algo.
Y de pronto un grito:... “¿Lo hallaste?” “¡No!”
     “¿Lo hallaste?” “¡No!”

Unos días antes habíamos cruzado el río,
con los platanales todavía plateados por la luna,
con el grito del coyotesolo y el perico melero
y el chiflido de la lechuza.


Alguien me arrastra, ¿no lo ves?
Mi mirada se carga de leña seca.
Dar muerte a los que se resisten a morir, era la consigna.

“Seguro es, amigos, seguro es, mas sin embargo
imploremos a los vientos, pues la fuerza
de los vientos es muy grande.”


Tierra y techo de Tuxtla.
Los muertos no pueden venir a la luz.
¿Dónde iré?
¿Dónde me detendré?

Y su muerte fue esto: fueron sumergidos;
vino la inundación, vino del cielo una abundante resina.
¿Qué digo? ¿Qué callaré?
No disfruto viendo la luz,
ni pisando con mi pie la tierra.

Suéltenme, suéltenme ya.
Acuéstenme, no me tengo de pie.
La noche resbala hacia mis ojos.
Enciendo un cigarro frente a la tumba de los guerrilleros.

(Veo la canoa, la veo, de dos remos,
y al canoero de los muertos,
con la mano en la pértiga.)

El comandante de la XXXI Zona Militar informó a los periodistas que no había encontrado el menor indicio de los guerrilleros guatemaltecos sobrevivientes del encuentro en el río Lacantún. “Creemos que algunos huyeron heridos, pues el combate fue breve, pero con automáticas M-1 y 7.62”, agregó el militar. “Los compañeros de Yon Sosa se arrojaron a las aguas del río para escapar de nuestros hombres y regresar a territorio guatemalteco. La corriente es muy fuerte. decir que murieron en una cosa hipotética.” informó finalmente.

Yon Sosa fue perforado por 8 balas de alto poder
que le destrozaron el cráneo, el corazón, los pulmones
y el hígado.
Enrique Cahueque Juárez y Fidel Raxcacoj Ximutul, fueron como él,
destrozados.

Adiós Yon Sosa. Delante de tu tumba no veo
el agua que corre como lavatorio de la puerta de los muertos.
Ningún caballo hay en esa puerta, y tampoco resuena
la mano armada de tu sufrimiento.
Salta el conejo en el matorral.
Las flores de candox brillan como la punta de mi
cigarro.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido después de todo esto?

Camina, camina: haz el camino de tu casa.
Dejo el lápiz en mi mesa.
El humo del tabaco inunda mis pulmones.
Tuxtla ha desaparecido en el salto del conejo,
que ahora veo en la cara de la luna.
Desde mi ventana, en la ciudad de México,
escucho a la noche resquebrajándose.
El chiflido de la lechuza sigue clavado en mis oídos.
De mis cabellos se desprende un desconcertado viento,
que no encuentra sitio en este libro, ni en esta casa.
El pájaro lejano pronuncia la misma palabra triste,
                 la misma palabra triste.

      ¿Se escucha el tableteo de una ametralladora?



De: Trabajo ilegal



OSCAR OLIVA






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