No llores compañera,
aún no, no llores,
la brisa tarda,
pero no estés triste,
dame la mano,
ven
mira hacia el cielo,
contemos las estrellas.
Canta y cuenta.
Di una palabra, una
de aquellas que retiene
la luz,
clara en tus ojos
y en tu vientre tierna.
Un día llegará, un día alegre
y entonces lloraremos;
nuestra amargura se hundirá
en la tierra.
Hoy no, aún no,
no es ahora para lágrimas.
Tenemos que mirar otros días,
otras ciudades, muchos seres humanos
cogidos a traición en tiempo oscuro.
Guarda tu llanto amor,
guarda tu pena,
contempla al mundo
cuidando de las suyas.
"Madre Coraje"
¡sólo hay una compañera!
pero, infinitos "Padre Coraje"
por la noche besan la frente
de sus niños y suspiran.
¿Ves esa luz?
¿recuerdas? Era un cuarto
pequeño.
Hubiéramos podido asediar
a la dicha tras sus paredes
cremas,
lo hubiéramos cubierto
con la voz de nuestro hijo.
Era pequeño,
apenas amueblado, pero
bastaba para soñar
que hay otra paz,
modesta,
cotidiana,
que hace al hombre más libre.
Eso es decir más hombre.
No retires tu mano,
no bajes la mirada.
Recuesta tu cabeza
sobre mi hombro.
Hoy hace frío,
es tarde,
a esta hora las puertas
son iguales.
La vida no es así
en todas partes.
Un día retornará su júbilo
a nosotros.
Podrás ser madre
y nadie
te negará el sosiego,
ni un cuarto, ni el pan,
ni la alegría cuando vean
tu vientre floreciendo.
No estamos solos.
No somos los únicos.
Mañana el cielo será
otra vez azul.
Dame la mano,
vamos a buscarlo!
Canta en voz alta,
canta y cuenta;
y el día llegará,
llegará pronto!
De: Diario de viaje
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